Este miércoles, 2 de septiembre, el Centro de Derechos Humanos UCAB dio inicio a sus actividades académicas con la organización del foro sobre “Normas y Mecanismos de Protección del Derecho a Defender Derechos”.
El cual contó con la participación de Michel Forst, relator especial de las Naciones Unidas para Defensores de Derechos Humanos, y de Juan Navarrete, subdirector regional para Centroamérica del Instituto Interamericano de Derechos Humanos.
Desde el año 1996 ningún relator en materia de derechos humanos ha podido asistir a Venezuela en visita oficial. En esta ocasión, Forst participó en el marco de una visita académica, lo cual no le permite emitir declaraciones con respecto a la situación de Venezuela. Sin embargo, esto no impidió que explicara las dificultades que atraviesan los defensores y defensoras de los derechos humanos, no solo en Venezuela, sino en el resto del mundo:
“En muchas partes del mundo es peligroso ser un defensor de los derechos humanos, al ser activista son altas las probabilidades de ser amenazado, atacado e incluso es probable que se criminalice el trabajo que realiza. Los defensores son víctimas constantes de las campañas de desprestigio, y sus derechos a la defensa o a la expresión se ven restringidos. Como si esto no fuese suficiente, si el activista persiste en su labor, los resultados pueden ser la detención, el arresto e incluso la ejecución”
Forst se ha reunido con más de 110 defensores en distintos países del mundo, quienes han sido víctimas de discriminación, torturas, dificultad para realizar su trabajo, desapariciones, arrestos y hasta desalojos. Y afirmó que dichas agresiones no provienen únicamente de grupos estatales sino también de un amplio grupo denominado actores no estatales, el cual comprende desde grupos armados hasta empresas.
Sin embargo, comenta que el deber primario de defender a las defensoras y defensores recae en el Estado, a esto se debe la importancia de generar mecanismos y redes nacionales y regionales de protección. Por esto explicó las formas concretas de promover y proteger el trabajo de los defensores frente a las amenazas:
La primera de estas formas es el trabajo en conjunto mediante la generación y organización redes de solidaridad nacional e internacional: establecer alianzas con aquellos Estados que protegen el trabajo de defensoras y defensores, con instituciones de las Naciones Unidas, con instituciones dedicadas a la defensa de los DDHH que sean realmente independientes, y con movimientos populares, ambientalistas, grupos de mujeres y sindicatos.
Además, es vital mantener los mecanismos de comunicación y denuncias con el departamento de las Naciones Unidas, ser concisos y explicar los casos y el ataque que han recibido las víctimas, considerando siempre que es una necesidad luchar contra la impunidad y garantizar el acceso a la justicia. Es decir, no permitir que las personas encargadas de realizar las investigaciones de violación a los derechos cesen, ya que esto alimenta un contexto en el que se parece que los ataques son naturales o promovidos por el Estado.
DERECHO DE TODOS
Para esto es necesario también la educación y formación en derechos humanos, función principal del Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Juan Navarrete explica que no debe verse como únicos defensores a las instituciones, sino que toda persona tiene derecho a defender los DDHH:
“Los derechos humanos necesitan un ejercicio de protección, incidencia, promoción y ciudadanía. Estos no se ejercen solo por el hecho de que están establecidos en un documento. Defender estos derechos humanos es absolutamente necesario para la democracia y para el fortalecimiento del Estado”.
Al igual que en el caso de los relatores, Navarrete explica que Venezuela ha tenido una postura muy radical en cuanto a las actividades fomentadas por el IIDH:
“Poder realizar una capacitación en este país ha sido imposible desde el año 2000, aun cuando no podemos evaluar casos de ataques a víctimas, sino únicamente dedicarnos a la promoción y educación en el ámbito de derechos humanos”.
ASPECTOS CLAVE
Para contribuir con la prevención, educación y promoción de los derechos, Forst enumeró cuatro puntos que considera esenciales para el conocimiento y labor de los defensores:
- Es imposible que los defensores estén en todos los frentes, pero es necesario que todos los frentes estén cubiertos: es decir, que todos los derechos y todas las regiones sean defendidas, especialmente las mujeres, niños, las minorías étnicas y los migrantes.
- Es necesario romper la barrera entre los estándares y su implementación: se deben identificar las brechas que hay en la legislación internacional. Hacer la abogacía por nuevas convenciones y tratados, por cambios legislativos, y por el desarrollo de instituciones locales. De igual forma, monitorear las implementaciones, denunciar los abusos y llamar al fin de la impunidad. Esto es parte de un mismo proceso y debería ser cubierto de manera adecuada.
- Debe hacerse un llamado público de todos los perpetrados: sean actores del Estado o no, líderes religiosos, empresariales, tradicionales, militares, padres o esposos. Un llamado a todo aquel que viole los derechos. Inclusive si la justicia no puede conseguirse en casa debe ser buscada igualmente a nivel internacional.
- Debemos ser el cambio que queremos que ocurra en el mundo: se debe trabajar con solidaridad y transparencia, mantener la participación democrática ante nuestros miembros y asegurarnos de que haya independencia de gobierno en nuestros liderazgos.
♦ Noor Pérez
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