Alejandro Terradez, caraqueño de 22 años. Licenciado en Contaduría Pública egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. Actual director de programas del Voluntariado de Administración y Contaduría. Un muchacho con un espíritu de vocación para ayudar al prójimo que lo motiva día a día como VACchaco, como se suelen denominar los integrantes de este grupo.

Cuando estás en el voluntariado empiezas a entender una realidad distinta del país. No ves la cajita de cristal, sino lo que hay alrededor. Una pequeña muestra de lo que muchas personas de este país viven.

EMPEZANDO COMO VOLUNTARIO

Sus primeros días en el voluntariado empezaron cuando cumplía con el servicio comunitario el pasado año. “Siempre se me ha dado el tacto social, siempre ha sido parte de mí”, explica el egresado. Entre sus tareas estaba dar clases de Matemática en la unidad educativa Canaima y en la unidad educativa Andy Aparicio de la parroquia La Vega, Caracas.

El voluntariado en ese momento estaba pasando por una etapa de reprogramación y Terradez quería ser parte. “Estaba como ley de servicio comunitario, pero estábamos en proyecto de modificar los programas y me empecé a enganchar”, cuenta el licenciado, quien después se encargaría de dirigir los proyectos del Voluntariado de Administración y Contaduría.

El amor por hacer algo por la sociedad lo ha mantenido trabajando con el voluntariado. El egresado pasa sus sábados dando clases de Matemática y Contabilidad a jóvenes desde primero a sexto año de bachillerato de las instituciones Canaima, Andy Aparicio y del Colegio Prisco Villasmil.

El voluntariado no solo va, ellos también pueden venir y disfrutar de las instalaciones de la UCAB y enamorarse. Uno de nuestros objetivos es que después ellos sean estudiantes de aquí.

La experiencia y la satisfacción de romper las barreras de los prejuicios ha mantenido a Terradez en el juego. Explica que poco a poco se ha dado cuenta de que la reconstrucción de un país comienza contribuyendo con la educación de quienes más lo necesitan.

Siempre existe una barrera por el hecho de que ellos vienen de allá (el barrio) y nosotros somos de acá (del campus universitario), pero poco a poco se va cayendo y uno termina siendo como el amigo o el hermano.

Sin embargo, las actividades de Terradez fuera de la universidad también se relacionan con el contacto con los jóvenes; tiempo atrás dio clases de matemáticas en el colegio Cristo Rey de Altamira.

El tiempo que pasa con los muchachos de las comunidades le ha abierto los ojos y le ha mostrado diferentes perspectivas de la sociedad venezolana. Comenta que el esfuerzo que hacen los estudiantes de La Vega para ir a la UCAB, los sábados a primera hora, demuestra las ganas de esforzarse y de salir adelante.

SU MANO EN LOS PROGRAMAS

En su gestión como director de programas del Voluntariado de Administración y Contaduría, Terradez ha afrontado el desarrollo de nuevos programas, cómo iban a presentarlos a la universidad, qué deben tener, qué beneficios aportaban a la comunidad, eran algunas de las muchas preguntas que rondaban en su cabeza.

Buscando la solución, resolvió reformar las materias que dan a los chicos en las barriadas. En el caso de Contabilidad, «nos fuimos por uno de los ejes transversales de la universidad, el emprendimiento. De esta manera intentamos dar a los alumnos la contabilidad como una herramienta de negocio”.

En el caso de Matemáticas, se guiaron por las nuevas tecnologías. “Tecno-mat es ver matemática a través de las computadoras, para que no fuese tan aburrido, sino más atractivo y moderno”, añade.

Otros de los programas en lo cuales las ideas de Terradez influyeron son el Programa de Capacitación de Emprendedores de Negocios y Minilíderes Comunitarios. Iniciativas que contribuyen al desarrollo de las competencias en los jóvenes de las comunidades.

Katherine González