El período académico de contingencia abril-agosto 2020 ha entrado en su semana 10, lo que puede entenderse como el Ecuador de este ciclo de actividades académicas que, debido a las circunstancias asociadas a la pandemia de la COVID-19, tuvo que ser reestructurado, para adaptar el proceso de enseñanza-aprendizaje a distintas plataformas virtuales.

Con la modalidad a distancia puesta en marcha como única opción para no paralizar actividades, alumnos y docentes ucabistas han tenido un inesperado reto entre manos. La adopción de herramientas ya existentes como Módulo 7 y la plataforma Zoom para videoconferencias, por citar algunas, forman parte de la metodología de estudios diseñada por la UCAB como alternativa ante la imposibilidad de dictar, por ahora, clases presenciales.

A un poco más de dos meses del inicio de este semestre, varios miembros de la comunidad ucabista se animaron a dar su opinión sobre su experiencia en el marco de este periodo atípico en la mejor universidad privada de Venezuela, según el más reciente ranking publicado por la firma internacional QS.

Uno de ellos es Diego Almau, cursante del sexto semestre de Economía, quien califica su experiencia como positiva. Sostiene que, a pesar de las dificultades de conectividad o cualquier otro obstáculo propio del contexto venezolano, el buen desarrollo de las actividades depende en gran medida del esfuerzo puesto por parte del estudiante.

«Uno mismo pone las ganas de aprender, de la misma forma que lo hace con la educación presencial. Aprender, progresar y mejorar depende únicamente de ti, da igual si ves clases en un salón o en tu casa», afirmó Almau, quien funge actualmente como vicepresidente del Centro de Estudiantes de Economía (Cedec).

Su relación con la educación a distancia es ya de larga data, ya que ha completado cursos de distinta naturaleza, tanto en la plataforma estadounidense Coursera como en espacios de formación virtual de la compañía de asesoría financiera Bloomberg, también estadounidense.

Partiendo de esa experiencia previa, afirma que la UCAB ha logrado proveer un servicio acorde con sus estándares de calidad.«Movilizar a todo el personal docente para reestructurar contenidos, métodos de evaluación y maneras de enseñar no es fácil, pero la UCAB lo logró», añadió Almau.

Superando obstáculos

David Montó, también estudiante del sexto semestre de Economía, se define como inexperto en todo lo relacionado a las dinámicas que comprende la educación a distancia.

Con base en ello, señala que su postura con respecto a lo que le ha tocado experimentar en el «semestre más complicado de la carrera» ha ido cambiando con el pasar de las semanas. Al principio era reticente a la idea de afrontar virtualmente este nuevo capítulo en su vida universitaria. Sin embargo, dice que la institución logró superar sus expectativas.

«La universidad nunca ha parado, más bien siguen apoyando a los estudiantes en su formación profesional. Ha habido momentos en los que la página (Módulo 7) se cae y otros inconvenientes, pero los han sabido resolver». 

Entre las cosas positivas que ha logrado rescatar de su experiencia menciona la capacidad de aprender, como estudiante, a su propio ritmo. Apunta que la dinámica de clases asíncronas ha sido de su agrado, debido a que lo han instado como alumno a adoptar una postura más proactiva con respecto a su interacción con las actividades del plan académico.

«El estudiante ya no solo ve la clase y ya, sino que está obligado a entenderla y asimilarla. También está la ventaja de volver a ver las clases grabadas para escuchar de nuevo lo que dijo el profesor, esto ayuda a aclarar dudas. Así es como la educación a distancia nos ayuda a organizarnos mejor», apuntó Montó.

Pero no todos los estudiantes comparten una visión tan positiva de estos últimos meses, pues las circunstancias son diferentes para cada uno. Ángel Castillo, alumno del séptimo semestre de Ingeniería Informática, señala que algunos aspectos limitan la educación a distancia en comparación con la modalidad presencial, aludiendo fundamentalmente las fallas de conectividad.

