“Somos algo más que un salón de estudios”, comenta Rommel Ramírez, de 42 años, acerca de la UCAB, ya que él la ve como un camino de vida en el que se aprende y crece tanto personal como profesionalmente. “Estamos montados en la excelencia”. Rommel lleva 24 años laborando en la universidad. Empezó en el año 1991 en la antigua Biblioteca y luego pasó a la Dirección de Tecnología e Información. Pero eso no es todo, durante este tiempo Ramírez se graduó de licenciado en Educación, mención Ciencias Pedagógicas. Una vez graduado, consiguió trabajo en el Colegio Los Arcos, en la Trinidad, donde trabajaba en las mañanas y, luego, se dirigía a la UCAB para empezar su turno como operador de salas de microcomputadoras. Actualmente es especialista de recursos humanos en la Dirección de Recursos Humanos y cuenta con una Maestría en Gerencia de Recursos Humanos y Relaciones Industriales.
Rommel vivió su infancia en el barrio Santa Ana, en Antímano. Desde los 14 años ha estado vinculado con la UCAB, ya que venía a que los estudiantes de ingeniería le explicaran Matemáticas; para las asignaturas de Castellano y Literatura acudía a los alumnos de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.
Durante su estadía en el barrio fue desalojado de su vivienda y pasó a ser un damnificado en el año 2000; en este tiempo decidió mandar a su esposa a un hotel, ya que no soportaba las condiciones tan deplorables en las cuales vivía en el refugio al que fueron llevados. La universidad le brindó el apoyo económico para ayudar a superar esta pérdida. Desde este tiempo no ha vuelto a visitar dicha zona, ya que la mayoría de sus vecinos y amigos se han ido. “No he vuelto a ir por ser extraño, ya que no eres parte del barrio y te miran como tal”.
Tiene tres hijos (22, 15 y 12 años) con su esposa, Brenda Morales de Ramírez, egresada de la Escuela de Educación, mención Ciencias Sociales, a quien conoció durante su época de estudiante. Rommel cree en la universidad, en sus valores y enseñanzas como pilares fundamentales de la sociedad, por lo que aspira en un futuro ser docente, para seguir preparando a los profesionales que egresen de su casa de estudios.
Se considera conversador, carismático, humilde y honesto. Además, comenta que el mejor momento de su vida ha sido entrar a trabajar aquí, y que el peor fue cuando tuvo que pensar en dejarla. Es muy católico y sumamente positivo. “No cargo lo malo en un bolso, ya que si fuese así andaría doblado”.
♦ LEM