Marielba Núñez
Una vez más, los venezolanos debemos encarar los peligros de una epidemia en medio de una férrea opacidad informativa por parte del gobierno. La presencia del virus Zika está confirmada desde el pasado mes de diciembre, cuando la Organización Mundial de la Salud lo notificó en su sitio de alertas en Internet, donde el nombre del país aparece junto con el de otras veinte naciones donde también se ha detectado y circula. Pese a ello, y a las repetidas advertencias de organizaciones nacionales e internacionales, el Ministerio de Salud todavía no ha emprendido una campaña de prevención y ni siquiera ha comunicado oficialmente cuántos casos de la enfermedad se han contabilizado hasta ahora.
Omitir la divulgación de las medidas urgentes que deberían tomarse en casos como este o hacerlo con retraso no parece tratarse solamente de descuido o negligencia, sino parte de la política gubernamental en la materia, que explica decisiones como haber dejado de difundir el boletín epidemiológico desde noviembre de 2014, pese a los cuestionamientos de organizaciones no gubernamentales y de asociaciones médicas. El silencio informativo ha caracterizado la actuación de las autoridades en episodios como los de la gripe AH1N1, el dengue y el chikungunya, enfermedades cuyos alcances y consecuencias todavía se desconocen.
Entre quienes han alertado sobre lo que ocurre está Oswaldo Godoy, quien fue durante varios años director de Epidemiología del Ministerio de Salud. En declaraciones a los medios de comunicación señaló que la falta de información afecta a todos los ciudadanos, pues el diagnóstico se hace tardíamente y es difícil ofrecer un tratamiento adecuado y atajar a tiempo las complicaciones, como el síndrome de Guillain-Barré, que se ha asociado con el Zika, y se caracteriza por una debilidad muscular extrema y en ocasiones parálisis que hace necesario hospitalizar al paciente. En naciones como Colombia, el Estado ha considerado prudente pedir a las parejas que eviten concebir un bebé por lo menos hasta mediados de año, por el riesgo de microcefalia, otra de las consecuencias vinculadas con el virus.
Está claro que hay condiciones que favorecen la expansión del Zika en Venezuela, dado que lo transmiten los mismos mosquitos que sirven de vectores para el dengue y el chikungunya, Aedes aegypti y Aedes albopictus. La pronunciada escasez de agua, que obliga a acumular el líquido en recipientes, también facilita su reproducción, con lo que el riesgo se incrementa. En vista de la inacción del gobierno, especialmente del Ministerio de Salud, toca a la población tomar la iniciativa y aplicar todas las medidas necesarias para tratar de reducir la exposición a las picaduras de los insectos, entre otras eliminar los criaderos de los zancudos y utilizar mosquiteros. Ante la aparición de señales que hagan sospechar que se padece la enfermedad, como fiebre, erupciones, conjuntivitis, malestar general y dolor de cabeza, los especialistas recomiendan acudir a consulta médica, aunque en tiempos de escasez se convierte también en un desafío conseguir los analgésicos que pueden usarse para aliviar los síntomas e incluso los reactivos que permitirían identificar el virus con certeza.