Luis Ugalde

El gobierno eliminó las elecciones regionales el año pasado, simplemente, por miedo a la derrota. Hace un mes las convocó para diciembre de este año porque calculó que le convenía. Luego las adelantó a octubre pensando que la precipitación era buena para dividir y desalentar a la oposición.

Ahora tiene abierta la puerta de la suspensión para salir de la emergencia, si estima que le conviene. En esto no hay sorpresas ni nada de extraño: las dictaduras actúan a su conveniencia sin dejarse frenar por constituciones ni derechos humanos. Para eso inventaron la falsa Asamblea Nacional Constituyente.

¿Por qué convocó unas lecciones de gobernadores que las sabe perdidas, si se hacen con voto libre, universal y secreto? Para dividir a la oposición – unos a favor y otros en contra- y para desalentar el voto de los demócratas. Luego, sorpresivamente y sin dar razones, adelantó la elección a octubre. ¿Por qué? Porque no se dio la división opositora y pensaron que podían lograrla si la obligaban a llegar a consensos o hacer primarias en menos de un mes.

Parece que con esto tampoco lograrán divisiones mayores y que los demócratas superarán ese obstáculo y se mantendrán unidos, a pesar de su diversidad. Por eso el gobierno con mentalidad “malandra” está maquinando nuevas maniobras para que la supraconstitucional ANC y su sirvienta CNE puedan eliminarlas si les da la gana.

Por ejemplo, alegando la guerra del imperio que nos va a obligar a la heroica defensa nacional contra el invasor yanqui. O mantener las elecciones y vetar a una docena de candidatos opositores ganadores alegando su mala conducta: unos por fomentar la violencia callejera, otros por sembrar el odio, otros por pedir que el imperio nos invada. ¿Y otros?, pues porque nos da la gana, para eso somos plenipotenciarios.

En definitiva la dictadura quiere que los demócratas se dividan. Si no, que se abstengan en protesta contra el gobierno, o por desaliento y desorientación.

Si usted quiere complacer a este gobierno dictatorial y sus intereses, ya sabe lo que tiene que hacer: dividir a los demócratas, no ir a votar y hacer campaña para que solo voten los partidarios de la dictadura y se queden con todas las gobernaciones. Maduro le dará las gracias por los favores recibidos. Si además ataca a la MUD y a los diputados que se jugaron heroicamente en la calle, mejor.

No somos ingenuos. Con estas votaciones no acabaremos con la dictadura, pero son una buena oportunidad para movilizarse, activar la población, mejorar su organización y calentar la calle con nuevos temas y motivos. Activarnos contra el hambre y la criminal prohibición de la ayuda humanitaria internacional y por las gravísimas carencias que sufre la mayoría de la población en comida y medicinas, con salarios cada vez más pobres con inflación cercana a 900%.

La costosa movilización de los cuatro meses (abril a agosto) que precedieron no fue un error, sino que tuvo el inmenso éxito de poner en evidencia en el país y en el mundo la naturaleza dictatorial del régimen, una narco-dictadura corrupta, inepta y aferrada al poder.

Los asesinatos y brutal represión no han podido esconder la condición dictatorial del gobierno, que se ha ganado el repudio de la población, incluso de quienes no se atreven a manifestar, pero sí a votar contra este gobierno, como lo hicieron el 16 de julio.

Mérito de las movilizaciones es el castigo internacional y el cerco profiláctico por parte de los países democráticos obligados a defender los derechos humanos y a actuar contra las actuaciones criminales del régimen.

Tampoco nos hagamos ilusiones pensando que esto tiene solución sin la salida de Maduro y sin cambio del régimen corrupto, inepto y saqueador que es el causante de este inmenso desastre. Salida del régimen con cambio de modelo y con una amplia negociación para unir todas las fuerzas necesarias y posibles para la reconstrucción del país con superación de la pobreza y exclusión.

Todos los dirigentes democráticos (de partidos políticos, de organizaciones sociales, de gremios laborales y empresariales, de movimientos espirituales e iglesias, de educadores…) movilizados para utilizar y combinar todos los medios posibles: votar para gobernadores, vigilar y defender el voto, protestar contra este gobierno de muerte y presionar su salida, movilizarse en reclamo de la ayuda humanitaria, madurar acuerdos programáticos y adelantar un nuevo gobierno de salvación nacional con rescate de la violada constitución de 1999, como nos lo exige el artículo 350 de la misma.