Marcelino Bisbal
Estábamos ya en pleno desarrollo del año 1975. Ese fue un año rico en acontecimientos en el ámbito nacional y también en el internacional. Simplemente apuntemos, a modo de refrescar la memoria, que en ese 1975 ya teníamos un año del gobierno del social demócrata Carlos Andrés Pérez (Acción Democrática), en ese mismo año se aprueba en el país la Ley de Nacionalización de la Industria Petrolera; se normalizan las relaciones diplomáticas con Cuba; se crea en el ámbito regional el Sistema Económico Latinoamericano (Sela) con la presencia de 25 países; en Chile, los obispos denuncian de manera enérgica la represión de la dictadura pinochetista; se desploma definitivamente el régimen de Saigón (Vietnam) y los Estados Unidos retiran sus fuerzas; en Inglaterra aparece el nombre de Margaret Thatcher, que en poco tiempo será Primer Ministro representando al partido conservador; grave recesión económica y desempleo creciente en Estados Unidos y Europa Occidental; en España muere, a los 85 años, Francisco Franco, quien gobernó desde 1939; en Nicaragua y en El Salvador recrudece la lucha contra las dictaduras de ambos países; naves espaciales soviéticas y norteamericanas producen el primer acoplamiento espacial; aparece la primera computadora portátil de la IBM…
En el plano cultural y del pensamiento, los hitos fueron muy variados en publicaciones literarias, ensayística política y sociológica, en el cine, el teatro, la danza… Ese año la literatura se enriquece con La rosa profunda y Libro de arena de Jorge Luis Borges; Gabriel García Márquez nos sorprende con El otoño del patriarca; en Venezuela Guillermo Sucre se hace presente con La máscara, la transparencia y Elisa Lerner con Vida con mamá; en el teatro, Augusto Boal inicia sus reflexiones sobre el teatro popular y del oprimido con la publicación de Técnicas latinoamericanas de teatro popular; en ensayística política, el venezolano Carlos Rangel irrumpe con Del buen salvaje al buen revolucionario; en el mundo de la danza aparece Maurice Bejart con Nuestro Fausto y el soviético Mijaíl Baryshnikov debuta en Londres; y en el país, bajo la dirección de Zhandra Rodríguez y Vicente Nebreda, se crea el Ballet Internacional de Caracas; en el cine tenemos que referir a Jesús de Nazaret de F. Zeffirelli; Carlos Saura con Cría cuervos; I. Bergman y su Flauta mágica y Steven Spielberg con Tiburón I; Juan Vicente Gómez de Manuel de Pedro; Román Chalbaud con La quema de Judas, ambos venezolanos… De la misma manera dejaron de estar entre nosotros importantes figuras culturales. Se nos van Pier Paolo Pasolini (director de cine italiano) , Arnold Toynbee ( historiador y filósofo inglés), Julian Huxley (biólogo y escritor); Dimitri Schostakovih (compositor soviético) entre los más conocidos.
Este fue el contexto –rico y variado– en el que nace nuestra revista Comunicación. Surgimos como una pequeña publicación mimeografiada, de pocas páginas (no más de 12 o 24) y nos cobijamos con y en el Centro de Comunicación Social Jesús María Pellín. La ficha de nacimiento, muchas veces repetida, dice:
Este boletín, cuyo primer número estamos presentando, nace para servir de expresión a las inquietudes que el moderno proceso de la comunicación social suscita, a cada momento, en los profesionales de la misma. Nace, en concreto, por iniciativa de un grupo de comunicadores venezolanos preocupados por el deterioro progresivo de una genuina comunicación social en el país y conscientes de las implicaciones negativas que ese deterioro tiene para el desarrollo político e integral del hombre y del pueblo venezolano.
Comunicación se hace presente cuando en el país la revista Orbita. Temas de comunicación social ya tenía tres años publicándose (nace en el tercer trimestre de 1972 y se editaron treinta números). En la región está ya la revista Chasqui, la primera publicación latinoamericana dedicada al estudio de la comunicación; nace en 1972 bajo el auspicio de Ciespal (en ese entonces Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina) y perdura hasta nuestros días. En Chile, mientras se desarrolla la experiencia hacia el socialismo con Salvador Allende, en julio de 1973 arranca la publicación Comunicación y Cultura. La comunicación masiva en el proceso latinoamericano, de la cual se editaron doce números. Por último, en Argentina, dos años antes –1974– de la aparición de la bota militar se publicará la revista Lenguajes, primera revista en América Latina especializada en la investigación lingüística-semiología; solo se llegaron a editar dos números.
