De gran corazón, hablador y  buen amigo. Estas son algunas de las características con las que se define Rubén Reyes, un chico que siente pasión por todo lo que hace.

Rubén es estudiante de noveno semestre de Comunicación Social y desde 2014, año en el que ingresó a la UCAB, siente un gran amor por su alma mater. Deportista hasta la médula, desde el primer semestre de la carrera tuvo bien claro que, además de periodista deportivo, quería ser parte del equipo de fútbol y representar a la universidad.

De inmediato se inscribió en la selección ucabista y posteriormente comenzó a laborar como beca trabajo en la Dirección de Deportes, donde su función era la de colocar en las redes sociales los contenidos informativos que la dependencia produjera. 

Al poco tiempo de ingresar como jugador, el entrenador del momento se retiró y quedó la vacante libre. Con algo de osadía, Rubén pidió asumir el rol, pero la respuesta fue negativa.  Luego de insistir, en enero de 2016 le permitieron ser el director técnico «provisional». A partir de ese momento, su beca se la jugaría, literalmente, en la grama.

«Yo siempre he dicho que tengo la beca más fina de la universidad, porque estoy en una cancha pegando gritos y no en una oficina. Me gusta mucho lo que hago y estoy muy agradecido, porque sin esto quizá no pudiera estudiar. Hago lo que quiero y estudio«, afirma Rubén sobre su responsabilidad.

El talento de Reyes comenzó a sentirse. Tras conducir al triunfo en dos torneos a la selección, finalmente consiguió el voto de confianza del director de Deportes, Juan Sánchez, y se convirtió en batuta titular. A mediados de 2016, Sánchez también le pidió dirigir la selección femenina.

 

Ya con el cargo firme, en febrero de este año le otorgó el campeonato a la oncena masculina y el segundo lugar a la femenina en la Liga Premier Interuniversitaria ,  torneo en el ue compitieron con la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad Simón Bolívar (UCV) y la Universidad Metropolitana (UNIMET).

En octubre de 2018 decidió quedarse solo con la dirección de las jugadoras, para poder cumplir sus múltiples compromisos. Y es que, además de sus estudios y trabajo en la UCAB, actualmente Rubén también entrena al equipo sub-14 del Libertador Fútbol Club.  

El Ucabista conversó con él para conocer cómo logra el equilibrio entre sus ocupaciones…sin que le metan gol ni le saquen tarjeta roja.

¿Cómo fueron tus comienzos como entrenador? 

«Para el momento, entrenábamos en la cancha de béisbol porque la de fútbol no se encontraba operativa. Empezamos con 10 jugadores y poco a poco se nos fueron sumando más personas hasta que nos convertimos en un equipo bastante sólido. Conseguimos ganar la categoría sub-20 y la categoría libre. Posteriormente, jugamos la liga universitaria y nos fue muy bien. Ganamos en la categoría masculina. Es el primer título que la universidad obtiene».

¿Qué tan complicado ha sido el hecho de ser estudiante y volverte entrenador? 

«Esa fue una de las cosas que más se me complicó, poder juntar tanto la universidad como este trabajo. Estoy en cancha y llego a mi casa muerto del cansancio, sudado, insolado o mojado por la lluvia, y me toca ponerme a estudiar. No ha sido fácil, sobre todo por el tiempo. Muchos creen que ser entrenador es ir a la cancha, jugar con la pelota y ya, pero en realidad no. Tienes que prepararte mucho. Yo soy una persona que lee mucho para investigar y conocer todos los conceptos que van saliendo. Tienes que planificar mucho, yo hago planificaciones semanales  de todos los entrenamientos (que se llaman microciclos) y hago planificaciones mensuales, que se llaman macrociclos. Todas estas planificaciones implican un trabajo que puede llegar a ocupar mi tiempo para estudiar o hacer cualquier otra cosa. Sin embargo, lo disfruto».

¿Cómo manejaste el tema de la autoridad frente a tus compañeros cuando te volviste entrenador? 

«Fue complicado. Como yo jugaba en el equipo, cuando llegué lo que hice fue llamar a los que conocía que jugaban bastante bien. Sin embargo, tuve que romper ese vínculo que teníamos de amistad, de panas en la cancha que rumbeábamos y todo, y pasar al rol de ‘yo soy el entrenador, tú el jugador. Vamos a seguir siendo amigos, pero tiene que existir  respeto’. Eso fue muy difícil, pero afortunadamente mis jugadores son muy maduros. Lo supieron llevar y por eso las cosas se dieron tan bien y obtuvimos buenos resultados«.

¿Qué logros personales has conseguido hasta ahora? 

«En lo deportivo y en lo laboral he crecido mucho. Yo antes de dirigir el equipo de la universidad, tenía poca experiencia como entrenador. Había dirigido un equipo de Caricuao que nunca llegó a jugar. Aquí me dieron la confianza y en la cancha he hecho un montón de cosas. Muchas veces utilicé a mis jugadores como conejillos de indias para probar nuevos trabajos, nuevas cosas. Me fue muy bien y he aprendido mucho. Ahorita estoy con otro equipo que se llama Libertador, que entrena en Montalbán, y me desenvuelvo mejor. De hecho, tú ves mis primeros partidos y yo era un entrenador de esos que pegan muchos gritos y ya no. Me di cuenta que esa no era la manera de dirigir a los muchachos porque les generaba más estrés. Ahora todo lo hago más calmado y eso lo aprendí aquí en la universidad. En lo personal también maduré mucho, porque cuando yo jugaba era medio ‘coco seco’, estaba más pendiente de una rumba, una cosa, y ya no. Ahora pienso más en el trabajo, en mantener la imagen y dar el ejemplo, porque no puedo llegar borracho a los entrenamientos. Todo esto me ayudó a crecer y a separar las cosas».

¿Cómo se ve Rubén en un futuro?

«Yo empecé a estudiar Comunicación Social porque me encanta el periodismo deportivo, pero ahora que soy entrenador no estoy tan claro a qué me voy a dedicar. Mi sueño siempre ha sido llegar a alguna de las selecciones de Venezuela y hacia allá estoy apuntando».

¿Qué mensaje das a los ucabistas?

«Yo los invito a todos a que suban a las canchas y practiquen algún deporte. Yo me siento muy ucabista. Desde que llegué amé a la universidad y representarla en el campo es algo diferente. Es como una adrenalina distinta, un orgullo diferente. Si te gustan los deportes, sube a cancha, inscríbete en alguno de los equipos de la universidad y represéntala, porque la vas a pasar súper bien. Si no juegas nada, sube también y apoya a los jugadores. En las gradas también se gana, porque estar para tu universidad es algo único».

♦Texto: María José Rodríguez/Fotos: Aura García (retratos)-Victoria Cisneros (entrenamientos)