“Sentido común y ganas de hacerlo bien”, son dos de las características que resaltan en Yenny Cecilia Uribe, de 46 años, quien lleva nueve de ellos laborando en la universidad, específicamente en la Dirección de Cultura en el cargo de coordinadora de logística y protocolo.

Ella es la encargada de hacer realidad el sueño de todos los estudiantes: el día de la graduación. Yenny hizo varios cursos, dos diplomados y una maestría en Planificación y Logística de eventos, para asumir el cargo con la mayor de las responsabilidades y preparación. Anualmente se ocupa de organizar y supervisar un promedio de cincuenta y cinco eventos que se realizan en los espacios del campus universitario. Además, por si fuese poco, es auditora en formación, porque considera: «De esta forma le retribuyo a la universidad lo que ha hecho por mí”.

Uribe es egresada de la Escuela de Educación mención Ciencias Biológicas en esta casa de estudios y, desde el tercer año de la carrera, empezó a dar clases de Biología y Química en el colegio María Auxiliadora, en Altamira, en el cual cursó su bachillerato en Ciencias.

Yenny nació en Puerto Ordaz y a los seis meses de nacida su familia se vino a vivir a Caracas. Es la menor de seis hermanos, la mayor lamentablemente falleció en un accidente de tránsito, pero su familia sigue más unida que nunca. Su papá es andino y su madre oriental, por lo que considera que su educación estuvo cargada de mucho respeto y buenas costumbres. Uribe, desde hace veinte años, reside en el Marqués junto a su pareja y sus tres hijos, uno de 25 años, estudiante de Administración de Empresas en la UCAB, uno de 20 y el menor de 2.

Se define alegre, responsable, trabajadora, colaboradora, meticulosa, pero sobre todo emprendedora, ya que considera que el haberse venido a trabajar a la universidad fue un reto que se convirtió en una oportunidad de crecimiento. Entre sus compañeros de Cultura es conocida por ponerle un “pero” a todo, debido a que le gusta que todo quede y salga bien. Es muy religiosa, debido a su formación por quince años con las madres del colegio María Auxiliadora y con los curas jesuitas en la UCAB, por lo que agrega: «Mi corazón es parte ignaciano y la otra parte es salesiana».

♦ LEM