Con esas referencias inicia Comunicación sus primeras ediciones y su línea de investigación se centrará en el estudio de las industrias culturales; en el régimen de propiedad de los medios; en las reflexiones sobre una radio y televisión de servicio público; en los inicios de las discusiones sobre las políticas nacionales de comunicación y cultura; en el campo de la lingüística y la semiología y ya empezábamos a referir el concepto y la práctica de la comunicación alternativa, medios alternativos, comunicación de base y comunicación popular. Desde allí asumimos nuestra carta de identidad: … desde una perspectiva crítica y alternativa.
Esos fueron sus inicios. Comunicación entra en la década de los años ochenta y los noventa. Nos codeamos con nuevas publicaciones que sobre el fenómeno de la comunicación aparecen y desaparecen. En Venezuela –en 1982– se publica Video-Forum (revista orientada al estudio de la comunicación audiovisual y editada por la Academia Nacional de Ciencias y Artes del Cine y la Televisión, auspiciada por RCTV. Se publicaron diez números). Hará su aparición en 1988 y continúa hasta nuestros días el Anuario ININCO editado por la Universidad Central de Venezuela. En el contexto latinoamericano –1982– empieza a editarse la revista Signo y Pensamiento de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Javeriana que permanece hasta hoy. En 1987, y desde México, aparece la publicación Cuadernos del CEIC, que desde el año 1990 empieza a llamarse Comunicación y Sociedad, del Departamento de Estudios de Comunicación Social de la Universidad de Guadalajara. También se hacen presentes, en los inicios de la década de los ochenta, la revista Comunicación & política al abrigo del Centro Brasileiro de Estudios Latinoamericanos de Forense-Universitaria (se publicarán pocos números) y Comunicación e Sociedade del Instituto Metodista de Enseñanza Superior (se deja de publicar hacia la mitad de esa década). Volviendo a Venezuela, arrancando los noventa, en 1992 aparece Temas de comunicación de la Escuela de Comunicación Social de la UCAB (se sigue publicando en el espacio digital y pertenece ahora al Centro de Investigación de la Comunicación) y en América Latina irrumpe Intercom. Revista brasileira de comunicación, que continúa hasta nuestros días. A partir del inicio del nuevo milenio surgieron nuevas –muy pocas– publicaciones.
Este recorrido, por demás esquemático y señalando apenas algunas publicaciones que conocimos hasta finales de los noventa y que pudieron llegar a nuestras manos a lo largo del tiempo, sirve para ilustrar un momento de los inicios y consolidación de la revista Comunicación como referente para conocer lo que ha sido la institucionalización del campo de las comunicaciones en Venezuela y en una buena parte de América Latina.
Hoy estamos celebrando cuarenta años sin ningún ánimo triunfalista por el hecho de haber llegado hasta aquí. Han sido cuarenta años de insistir y referir algunas temáticas que se hicieron presentes y que siguen estando presentes: democratización de las comunicaciones, las políticas públicas en comunicación y cultura, acceso y participación comunicacional, medios alternativos y comunicación alternativa-popular, las industrias culturales, el régimen de propiedad de los medios, la semiología, los temas del periodismo, el de la libertad de expresión como derecho humano fundamental, la relación entre comunicación y desarrollo, el perfil profesional del comunicador, los retos que introducen en el campo del periodismo y la comunicación las nuevas tecnologías, nuevas formas de comunicación como la comunicación corporativa y organizacional, comunicación y política, sensibilidad y arte… Durante todo este tiempo, desde nuestra revista Comunicación hemos intentado estimular y canalizar el debate crítico sobre un campo tan estratégico como lo es hoy la comunicación y la cultura.
Cuando Comunicación celebraba sus 35 años, uno de sus fundadores César Miguel Rondón expresaba: “Con la modestia que siempre ha caracterizado a los que hacen Comunicación, afirman que no saben si 35 años son muchos. Pues yo les respondo que sí: son muchos. Muchísimos. Pero con la misma les advierto que son pocos, muy pocos, porque ahora es cuando”.
¡Pensamos insistir! Este es el lema que hemos asumido para celebrar nuestros cuarenta años. Hemos trazado un camino, una ruta que está presente en todos los números publicados hasta ahora. A partir de aquí se trata de emprender la ruta del futuro, pero sin olvidar lo que hemos dejado en el pasado reciente. Las dificultades y el des-orden del contexto son grandes, pero “más allá de eso [nos dice el escritor Francisco Suniaga], el debate hay que darlo porque los demócratas de este país tienen la convicción de que los principios democráticos que hace casi setenta años empujaron a los venezolanos a marchar hacia un porvenir más venturoso y fijaron el norte de su trashumar, siguen siendo válidos. No podría ser de otro modo, son los mismos compartidos en mayor o menor medida por la humanidad entera”.
¡Pensamos insistir!