El Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (CEP-UCAB) celebró el viernes 23 de febrero el acto de graduación de los estudiantes del Diplomado de Gobernabilidad, Gerencia Política y Gestión Pública, que alcanzó ya los 1.791 egresados con los alumnos de esta décima quinta cohorte.

Desde el año 2013, la Dirección de Postgrados de la UCAB encargó al CEP la coordinación de este diplomado.

El acto se realizó en el Aula Magna del campus de Montalbán y contó con la asistencia del rector, Francisco Virtuoso; el vicerrector académico, Gustavo Peña; el decano de la Facultad de Derecho, Salvador Yannuzzi; la coordinadora de los estudios de Postgrado, Ninoska Rodríguez y el director del CEP-UCAB, Benigno Alarcón. También estuvo presente el sacerdote jesuita Manuel Zapata, en representación del Centro Gumilla.

La coordinadora académica del CEP, Yakeling Benarroche, destacó que los egresados del diplomado de Gobernabilidad, Gerencia Política y Gestión Pública, obtienen fortalezas y destrezas en las áreas de gerencia pública en un modelo de instrucción que es más práctico que teórico. Así, a lo largo de los últimos tres lustros, alumnos egresados del programa han tenido destacados cargos como diputadoS, gobernadores y concejales.

La cohorte número 15 estuvo integrada por 141 estudiantes de sus siete sedes: Anzoátegui, Bolívar, Carabobo, Caracas, Lara, Miranda y Táchira. Un total de 52 docentes estuvieron involucrados en la formación de este grupo y se espera ampliar la plantilla con profesores de cada localidad, precisó Benarroche.

El 23 de febrero también recibieron sus certificados por la culminación de estudios los egresados del Diplomado de Liderazgo para la Transformación, que se dicta en coordinación con el Centro Gumilla, así como los que egresaron del Programa de Estudios Avanzados de Análisis Político (PREA), manejado igualmente por el CEP-UCAB.

En su discurso, el profesor Alarcón, destacó el interés de los estudiantes por formarse como líderes y su preocupación por el futuro del país, lo cual, aseguró, demostraron a lo largo de los debates.

Expresó su satisfacción por “verles salir de aquí para construir un sistema democrático verdadero, con un sistema institucional y jurídico inclusivo y capaz de canalizar y satisfacer las demandas legitimas de un país que necesita insertarse en el siglo XXI , pero que hoy son ignoradas en medio de un descenso de nuestra existencia en medio de una lucha primitiva por el poder y la supervivencia diaria”.

“Es esencial comprender que bienestar, libertad y crecimiento económico no son mutuamente excluyentes ni son un juego suma cero. La estabilidad económica, el progreso y la libertad política no son alternativas entre las que tenemos que escoger, no es una cosa o la otra, sino que existe sinergia entre la modernidad, la libertad, la inclusión política, el estado de derecho y el bienestar económico. No se logra fortalecer a los más débiles destruyendo las fortalezas de los fuertes, no se puede mejorar la situación de un trabajador humillando y destruyendo a quien paga el salario, no se ayuda al pobre destruyendo la riqueza y la prosperidad. No puede haber progreso si se destruye el valor de la moneda y del fruto producto del trabajo. No se puede hablar de paz y convivencia incitando el odio entre las personas que hacen vida en una misma sociedad. Hoy, el miedo y la lucha por la sobrevivencia nos han venido hundiendo en una dinámica enfermiza e inmoral, pero esto no es una situación de la que es imposible salir, sino la dinámica propia que permite la dominación autoritaria de las masas mediante el debilitamiento de su espíritu”, dijo el director del CEP-UCAB.

 

Benigno Alarcón también reflexionó ante los graduandos sobre el cinismo que reina en el discurso político y que alimenta la resignación de los venezolanos.  Llamó la atención sobre la necesidad de tomar conciencia de que el control social que se impone desde el poder debe tener como contrapeso la reacción de la ciudadanía en defensa de sus derechos.

“A esta destrucción de nuestra democracia contribuyó el hecho de que, por años, hemos desdibujado la imagen de la política para satirizarla, como una lucha del poder por el poder mismo, en el arte de la mentira, de la especulación, del cálculo malicioso, de la intriga, de los arreglos secretos. Si reducimos la política a eso es comprensible que la gente decente no quiera dedicarse a ella y así sólo podemos esperar que nos gobiernen los peores. La política no es ni debe ser la cara oscura de lo humano. Al contrario, la política, debe ser una labor noble, reservada para gente decente, talentosa, capaz y con vocación de servir. Sólo así podemos contar con los mejores, sólo mediante el rescate de la política, con mayúscula, es posible construir un mejor país y un mejor mundo”, alentó Alarcón.

 

♦Fotos: Jesús Fonseca/María Alejandra Valera