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Nacer de nuevo en 2016

Luis Ugalde

Los resultados son claros y contundentes. Ridículas e infantiles las acusaciones contra fantasmas imperiales capaces de desviar el voto de millones de venezolanos. Pero nada puede cambiar la triste realidad de una “revolución” con pueblo frustrado. Ejemplar actuación de los votantes, de los responsables políticos conductores del voto democrático y de los civiles y militares garantes del respeto al voto. Queremos destacar el extraordinario papel de aquellos dirigentes de la MUD y otros demócratas, atacados por supuestos opositores que los calumniaron de estar vendidos al gobierno con negocios inconfesables a cambio de engañar al electorado democrático y llevarlo como ovejas al matadero electoral donde el régimen ya tenía blindado su triunfal resultado. Afortunadamente, los dirigentes de la MUD resistieron las calumnias, superaron sus tentaciones divisionistas e hicieron un aporte extraordinario a nuestra caída del “muro de Berlín”. Ahora los necesitamos unidos de parteros en el nacimiento de una nueva Venezuela. No estaría de más que, ante los hechos, los calumniadores (¿de buena fe?), sacaran algunas conclusiones sensatas y constructivas para el futuro.

Varios millones de venezolanos más necesitan y quieren cambio, pero no se expresaron el 6D.

Ahora, gobierno y oposición no tienen más remedio que ver, con desnuda objetividad, algunas evidencias y graves necesidades.

Asamblea Nacional

En la Asamblea la oposición democrática, con dos de cada tres diputados, tiene poder para contribuir fuertemente a democratizar y reconstitucionalizar el país. El gobierno parece decidido a cultivar la calumnia de que la nueva AN es el problema y que los demócratas llegan con el objetivo central de agredir a los pobres hasta eliminar las «misiones» y todo programa social, incluso los servicios gratuitos de salud, de educación…

La dirigencia democrática ha propuesto con máxima urgencia y prioridad una amnistía que acabe con la escandalosa persecución de presos políticos y exiliados y la criminalización de toda actividad política opositora. También están decididos a una ley que otorgue propiedad a los beneficiarios del plan vivienda, que en este “socialismo” solo son usuarios, mientras sean leales al régimen. El legislativo nuevo reforzará sin ambigüedades aquellas misiones de indiscutible valor y hará que no sean solo para los sumisos al régimen, sino que se universalicen como derecho de todos, y se vuelvan eficientes y transparentes con cuentas claras. Hoy clama al cielo el abandono de la gente en los hospitales. La atención primaria de salud es urgente y prioritaria para todos; con cubanos o sin cubanos, hay que relanzarla (más de la mitad de los centros están muertos). Excelente y retadora oportunidad para los gremios de la salud y las universidades, única para demostrar en la práctica su efectivo compromiso -con movilización de conciencias, creatividad y organización efectiva- en políticas públicas aplicadas por centros y comunidades, gubernamentales o no. Hacer juntos más y mejor con ingresos petroleros reducidos.

No habrá en Venezuela democracia sin una efectiva recuperación de la autonomía de los poderes públicos, superando las subordinaciones legislativas y judiciales que han escandalizado al mundo.

El Ejecutivo

El gobierno quiere centrar fuera de sí, la tragedia nacional de la que sus políticas son las  causantes. Que el país no se confunda: el profundo malestar económico-social y el brutal empobrecimiento de las mayorías lo debe enfrentar el EJECUTIVO, yendo a la raíz de su propia política, fábrica de miseria y de millonarios rojos al mismo tiempo. Si el gobierno no toma en serio la lección del 6D, aumentará la desesperación creciente de sus propios seguidores, de muchos dirigentes suyos y de la población. El país se sentirá burlado por la insensatez presidencial y muy probablemente veremos a Maduro forzado a renunciar, sustituido por quienes traigan respuestas, o las intenten. Hay también otras fórmulas constitucionales para barrer la insensibilidad ante la tragedia. Febrero en Venezuela es mes de tormentas y huracanes políticos.

No es posible continuar perdiendo 12.000 millones de dólares por regalar la gasolina en el mercado interno a quienes tienen carro.

El desabastecimiento es un resultado criminal de una política oficial que desestimula a los productores y a la productividad.

La inflación es una asaltante omnipresente y eficaz que cada semana le quita a millones de trabajadores la mitad de lo poco que ganan. Se nutre del gasto público irresponsable y corrupto, de la provocada quiebra del aparato productivo y del cambio múltiple actual, que es la fábrica más eficaz y corrupta de millonarios improductivos. Solo una nueva política de garantía jurídica, transparencia (empezando por el BCV) y decidido estímulo a la inversión en Venezuela, producirán un flujo positivo de miles de millones de dólares.

Nada de esto ocurrirá con palabras, si no se ponen los medios adecuados para los fines. Corresponde al Ejecutivo central tomar una decisión clara y nombrar tres o cuatro personas capaces y bien asesoradas nacional e internacionalmente. La Asamblea democrática debe enfocar hacia allá el malestar nacional y respaldar los cambios razonables con altura y visión nacional. Todo esto hubiera sido mejor en enero de 2015 y será mejor en diciembre que en febrero del año que viene.

Nacer de nuevo

Ya empezó el milagro nacional. Ahora necesitamos que gente significativa de ambos bandos con un nuevo espíritu de alegría, solidaridad y reconocimiento del otro, tome la calle y desborde las avenidas.

¿Nacer de nuevo? ¿Cómo puede nacer un viejo?, pregunta asombrado el fariseo Nicodemo a Jesús que lo invita a renacer. ¿Cómo puede nacer esta Venezuela maltrecha, dividida, cargada de odio? Pero Jesús insiste, no hay superación de la violencia, ni recuperación económico-social, ni salida de la pobreza, ni convivencia constructiva, ni productividad creciente con esperanza, si seguimos con millones de “yos” enfrentados, incapaces de tejer múltiples “nosotros” en un “nosotros” nacional de distintos y complementarios. Nacer de nuevo en 2016 es el milagro que haremos con la bendición de Dios. Milagro que exige una condición: reconocer, reconocernos, dar de nosotros y recibir al otro que nos da. Es lo que ocurre en la Navidad. El texto bíblico nos dice que a los pastores se les dio una señal para reconocer a Dios-amor nacido entre nosotros: “Encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Reconocer al niño y a todos los niños en Navidad es entrar al Año Nuevo con esperanza y compromiso para hacer una democracia nueva, plural y eficaz. ¡Feliz Navidad y Año Nuevo!

Publicado en el diario El Nacional  el 17 de diciembre de 2015

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