«La conexión a internet es muy inestable y, por otra parte, podría haber posibilidad de que muchos intenten hacer trampa o copiarse en las evaluaciones…Para mi esto hace que sea una forma menos efectiva de estudiar», confesó Castillo.

Sin embargo, aprecia el esfuerzo que ha hecho la universidad para sacar adelante este semestre atípico y logra detallar algunas facilidades que le ha otorgado estudiar desde casa.

«Saco mejores notas, las evaluaciones son un poco más sencillas y no tengo que preocuparme por la movilidad; esto último es importante, porque no tener que usar el transporte público me facilita mucho las cosas. Normalmente, me toma alrededor de dos horas llegar a la universidad», compartió Castillo.

(Ver también: ¿Cómo evitar el engaño en la educación a distancia?)

El reto de dar clases desde casa

Pasar de la rutina de las aulas a tener que mantener la atención de más de 20 estudiantes en una videoconferencia es uno de los cambios a los que se han tenido que enfrentar los profesores ucabistas.

Para Javier Rivera, docente de la Escuela de Administración, este proceso es parte de una evolución que, tarde o temprano, tendría que llegar.

«Así como evolucionó el banco, al cual uno iba para transferir y hacer operaciones y que ahora nos da la opción de hacerlo vía móvil o por web, así va a ocurrir con la educación», afirmó Rivera.

En su opinión, los profesores han hecho un buen trabajo para satisfacer las necesidades de aprendizaje de sus estudiantes, pese a distintas limitaciones que han dificultado su ejercicio durante este periodo de contingencia.

«La mayoría de los profesores ha dado el 101% para transmitir los conocimientos que el alumnado espera, pese a las limitaciones, así como también para empezar a desarrollar el auto aprendizaje, ya que en la vida cotidiana siempre debemos investigar», dijo Rivera.

Como docente, sostiene que educar a distancia le ha permitido adquirir herramientas que enriquecen su arsenal pedagógico.

«He aprendido a tener mayor organización, digitalizar mi contenido y a usar material audiovisual en mis clases. También cuento con la facilidad que dan los exámenes en línea para corregir y he podido emplear mi creatividad, que es primordial. El dinamismo de las clases me obligó a hacerlas más atractivas y menos aburridas», expresó Rivera.

No son solo aspectos positivos los que algunos profesores han recolectado durante su experiencia. Argelia Perozo, docente de la Escuela de Comunicación Social, piensa que hay algunas lecciones que sus vivencias recientes le han dejado.

«La educación a distancia es muy exigente, requiere que nuestros sentidos estén activos al máximo. Se necesita mucha disciplina y organización para salir adelante y cumplir con todo», detalló quien también es coordinadora académica en la Escuela de Derecho.

Expresó que, durante conversaciones que ha tenido con distintos profesores en este semestre, ha podido corroborar que el rendimiento de los estudiantes ha superado las expectativas de muchos de sus colegas.

«Los 20 profesores que he apoyado durante este semestre me han dicho que se han llevado la sorpresa de que el rendimiento de los estudiantes ha sido similar al que han obtenido cuando han dictado sus materias en modalidad presencial», reveló Perozo.

De cara al futuro, cree pertinente que la universidad siga brindando acompañamiento y recomendaciones a aquellos docentes que vayan a enfrentarse por primera vez a una experiencia de educación en línea.

«Los primeros momentos son muy difíciles, pues hay que planificar muchísimo y aprender estrategias nuevas que se hacen muy necesarias en esta nueva modalidad. Hay que ajustar a medida que pasa el semestre. No todos los grupos son iguales ni todas las secciones se parecen. Hay que tener mucha empatía y comunicación con los alumnos», concluyó Perozo.

♦Texto: Diego Salgado/Fotos: Istockphotos (apertura), archivo y cortesía de Ángel Castillo, Javier Rivera y de Diego Almau.