La deuda externa fue la protagonista del foro organizado por el Centro de Derechos Humanos junto a Provea y otras dependencias de la universidad. Juan Pablo Bohoslavsky, abogado argentino y relator experto en obligaciones financieras de las Naciones Unidas explicó, vía Skype, lo que se esconde tras los números rojos de las dictaduras.

Para mantenerse en el poder los gobiernos autoritarios deben enfrentarse a los límites y las variantes de la economía. Estos regímenes no solo cometen violaciones a los derechos humanos, tortura y vulneran su derecho a la vida, sino que también imponen modelos económicos que atentan directamente con la calidad de vida de los ciudadanos y sus derechos económicos, culturales y sociales.

Los intentos de estos gobiernos y la necesidad financiera para lograr su cometido concluyen en deudas externas. Juan Pablo Bohoslavsky explicó que a mayor cantidad de fondos, mayor son las posibilidades de consolidación política de un régimen autoritario, pero al recortar los fondos habrá mayor inestabilidad gubernamental y represión ciudadana. Sin embargo, el régimen se debilita y se inicia un proceso de transición a la democracia.

Como resultado de la táctica de los gobiernos dictatoriales sus deudas externas cada vez crecen más y los países se ven cada vez más pobres. Asimismo, los inversores extranjeros pueden beneficiarse de los regímenes, ya que cuando las decisiones de los agentes extranjeros se basan en la rentabilidad, las situaciones de violación a los derechos humanos son condiciones favorables para atraer y obtener nuevos fondos.

Cuando llega el momento de reembolsar la deuda externa, Bohoslavsky advirtió que no se puede pedir el pago del 100 % de la deuda, ya que los países se encontrarían al borde de la crisis, esto porque tendrían que recortar salarios, presupuestos educativos, de salud y demás para poder solventarla. Por lo que, “los recursos disponibles del Estado se ven limitados y socavados por factores como deuda externa excesivamente onerosa, afectando a los derechos humanos”. Además, la deuda debe cumplirse con el principio rector de transparencia, participación y rendición de cuentas. Bohoslavsky recomendó que los acreedores deben evaluar los impactos en derechos humanos a la hora de otorgar préstamos.

 

LA DEUDA EXTERNA VENEZOLANA

Desde el año 2005 la deuda externa creció de manera significativa. Durante los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro se llegó a contraer una deuda de diez años. Entre la deuda interna y externa se estima que alcanzaron unos 150.000 millones de dólares a finales de 2014, de los cuales tan solo un 25% se usó para proyectos de inversión. Según un estudio realizado por Ecoanalítica, la nación posee una deuda nacional de unos 180 mil millones de dólares, deuda que excede el PIB real anual de Venezuela.

♦ Katherine González

 

En la foto: Ráfael Uzcátegui de Provea y Juan Pablo Bohoslavsky, vía Skype, relator de las Naciones Unidas