Marielba Núñez

Cada vez se hacen más frecuentes las historias sobre integrantes de la Misión Médica Cubana en Venezuela que abandonan el país a través de los caminos verdes para escapar de lo que describen como condiciones inhumanas de trabajo y de vida. Barrio Adentro, el plan de salud para el que fueron traídos y que el discurso oficial ha presentado durante años como una panacea para solucionar el déficit asistencial, no sólo muestra resultados cuestionables, evidentes en la persistencia de epidemias y otros graves problemas de salud, sino que además continúa violentando abiertamente las condiciones laborales y humanas bajo las que debería ejercerse la Medicina en Venezuela.

Los testimonios de los profesionales de salud que han sido entrevistados en Colombia y en Estados Unidos, describen la situación como insostenible: el pago que reciben por sus servicios no les alcanza para sobrevivir, también son víctimas de la escasez que afecta a los venezolanos y deben trabajar en entornos violentos e inseguros, sin que se les provean de mínimas comodidades. Según cuentan, en principio muchos aceptaron formar parte de la misión para poner en práctica su vocación y su capacidad de servicio, pero también porque tenían la ilusión de mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias en la isla, una aspiración que fue crudamente defraudada en su paso por el país.

Desde hace más de 10 años los planes asistenciales de Venezuela se nutren de este contingente de personas -algunos calculan que más de 40.000 profesionales de salud cubanos han pasado por aquí-, sin que estén claras las condiciones bajo las cuales son contratados y de qué manera sus jornadas se adaptan a las leyes venezolanas. En todo ese tiempo, sobre ellos ha pesado una cláusula de silencio que desde el principio contrastaba con la libertad de expresión a la que aún pueden apelar los médicos venezolanos, acostumbrados a desafiar valientemente las retaliaciones gubernamentales para denunciar las malas condiciones de los hospitales.

Sin embargo, una vez que pueden abandonar el territorio, los médicos cubanos también pierden el miedo y se atreven a hablar. Una de ellas, Inalbis Lao Miniel, ratificó en Bogotá a la agencia de noticias EFE lo que ya muchos venezolanos han denunciado: los médicos cubanos son «esclavos modernos», los salarios que reciben apenas las alcanzan para sobrevivir, reciben un trato vejatorio e incluso algunos han tenido que pedir ayuda a sus familiares en Cuba para cubrir sus necesidades básicas. Según las cifras oficiales de migración de Colombia, más de 700 cubanos, entre ellos no pocos médicos, han decidido escapar a ese país y todo parece indicar que la cifra va a continuar aumentando en los próximos meses. Se trata de una realidad que seguirá gritando a los cuatro vientos que es intolerable que el país no le reconozca a estos trabajadores extranjeros derechos elementales.