“Estoy en donde me llaman”, comenta Magno Antonio Gueter Gallardo, un señor de 51 años que ha dedicado 22 al servicio de la universidad y de los estudiantes. Magno ha estado conectado con la UCAB desde que su padre, Maximiliano Gueter, técnico en la Facultad de Ingeniería, lo traía para que conociera el campus, desde entonces ha tenido una gran relación con la que ha sido su segundo hogar. Comenzó sus labores en el año 1993 como auxiliar de biblioteca y, actualmente, es auxiliar de restauración. En su día a día se encarga desde pintar una pared hasta restaurar los libros. En sus ratos libres empasta trabajos de grado en su casa. “Me llaman el ángel de los tesistas en apuros”, confiesa, ya que muchos alumnos le encomiendan sus tesis.
Magno nació en la parroquia San Juan, en Caracas, donde transcurrió su primer año de vida hasta que se mudó a Carapita, donde vive hoy en día. De pequeño siempre estaba pendiente de los consejos de sus padres, para así crecer con valores y honestidad. Durante este tiempo, su hermano de 18 años falleció víctima del hampa. Posteriormente, con trabajo duro y esfuerzo, Gueter compró una casa en Camatagua, estado Aragua, donde residen su esposa y su hija de 15 años, a quienes visita los fines de semana. Durante la semana comparte en Carapita con sus dos hijos, el mayor de 28 años, estudiante de Contaduría Pública en esta casa de estudios, y el menor de 23 años.
Antonio se considera un señor serio, amigable, muy dado con la gente, pero principalmente colaborador con todos los que de verdad lo necesiten. Con respecto a su estadía en la UCAB, reconoce que ha sido excelente, muy fructífera y gratificante. Su trato es de mucho respeto hacia todos los miembros de la comunidad universitaria, en especial con los alumnos, ya que considera que estos son los que construirán el futuro. Su deseo es estar aquí hasta que se jubile e incluso mantenerse en contacto con la institución en esa etapa de su vida.
Gueter ha vivido muchas cosas, por lo que a los muchachos que andan en malos pasos recomienda: “Piensen primero lo que van a hacer antes de que les caiga la justicia, porque esta no perdona”.
♦ LEM