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Ser joven en entornos empobrecidos

La vida de los jóvenes de los sectores populares se ha visto afectada por diversos factores como la economía, la falta de estudios o, simplemente, la estigmatización por parte de la sociedad. Esta fue una de las conclusiones de Juan Miguel Flores, profesor y psicólogo de la Universidad de Buenos Aires, en el tercer día del «Congreso Nacional de Ciencias Sociales» de la UCAB.

Flores destacó que las personas que viven en situación de pobreza extrema sufren daños en tres áreas: la biológica y neurológica, la psicosocial y la psicocomunitaria. En la parte biológica las personas sienten que no tienen poder sobre sus vidas y que no pueden hacer nada para cambiar sus circunstancias y por eso siguen los estereotipos. Ejemplo de esto son las chicas que salen embarazadas a los 14 años, lo ven como su proyecto de vida porque sus madres hicieron lo mismo, además de que con esa actitud adquieren cierto respeto en su familia. Por otro lado sufren de desnutrición, defectos de crecimiento y del sistema inmunológico, así como el poco desarrollo cerebral y neurocognitivo. Esta población tiene una esperanza de vida más baja que el resto de la sociedad donde viven.

En el área psicosocial está presente el desaliento y la desesperanza de no ser importante para ellos ni para nadie, así como el sentimiento de discriminación por parte de las demás personas. Tienen un comportamiento de autoabandono, además de baja autoestima y una autoimagen negativa.

Con respecto al aspecto psicocomunitario, tienen una imposibilidad de desarrollar proyectos de vida, tanto en lo personal como en lo familiar. Además, habitan en ambientes psicosocioculturales que promueven impulsos lesivos que dificultan la generación del espíritu de avance, razón por la cual Miguel Flores comenta:

Argentina es un país que envejece rápidamente.

El investigador destacó que los jóvenes gozan de una imagen negativa, indistintamente de su clase social, ya que son vistos por la sociedad con una imagen de sujetos homogéneos, caracterizándolos de manera negativa al relacionarlos con conductas de riesgo, apatía prosocial, actitudes desafiantes a las reglas y sujetos peligrosos.

 

♦ Luis E. Martínez

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