Miguel Ángel Santos, investigador del Centro para el Desarrollo de la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard, explicó que al tomar en cuenta las importaciones, pagos de deuda y demás gastos en divisas, este año el país tuvo que cerrar una brecha de 38 mil millones de dólares ocasionada por el declive de los precios del petróleo y el agotamiento de los activos líquidos.

La brecha se cubrió a través de un severo recorte de las importaciones, desde 45 mil hasta 32 mil millones de dólares que ha ocasionado desabastecimiento y caída del consumo; 5 mil millones de dólares provenientes de China, uso de las reservas internacionales, endeudamiento de Citgo y el cobro anticipado de la deuda que tenían con Venezuela países de Petrocaribe como República Dominicana y Jamaica.

Estas perspectivas económicas fueron divulgadas en un foro organizado por la Universidad Católica Andrés Bello denominado «Situación social y económica hoy». Durante el acto, que fue abierto al público, el rector de la UCAB, padre Francisco José Virtuoso, destacó el aporte del sector universitario para el análisis del contexto nacional.

Para el 2016 las perspectivas son más complicadas. Las proyecciones de los precios del petróleo, señala Miguel Ángel Santos, apuntan a que la cesta petrolera venezolana promediará 45 dólares el barril y, asumiendo que las importaciones se mantengan en el mismo nivel que este año e incluyendo los pagos de deuda y demás gastos en divisas, el déficit será de 20 mil millones de dólares.

“¿Cómo se va a cerrar esta brecha? Hay que decir que un recorte de importaciones luce muy complicado porque las importaciones de 2015 representan 870 dólares per cápita y por debajo de ese nivel entraríamos en números similares a los que hubo cuando el caracazo de 1989, la crisis bancaria 1994-1995 y la crisis vivida durante 2003. Tómese en cuenta que ahora el país es mucho más dependiente de las importaciones”, dijo Santos.

Afirmó que el déficit de las cuentas públicas se ubica en torno a 20 % del PIB y al menos la mitad se ha cubierto con impresión de dinero por parte del Banco Central de Venezuela, con lo que se ha creado “una tendencia de aceleración de la inflación típica de ambientes hiperinflacionarios”.

 

AJUSTE CAMBIARIO

Francisco Rodríguez, economista jefe para la región andina de Bank of América, se pronunció por salir de los controles de precios e ir a la unificación cambiaria a fin de asignar de mejor manera los dólares que tiene el país y no continuar “regalándolos” a precios artificialmente bajos. Desde su punto de vista este ajuste tendría que venir acompañado de una política de subsidios para proteger a los sectores más vulnerables.

En vista de que ya se contrajo el consumo, Rodríguez explica que el ajuste en el tipo de cambio es necesario para asignar de una mejor manera los recursos y que, al tomar en cuenta el tipo de cambio negro, que cubre 10 % del mercado y los mecanismos oficiales, el tipo de cambio promedio se ubica en 90 bolívares por dólar.

Agregó: “Eso quiere decir que, si en este momento permites que el tipo de cambio flote y se ubique en 90 bolívares por dólar en promedio, no lo estás encareciendo. Es cierto que estás bajando el precio de algunos dólares y subiendo el precio de otros, bajando el precio de algunos productos importados y subiendo el precio de otros bienes, pero para ello habría un esquema de subsidios que proteja a los más vulnerables. Hay que restablecer el sistema de precios relativos”.

 

DINÁMICA HIPERINFLACIONARIA

El economista Orlando Ochoa afirmó que Venezuela está inmersa en una dinámica hiperinflacionaria. “En el mundo actual la inflación promedio anual es de 1,5 % y la de Venezuela va por 200 %, es decir, más de 130 veces la inflación mundial. Además tiene todas las características de la hiperinflación: déficit fiscal enorme, financiamiento monetario, depreciación de la moneda, uso de referencia de una moneda dura para fijar los precios”.

Desde su punto de vista, en caso de darse las condiciones para aplicar un plan de rescate de la economía sería necesario “reordenar la política fiscal a fin de disminuir el déficit de las cuentas públicas, reestructurar el flujo de caja de Pdvsa, suavizar el perfil del servicio de la deuda, elevar las reservas internacionales y restablecer un régimen cambiario funcional que tendría que ser la última etapa”.

 

NO HAY MERCADOS

Ronald Balza, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, señaló que actualmente en el país no existen precios de equilibrio porque no hay mercados. “Hemos visto que el vicepresidente de la República ha hablado de precios especulativos y precios justos, no de precios de equilibrio y no puede haberlos sin mercados”.

“Esto además trae un problema de percepción de la política porque si decimos ‘vamos a eliminar el control de cambio, a unificar el tipo de cambio para salir de la ineficiencia y corrupción’, el problema es a qué precio podríamos esperar que se equilibrara el mercado. Aquí no hay mercado de divisas sino sistemas de asignación de divisas, hay que crear un mercado”, dijo Balza.

Además recomendó “unificar el presupuesto y tener muy clara la necesidad de la protección social. El aumento de salarios no está en el presupuesto que se aprobó para 2016; por eso es probable que se recurra a la emisión monetaria para cubrir el gasto, lo cual va a seguir generando presión inflacionaria. Eliminar controles de precios por grupos de bienes y, en casos sensibles como medicinas y alimentos, recurrir a un incremento progresivo”.

 

PDVSA BAJO PRESIÓN

Francisco Monaldi, profesor de Políticas Energéticas de la Universidad de Harvard, explicó que la producción de Pdvsa, sin tomar en cuenta la que realiza mediante asociaciones con otras empresas, ha caído a la mitad y las exportaciones se han reducido en 1,1 millones de barriles diarios por la menor extracción de barriles y el crecimiento del mercado interno.

Precisó que en este momento el país está exportando 1,4 millones de barriles diarios que producen flujo de caja y que el número de taladros activos ha caído de 71 en 2013 a 60 en 2015.

“Estamos en un entorno de producción declinante, exportaciones netas en descenso con caída concentrada en el mercado de Estados Unidos. La producción propia de Pdvsa colapsando, deuda creciente, un mercado interno subsidiado que reporta pérdidas, eficiencia declinante y pésima reputación”, dijo Monaldi al diagnosticar la situación actual de la industria petrolera.

Desde su punto de vista “hay que crear una política de largo aliento basada en el consenso que permita una importante participación del Estado en las ganancias, pero que también posibilite el desarrollo del potencial inmenso que tiene la industria petrolera venezolana con el apoyo de la tecnología y el capital internacional”.