Odalis María Monzón González es una señora que se mantiene en constante actividad, muy feliz y a la orden de todos los que van al piso 3 de la Biblioteca. “La edad no se dice, pero tengo 55 años”, pero no los aparenta, ya que siempre carga consigo una sonrisa. Ella desempeña sus labores con entusiasmo y mucho respeto desde hace treinta años; es bibliotecaria 2, pero ha ejercido los cargos de auxiliar 1, 2 y 3, demostrando siempre excelentes valores y responsabilidad.

Odalis recuerda que un día la llamaron de la oficina de Recursos Humanos; cuando llegó, le dieron un sobre en el cual se encontraba su ascenso por tan buen desempeño laboral. Desde sus inicios ha sido fiel y destacada en sus servicios a todos los estudiantes, especialmente a los de la Escuela de Derecho, entre quienes es muy querida, ya que siempre está al tanto de sus libros, tesis y cualquier cosa que necesiten. “Les doy calidad de amor y cariño a los estudiantes”.

Ella nació en la parroquia de La Pastora y, cuando cumplió 16 años, se mudó a Antímano, ya que su padre compró una casa en esa localidad, donde residió por casi veinte años, hasta que su padre falleció a causa de un infarto a los 60 años y su madre decidió venderla y mudarse a Caricuao. Odalis le da las gracias a su padre por su familia, porque ella y sus ocho hermanos (tres varones y cinco hembras) fueron criados con integridad y valores. La unión de su familia es vital para ella, por lo que siempre los 31 de diciembre escribe: “Familia unida nunca será vencida”.

Odalis acota que cuando está mal o afligida, reza y le pide paz y fuerza a su padre. Actualmente vive con su pareja, Eduardo Tavares, y sus dos “grandes y poderosas razones”: sus hijos, uno de 30 años, egresado de nuestra Escuela de Educación en la mención Ciencias Pedagógicas, y una de 20, estudiante de Psicología.

Se considera una “ancianita moderna”, ya que siempre está alegre, es extrovertida, católica y colaboradora, al tiempo que destaca que no le gustan las injusticias. Además, agradece a la universidad por el apoyo que le brinda a todos los que habitan en ella. “Todos somos ucabistas, todos somos hermanos”. Cuando se jubile, espera dejar un buen trabajo a la generación entrante, a quienes aconseja que trabajen, se formen y estudien para que forjen el futuro.

♦ LEM