Francisco José Virtuoso
La Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar, presentaron el viernes pasado parte los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida 2015 (Encovi). Alarma el incremento de la pobreza, el miedo a la criminalidad, las deficiencias de servicios públicos, y la vulnerabilidad física-ambiental, de los asentamientos urbanos populares. El resto de los temas de la encuesta no han sido presentados.
En este breve espacio solo considero algunos de los datos más relevantes en materia de pobreza, porque es el tema en donde más visiblemente se pone de manifiesto la gravedad de nuestra situación social.
Se entrevistaron a 1.500 hogares entre agosto y septiembre de este año. Para el análisis de las condiciones de la llamada «pobreza de ingreso», ante la ausencia de cifras oficiales, se estableció una canasta alimentaria con un valor de Bs 14 mil 556, con un estimado de inflación de 170 % para el caso de los alimentos entre agosto 2014 y agosto 2015.
De acuerdo con los resultados del estudio, en 2014 y 2015, la capacidad de compra de las familias ha experimentado la mayor contracción en toda la historia socioeconómica del país y esto explica porqué hemos batido todos los récords de pobreza de ingreso. Hoy 73 % de los hogares y 76 % de los venezolanos están en pobreza de ingresos. El retroceso en materia de pobreza de ingreso va de la mano del acelerado incremento de los precios y la merma en la capacidad de compra del ingreso.
La Encovi también determinó que 49 % de los hogares se ubica en la categoría de pobreza extrema. Por primera vez el porcentaje de hogares en pobreza extrema de ingresos supera a los hogares en pobreza no extrema. Luis Pedro España, explica que ello se debe a que las políticas de salario mínimo, que son el único mecanismo para mejorar las remuneraciones, solo alcanza a los trabajadores del sector formal, quedando fuera del alcance de estas políticas los más pobres.
La mitad de los hogares en pobreza de ingreso dicen comprar en las distintas modalidades de la Misión Alimentación. Esto es un síntoma de la crisis de ingresos, lo que pone de manifiesto que sin abastecimiento subsidiado no se come en Venezuela. Las misiones que pudieran actuar sobre las causas de la pobreza, básicamente las educativas, las referidas al cuidado de la salud y las relacionadas con el mejoramiento del hábitat, no reportan cifras de cobertura significativas.
Hasta aquí los datos de la encuesta, solo en cuanto a uno de sus grandes temas. La situación revelada es sumamente grave y dolorosa, lo que pudiera al menos atenuarse con una adecuada política económica y social generadora de condiciones para aliviar la inflación, mejorar el acceso al ingreso y apoyar a las familias más vulnerables. Lo que a su vez supone de parte del gobierno una mayor apertura a esta cruda realidad y el favorecimiento de espacios que permitan la colaboración de diversos actores.
El gobierno se ha encerrado en un esquema de comprensión de los problemas demasiado angosto, ha empobrecido a la clase media y ha reducido a la pobreza extrema a una gran mayoría de los sectores populares. ¿No se supone que los pobres son la razón de ser de la revolución? Al menos esos grandes eslóganes deberían mover la reflexión y a la búsqueda de nuevos derroteros.
El camino para el desarrollo humano integral requiere del consenso y compromiso de todos, y para ello se necesita crear espacios de concertación, sobre la base del reconocimiento y de la justicia. Me viene a la memoria un verso de Mario Benedetti : «… que en mi país la gente viva feliz, aunque no tenga permiso».
Publicado en el diario El Universal el 25 de noviembre de 2015