Siguiendo la normativa establecida por el Ministerio de Salud, la universidad publicó un decreto que establece la prohibición de la venta y el consumo de cigarrillos tradicionales y electrónicos en sus sedes. Quienes incumplan esta disposición pueden ser sancionados con suspensión temporal de dos a cinco meses
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) fumar acaba con la vida de más de ocho millones de personas en todo el mundo. De esa cifra, un millón fallece por respirar el humo de fuente ajena.
La OPS señala que, en Latinoamérica, el tabaco es responsable del muertes por enfermedades cardiovasculares (15%), 24% por cáncer y 45% por enfermedades crónicas respiratorias. Además, la esperanza de vida de los fumadores es entre 10 y 15 años menor que la de los no fumadores. «El tabaco es el único producto de consumo legal que mata hasta la mitad de sus usuarios cuando se utiliza exactamente de acuerdo a las indicaciones del fabricante», alerta la organización.
La realidad no es menos peligrosa para quienes usan los vapers o cigarrillos electrónicos, con o sin nicotina. La Organización Mundial de la Salud advierte que estos productos son perjudiciales, altamente adictivos y su consumo aumenta casi al triple el consumo del cigarrillo convencional, especialmente entre los jóvenes no fumadores.
«Si bien no se conocen cabalmente los efectos en la salud a largo plazo, sí sabemos que generan sustancias tóxicas, algunas de las cuales son cancerígenas y otras aumentan el riesgo de trastornos cardíacos y pulmonares», se lee en una hoja informativa del portal oficial www.who.int.
En virtud de esos alarmantes datos, y cumpliendo la normativa sobre la materia establecida por el Ministerio de Salud en 2011 y 2023, la UCAB aprobó, en octubre del año pasado, un Decreto Rectoral sobre la Política Antitabaco, que prohíbe «fumar o mantener encendidos productos de tabaco en áreas interiores y en lugares de trabajo». Estos últimos no se refieren solo a las oficinas o salones de clase, sino también a pasillos, ascensores, escaleras, vestíbulos, baños, salones, comedores y edificaciones anexas, entre otros.
La prohibición también abarca la fabricación, almacenamiento, distribución, circulación, comercialización, suministro, venta, publicidad, promoción y patrocinio de estos productos, sean cigarros tradicionales o los «sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN), sistemas electrónicos similares sin nicotina (SSSN), consumibles, depósitos o cartuchos, envases de consumibles de recarga y demás accesorios, productos de tabaco calentado convencionales (PTC convencionales y herbales) y productos análogos», según se lee en el decreto.
Docentes, estudiantes, investigadores, trabajadores y prestadores de servicio de la institución están obligados a cumplir esta normativa.
Política antitabaco: una medida por la salud
De acuerdo con Magaly Vásquez, secretaria general de la UCAB, la política antitabaco tiene como meta la «protección del derecho a la
salud de los miembros de la comunidad universitaria» y, como sus otras políticas (igualdad de género, anticorrupción y laborales), está alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la Organización de las Naciones Unidas.
«La universidad, dentro de su reglamento, cuenta con un decreto sobre el tema de la prohibición de fumar y usar el tabaco en general dentro del campus. Además, es una normativa nacional de Ministerio de Salud que la UCAB debe acatar; pero en esa línea, en 2023 se hizo una prohibición expresa de los vapers y cigarrillos electrónicos, la universidad publicó un nuevo decreto rectoral con una política antitabaco que recoge en gran medida lo que dice la normativa del ministerio y también -tomando en cuenta los ODS- era necesario incorporarlo y se hizo en esa política», dijo.
Aunque la medida debe ser acatada por todos los que hacen vida en la institución, la secretaria comentó que la universidad está interesada en concientizar especialmente a los jóvenes. «Nos interesa que los alumnos estén informados», recalcó Vásquez.
Recordó que, desde 2017, existe un Reglamento sobre el Régimen Disciplinario Aplicable a los Alumnos, en el cual se contemplan sanciones para quienes vendan o distribuyan cigarrillos y derivados del tabaco en el campus, aunque las mismas también aplican para el consumo.
Indicó que el reporte o denuncia podrá ser realizado cualquier miembro de la comunidad ucabista, pero con énfasis en el personal de seguridad. «Ellos son quienes se van a dar cuenta de manera más inmediata, sin perjuicio a que lo haga también un profesor», aseguró la también doctora en Derecho.
En este sentido, la secretaria precisó que, si se desacatan ordenes o instrucciones de disciplina, emanadas de profesores o autoridades universitarias, la sanción será de hasta por dos meses. En el caso de quienes vendan o distribuyan cigarrillos, vapers o cualquier producto derivado del tabaco, la suspensión puede llegar a cinco meses.
«Esto era muy frecuente anteriormente, pero no lo hemos detectado en los últimos tiempos. Por otra parte, quiero aclarar que a nosotros no nos interesa sancionar a un muchacho con una suspensión, pero es importante que entiendan que está prohibido tanto en espacios abiertos como cerrados. Desacatar una instrucción es una falta disciplinaria», sentenció Vásquez.
Prevención y formación
En cumplimiento del decreto rectoral sobre la política antitabaco y la normativa nacional en la materia, la UCAB dispuso carteles sobre la prohibición del consumo de cigarrillos en distintos lugares del recinto, con el fin de informar a la comunidad sobre esta medida.
Sin embargo, la política también establece que la institución desarrollará campañas, planes o actividades orientados «a sensibilizar a la comunidad ucabista sobre el efecto nocivo del tabaco, a prevenir el consumo, al abandono del hábito y a incentivar una educación integral para la salud«.
En ese sentido, la profesora Magaly Vásquez indicó que la Comisión Disciplinaria de la institución (encargada de evaluar, procesar y emitir sanciones) será la responsable de poner en marcha las distintas iniciativas.
Pidió a toda la comunidad ucabista involucrarse y tomar conciencia sobre este asunto de salud pública e interés general.
«Este es un tema que va más allá de la universidad, pues está demostrado el perjuicio que generan todos estos productos y dispositivos (tradicionales y electrónicos) a la salud. Si queremos tener un campus grato, como el que nos caracteriza, una de las maneras es que sea un espacio libre de humo y de cualquier tipo de olores que expiden estos dispositivos. Abstengámonos de hacerlo en la UCAB -donde pasamos gran parte de nuestro tiempo- y en el caso de los profesores, personal profesional, administrativo es importante que demos el ejemplo: si queremos motivar o fomentar el cumplimiento de la norma, también tenemos que ser nosotros respetuosos, enseñar con el ejemplo», concluyó.
♦Texto: Grace Lafontant León/Fotos: Christian Lazo y Manuel Sardá (retratos)