Manuel Llorens

En el desfile inaugural de las Olimpiadas de Invierno de Sochi, el año pasado, resultó simpática la aparición del solitario atleta venezolano saltando mientras ondeaba la bandera. Mi entusiasmo hacia el personaje duró poco. En el portal de las olimpiadas lo citan diciendo que había comenzado a practicar su disciplina con rigurosidad más bien tarde, a consecuencia de verse sin trabajo por la caída del mercado inmobiliario de Venezuela, lo cual me resultó curioso[1]. En la página de la Federación Venezolana de Ski aparece como uno de los cofinancistas de la organización[2]. Busqué más y encontré que las noticias anteriores en que Antonio Pardo aparece reseñado explican que no es solo por la caída del mercado que estaba sin trabajo, sino que en el 2011 el Tribunal Supremo de Justicia lo había inhabilitado junto al exministro de Finanzas, Tobías Nóbrega, por haberle vendido al Estado unos edificios con un sobreprecio de unos cinco millones de dólares. Pardo aprovechó la coyuntura para pagarse su sueño de entrenar en los Alpes suizos, aparentemente con dinero robado a los venezolanos. Me pregunto: ¿cómo reapareció como atleta acreditado representando a Venezuela?

Estos años han estado plagados de denuncias de corrupción en el deporte nacional. La exministra de Deportes, Alejandra Benítez, denunció fraudes cometidos en distintas disciplinas para acceder a montos millonarios de dólares. Tampoco he podido constatar en qué han terminado esas denuncias. Sí que la ministra duró poco en el cargo. Ese mismo año de 2013, las autoridades búlgaras arrestaron a un funcionario del Instituto Nacional de Deportes con una maleta llena de 407 mil dólares que no declaró al traspasar la frontera.

Hace un mes amanecimos con la información de que el que fuera presidente de la Federación Venezolana de Fútbol durante más de 27 años fue arrestado en Suiza, acusado de participar en una serie de actividades ilícitas relacionadas con cobros de comisiones. Las declaraciones emanadas de la federación hasta ahora han sido más bien erráticas. Una de ellas afirmó que en tiempos como estos es que se ve quiénes son los amigos y los enemigos de Esquivel.

Son todos ejemplos, no solo de la corrupción que nos envuelve, sino de las condiciones culturales que hacen a la corrupción posible. Compadrazgo disfrazado de lealtad, el amiguismo anteponiéndose al bien común, la simpatía superficial y bobalicona sobre afectos más graves de compromiso serio con los ideales del deporte. ¿Hará falta subrayar que en muchos de estos casos las pruebas se recabaron por entidades extranjeras?

El deporte no se construye solo entrenando con disciplina o aplaudiendo a los atletas en los eventos deportivos. Si los ideales que simbolizan los eventos deportivos son malogrados con acciones extradeportivas, las ligas y las competencias pierden credibilidad, atractivo, valor. El deporte es una metáfora de la vida, un teatro donde se representan las pasiones humanas. Ese teatro, a su manera, está hablando.

[1] http://www.latintimes.com/sochi-olympics-2014-meet-antonio-pardo-only-venezuelan-athlete-competing-russia-150665

[2] http://www.federacionvenezolanadeski.com/Home/About