A la hora de escoger el tema de la tesis que realizaría para optar al título de doctora en Ciencias Económicas por la Universidad Católica Andrés Bello, Patricia Hernández, decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de esta universidad, se propuso emprender una investigación que tuviera una aplicación en el ámbito en el que se ha desarrollado profesionalmente. Es así como decidió evaluar el impacto de dos iniciativas que se han implementado para apoyar a los estudiantes.

Una de ellas fue el emblemático Programa de Ayudas Económicas, que se lleva a cabo desde hace más de 30 años, y la otra, el Curso de Iniciación Universitaria, de trayectoria mucho más corta pues comenzó en 2008. Hernández, graduada en Economía y profesora de la UCAB desde hace dos décadas, además de directora de postgrado en el Área de Ciencias Económicas y de Gestión, mereció con este trabajo el primer lugar en el premio que reconoce las mejores investigaciones del personal académico de la UCAB, que otorga el Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico.

 

VERIFICAR OBJETIVOS

Sobre el primero de los programas, señala que existía la motivación de descubrir hasta qué punto cumple con el objetivo para el que fue creado: ayudar a que los beneficiarios puedan permanecer en la universidad y graduarse.

Acerca del segundo, las interrogantes giraban en torno a descubrir si genera un valor agregado para quien cumple con ese proceso de formación. La metodología utilizada fue la evaluación de impacto. Explica:

Se buscaba comparar el desempeño de los estudiantes que hubieran recibido el programa versus estudiantes con características similares que no hubieran sido beneficiarios.

En el caso del Curso de Iniciación Universitaria, la investigación mostró que incrementa hasta 10 % la retención del estudiante en la carrera, lo que puede interpretarse como un logro significativo. Añade:

Sin embargo, no hay evidencias que demuestren que efectivamente el programa ayuda a mejorar el desempeño. Esto se explica porque en realidad no está diseñado como una nivelación, sino más bien como una herramienta de inserción en la vida universitaria.

 

ACOMPAÑAMIENTO NECESARIO

Analizar el Programa de Ayudas Económicas fue mucho más complejo, en parte porque su asignación muchas veces depende de las decisiones que los evaluadores toman sobre quiénes recibirán la asistencia. Señala:

Es posible conseguir estudiantes que teóricamente tienen una situación económica que no amerita ayuda, pero a quienes se les concede el beneficio, y estudiantes que no obtienen ese apoyo aunque sus condiciones de vida son precarias.

Al evaluar el programa, Hernández no solo tomó en cuenta hasta qué punto ayuda a evitar la deserción y a facilitar que el alumno se gradúe, sino también ponderó si logra que se nivelen las oportunidades de quienes ingresaron a la universidad en distintas circunstancias. Para ello comparó el salario, una vez que están en el mercado laboral, de aquellos que recibieron ayuda económica con el de aquellos que no la recibieron:

La realidad es que vemos que el impacto del programa es muy reducido, porque al cabo de unos años consigues que en promedio el salario del que recibió ayuda es más bajo que el de quien no la recibió, es decir, todavía la diferencia en términos de las ventajas que puede tener alguien con un nivel socioeconómico alto no las has podido solventar.

Ello suele ocurrir porque el estudiante que tiene necesidades de apoyo para ingresar y proseguir en la universidad también arrastra otras desventajas. Si a ello se añade que la probabilidad de egreso de quienes reciben la asistencia solo mejora 1 % en comparación con quienes no la reciben, entonces la conclusión es que es necesario repensar la forma como se está ejecutando el programa.

Señala Hernández:

Debería revisarse para concebir algo más integral donde no solamente apoyes al estudiante desde el punto de vista económico sino que lo hagas en otros aspectos. Puntos tan sencillos como dar entrenamiento para afrontar una entrevista de trabajo o para elaborar un currículum, cosas que no son tangibles como la ayuda monetaria pero que pueden hacer una diferencia al momento de buscar empleo.

 

APUNTALAR EL ESFUERZO

Se trata de apuntalar un esfuerzo al que no le quita mérito, tomando en cuenta que en muchos casos el apoyo económico significa la diferencia entre estar en la universidad o fuera de ella:

Lo cierto es que muchos estudiantes necesitan una ayuda más integral para poder sacar provecho a la universidad, y necesariamente eso pasa por dar acompañamiento psicológico, nivelación académica y orientación en el diseño del proyecto de vida.

Esto también requiere tomar en cuenta la coyuntura actual, pues la crisis puede hacer que muchos estudiantes de sectores medios que antes no requerían de apoyo económico, ahora lo estén recibiendo. “Desde luego, hay casos en los que el apoyo integral puede no ser indispensable como sí lo es en aquellos en los que el alumno proviene de un hogar de pobreza estructural”.

Los resultados de su investigación ya han sido presentados a los directores de las escuelas de la UCAB y a las autoridades. Admite que los cambios pueden implicar mayor esfuerzo e inversión en el acompañamiento de los estudiantes, pero el fruto que se va a obtener en términos de éxito académico y profesional valdrá la pena:

En la medida en que se haga más por el desarrollo integral del estudiante, más provecho se va a obtener de la ayuda económica: consigues retener al alumno, logras que egrese y le das mayores posibilidades cuando se gradúe.

♦ Marielba Núñez