Esta gente que se está formando en los cursos se vuelve protagonista de su vida, de su comunidad: generan el bien común.

Eso dice Alejandro Marius —ingeniero electrónico por la USB, magíster en Sistemas de Información— sobre los carpinteros, chocolateras (al parecer, todas son mujeres), peluqueras y mecánicos a quienes su asociación Trabajo y Persona ha mostrado un camino. Marius teje redes. Redes entre las iniciativas que llevan religiosos en diversas partes del país y bajo diferentes modalidades, la empresa privada y entidades públicas como el Ministerio de Educación.

El común denominador de todas estas experiencias son las ganas de salir adelante.

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Marius forma parte de una familia de origen uruguayo: cinco hermanos, todos ellos con una profunda vocación cristiana. Alejandro es el mayor y hace cinco años dejó un puesto como ingeniero en una multinacional para emprender esta asociación que se dedica, precisamente, a formar emprendedores. Trabajo y Persona recupera el valor del trabajo, y a través del trabajo, la dignidad de la persona. De allí aquella frase sobre la galaxia que le dijo una emprendedora chocolatera: le comentó que sentía que con su trabajo podía modificar la galaxia.

Y Marius le da la razón:

Es en la acción donde uno descubre muchas facetas de uno mismo; descubres cosas que ni te imaginaste que podías hacer. El trabajo te hace ser más persona, te eleva; te lleva a otro nivel.

Le ha visto la cara de orgullo a la gente que hace muebles o chocolates. También la satisfacción del joven que repara carros. Tiene un blog (alejandromarius.blogspot.com) en el cual cuenta lo que hace y lo que ve.

La idea es simple: su asociación busca alianzas y las pone en práctica. Por ejemplo: por su relación con los salesianos llegó a su centro de capacitación donde enseñan el oficio de la carpintería; sin embargo, a los muchachos hoy en día no les llama mucho la atención formarse en ese oficio… Marius se preguntó cómo recuperar ese oficio. Conoció, al mismo tiempo, a la empresa Masisa, que produce madera. Averiguó que sí, que sí hay un mercado del mueble y hay gente, particulares, quejándose pues no consigue un carpintero para su casa.

Se preguntó ¿cómo hacemos para que sea un oficio atractivo y una empresa quiera invertir en él desde la responsabilidad social? Planificó junto a sus aliados un programa de diseño y ensamblaje de muebles de “fácil salida al mercado”, en conexión con la empresa Masisa. Ahora están replicando el plan en centros Fe y Alegría en Cumaná, El Tigre y Barquisimeto. Se forman maestros para que den cursos sobre emprendimiento e innovación en el oficio: se ha involucrado al Instituto Universitario Pedagógico Monseñor Arias (Caricuao), dirigido por Miriam de Valdivieso. La AVEC (Asociación Venezolana de Educación Católica) también está involucrada. Se busca y se canaliza un modelo: el negocio inclusivo. En fin, se desarrolla un diplomado de Maestro Carpintero para dignificar el oficio.

Por otra parte, hay laboratorios (chocolatería-escuela) en Guatire y Bailadores. La empresa Kakao (la del Trasnocho Cultural) está involucrada: allí se vende una línea especial llamada San Benito fabricada por las chocolateras que se han sumado a la red de Marius. También los muchachos del Proyecto Alcatraz. “Cata de ron y chocolate con impacto social”, remata Marius como un logro tangible y con mucho sabor donde la empresa de los Vollmer también se ha sumado.

Hay más de 600 mujeres chocolateras ya graduadas y 25 más vienen en camino en Bailadores (Mérida) para llevar dulzura marrón y/o amargor nutritivo a más venezolanos. Quizás pronto al extranjero, ¿por qué no?

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Otra iniciativa: a través de la Fundación Ford, Marius y las doce personas que trabajan junto con él  han desarrollado una escuela de mecánica en Valencia. Otorga certificado como diplomado en Mecánica Básica Automotriz. Dedicado a jóvenes entre 19 y 29 años. Quedaron treinta muchachos de unos 200 que se postularon; ahora viene otra cohorte. Involucraron en el proyecto al Centro Jesús Obrero de Guacara, pero también hay contenidos que son impartidos por profesores de la Universidad de Carabobo. La segunda fase es el montaje de un taller mecánico para la rectificación de frenos. O sea, los muchachos repararán frenos y además darán servicio a talleres de la zona que no tienen máquinas de rectificación.

El concepto es emprendimiento + trabajo + sostenibilidad. También trabajan en red peluqueras de Petare, Coche y otros lugares. Hay 75 mujeres en esto.

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Mariloli Méndez es directora de Proyectos en Trabajo y Persona. Es egresada de la UCAB en Administración. Hay en la asociación varios coordinadores de proyectos en diversas disciplinas. En el área de chocolate comenzó a trabajar hace poco una bióloga de la UCV, por ejemplo. En Valencia y Guatire hay también personal:

Es un equipo multidisciplinario: todos hacemos relaciones y proyectos, nos conectamos con los centros de capacitación y damos vueltas por todo el país para hacer llegar este mensaje.

Marius comenzó su charla en la UCAB con una frase del aviador y escritor Saint-Exùpery que dice más o menos así:

Si vas a construir un barco no juntes los hombres, las herramientas y la madera, sino enséñales primero la pasión por el mar amplio e infinito; así el barco será más fuerte.

♦ Sebastián de la Nuez