Luis Ugalde.

Hoy tenemos mucha oscuridad con pocas luces y moral. Estamos frente al abismo con algunas necesidades políticas de vida o muerte para lograr un futuro democrático de esperanza. Nombraré algunas.

Venezuela necesita:

1-Salir de este régimen con su modelo político y económico ruinoso y empezar de inmediato a superar la  acelerada y espantosa crisis social, política y económica.

2- Un consenso con gran unidad en torno a la manera de parar la ruina económica productora de miseria social, y poner las condiciones que promuevan las inversiones nacionales e internacionales indispensables para la recuperación y reactivación de miles de empresas productivas.

3- Retomar la Constitución y los derechos humanos consagrados en ella, como punto de encuentro y base para activar las virtudes ciudadanas y valores solidarios.

4-Que predomine una Fuerza Armada decidida a respaldar el restablecimiento  de la  Constitución  y su democracia frente a la dictadura.

5-Un gobierno de transición de unidad nacional con el fin de preparar las bases y condiciones indispensables para la elección de un gobierno democrático de reconstrucción. O un presidente electo para la “salvación  nacional”,  que trascienda a los partidos, pero con apoyo y compromiso de estos con un gobierno que responda a la emergencia social.

6- Apoyo internacional excepcional, como lo requieren los países luego de una devastadora guerra o de un terremoto de destrucción masiva.

7- Una movilización interna e internacional en torno a la ayuda humanitaria indispensable e inmediata para el logro de comida y medicinas de primera necesidad.

8- Una nueva esperanza nacional con movilización de conciencias y grupos descentralizados, sacando cada uno lo mejor de sí, rompiendo exclusiones y tendiendo puentes que activen la solidaridad reconstructora.

Ante necesidades tan evidentes, nadie que piense en el bien de Venezuela entera debiera estar en desacuerdo.

Pero la política no se puede contentar con enumerar las necesidades, su responsabilidad es hacer que lo necesario se haga posible y convertir lo posible en realidad.

En el paso de lo necesario a lo posible nos encontramos con que los actores sociopolíticos están exigidos por otras necesidades  e intereses propios.

Intereses propios:

1-Los maduristas dan prioridad de vida o muerte a la  imposición y perpetuación de su poder absoluto.

2-Varios líderes de la oposición sienten que ha de ser él y más nadie quien presida el cambio, con apoyo de los demás.

3-Los empresarios  parecen demasiado agobiados  y dedicados a salvar lo suyo.

4-Mucha de la población frustrada y sufriente parece estar pensando en sobrevivir agachando la cabeza o en escaparse del país.

Pero contra toda apariencia, la derrota puede ser una buena cura contra la ceguera y nos puede volver a la sensatez y unión.

Necesitamos producir signos radicales de conciencia democrática que, tomando en serio las necesidades básicas del país, sean capaces de convertirlas en metas de acción y proponer, por ejemplo, que otro -y no yo- sea el próximo presidente. “Yo y mi grupo” no pueden ganar y menos gobernar solos y reconstruir el país.

El gobierno está demasiado cegado blandiendo sus tramposos triunfos electorales que le impiden caer en la cuenta de su espantosa e irremediable derrota económico-social: La miseria social, el cerco internacional y el sufrimiento de la población lo atrapan.

Está acabado pero busca someter por resignación y miedo. Concentrado y obsesionado en la erradicación de la Asamblea Nacional y en la legitimación de la anticonstitucional y dictatorial Asamblea Constituyente; no como una institución más, sino como el poder supremo supraconstitucional que puede eliminar todo lo que no se someta y se arrodille. Que los resultados electorales solo sean válidos si reciben la bendición de la dictatorial Constituyente.

Ante esta dramática realidad, es absolutamente necesaria la unión básica en el país, con decidido apoyo internacional de los gobiernos democráticos, que no se conseguirá sin una unidad política interna trascendente y sólida donde los intereses particulares estén sometidos al esfuerzo excepcional para la  salvación nacional.

Nota.- Es necesario presionar en todos los frentes. La negociación con acompañamiento internacional será buena si se exigen las condiciones democráticas (que el régimen no quiere) para la próxima elección presidencial y restablecimiento de la constitución.

El régimen ha demostrado que puede  producir o violentar cualquier resultado, por eso los mayores partidos políticos y agrupaciones se niegan a acudir a las inmediatas elecciones tramposas de alcaldes. Por otra parte muchos demócratas están horrorizados ante la alternativa de entregar su alcaldía con más de 80% población opositora. Esto llevará en la práctica a una especie de conducta dual:

1) Unos no votarán y deberán concentrar esfuerzos en levantar con fuerza nacional e internacional una bandera que exige condiciones para las elecciones presidenciales y para el cambio de régimen. 2) Otros irán a votar con la movilización local descentralizada de la sociedad civil.

Inevitablemente ocurrirán las dos cosas incluso en un mismo partido. Lo importante es no caer en acusaciones después de la votación que impidan formar una unidad mayor para el indispensable gobierno de salvación nacional.