Francisco José Virtuoso
El 16 de diciembre de 2014, el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología (MPPEUCT) presentó ante el Consejo Nacional de Universidades (CNU) las nuevas variables para la asignación de cupos, utilizando un modelo multivariable, que consiste en valorar el 50% del índice académico de las notas de primero a cuarto año de bachillerato, 30% a las condiciones socioeconómicas para favorecer a los que menos tienen, 15% a la territorialización (variable geográfica) y un 5% por la participación del estudiante en actividades que trascienden lo individual, es decir, trabajo con su comunidad, con el liceo y la sociedad.
En abierta contradicción con el artículo 20 numeral 6 de la Ley de Universidades y con las decisiones tomadas previamente por el CNU, se estableció que los cupos para las universidades públicas serían asignados en su totalidad y directamente por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU).
Mediante estos procedimientos se estaría garantizando la democratización del acceso a las universidades, de acuerdo con lo consagrado en los artículos 102 y 103 de la Constitución nacional y en el Plan de la Patria.
Todo venezolano debe estar de acuerdo con garantizar la democratización de los procesos de acceso a la educación universitaria. El problema es qué significa este desiderátum. Si entendemos que democracia representa igualdad de oportunidades, lo que el Estado y la sociedad deben garantizar es que nuestros niños y jóvenes encuentren en la educación inicial, la escuela básica y el bachillerato una adecuada formación para el desarrollo de sus capacidades y talentos, de tal manera que puedan escoger «sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones» la carrera profesional de su preferencia.
Al mismo tiempo, las instituciones universitarias deben estar debidamente preparadas para responder efectivamente a esta demanda, contando con recursos presupuestarios adecuados, docentes debidamente remunerados, infraestructura en condiciones de alojar en su seno a los solicitantes, permanente reposición de mobiliario y equipos, inversión constante en tecnología, entre otros factores.
Las buenas prácticas a nivel internacional recomiendan la aplicación de diferentes modalidades de evaluación de los aspirantes a ingresar al sistema universitario, con base en sus méritos académicos, sus aptitudes y su orientación vocacional, para evitar la deserción y garantizar su egreso exitoso, lo que permite también que la institución les ofrezca un adecuado acompañamiento durante su proceso de formación.
El modelo de asignación de cupos establecido por el MPPEUCT y la prerrogativa asumida por la OPSU de asignar la totalidad de los cupos, quitando las competencias establecidas por ley a los consejos universitarios, no representa ninguna garantía de democratización, lo que está facilitando es un mecanismo de ingreso masivo a las universidades, sin garantizar ni la prosecución exitosa de la carrera por parte de los estudiantes ni la adecuada atención por parte de las casas de estudio. Demagogia no es democracia, es solo falsa ilusión.
Publicado en el diario El Universal el 10 de junio de 2015