Mil novecientos dieciséis marcó un hito en la historia de la Iglesia en Venezuela.  Como punto culminante de un proceso sostenido de recuperación iniciado a finales del siglo anterior –la llamada Restauración− se permitió en ese año el retorno de la Compañía de Jesús al país.  Tal retorno, después de casi ciento cincuenta años, era la prueba de un acercamiento entre el Estado liberal y la institución eclesiástica: algo impensable hasta hacía muy poco tiempo atrás.

Las jornadas de este año esperan ser un espacio para la reflexión en torno a la historia de este primer siglo de la Compañía de Jesús en Venezuela.  La idea es abordar el tema desde tres grandes perspectivas: la Compañía de Jesús en Venezuela en la contemporaneidad venezolana; historia de la Iglesia venezolana y latinoamericana durante el siglo XX;  e historiografía de y/o sobre los jesuitas en Venezuela y América Latina.

 

EL SUCESO

Aquel retorno fue un gran suceso. Marcó el final de una época y el inicio de otra.  Antes ya habían llegado otras congregaciones femeninas y masculinas (las tarbesianas, que abrieron el camino en 1888; los capuchinos, los salesianos y los lasallistas), al tiempo que se fueron fundando otras en el país (como las célebres Hermanitas de los Pobres), pero ninguna tenía el halo polémico y atemorizante de la Compañía de Jesús.

Naturalmente, no fue un retorno fácil.

En los siguientes treinta años los jesuitas tuvieron que enfrentar numerosas críticas y ataques.  En las décadas de 1930 y 1940,  en el contexto de las grandes luchas ideológicas de aquel tiempo, en especial de la Guerra Civil española, fueron objeto de un renovado anticlericalismo por parte de la izquierda. Se planteó su expulsión, el cierre y la estatización de sus colegios; se los convirtió en ícono de la reacción de derechas.  Pero los jesuitas lograron capear el temporal y consolidarse.  Llegados para administrar el Seminario de Caracas, pronto fundan instituciones esenciales tanto para la restauración de la Iglesia como para la modernización del país: el Colegio San Ignacio en 1923, la revista SIC en 1938. En 1943 un jesuita organiza los primeros sindicatos católicos. En 1945, otro organiza la AVEC. En 1953 nace la Universidad Católica Andrés Bello, y en 1955 otro jesuita ayuda a crear Fe y Alegría, uno de los movimientos educativos más importantes del mundo en desarrollo.  Y eso sin contar las cohortes de políticos, intelectuales y profesionales muy comprometidos con el catolicismo que formaron en sus aulas.  Si el socialcristianismo llegó a ser una fuerza importante en Venezuela, esencial para comprenderla en su contemporaneidad, se debió en gran medida a estos hombres y mujeres.

Los profesores Carmen Carrasquel, Guillermo T. Aveledo Coll, Carlos Izzo, Jorge Bracho y Fernando Falcón han confirmado su asistencia a las jornadas de este año, junto a los padres. Joseba Lazcano y Abelardo Bazó. El programa completo de ponentes y conferencias será anunciado pronto. Estas jornadas son una iniciativa del Instituto de Investigaciones Históricas Hermann González Oropeza y del Centro de Investigación y Formación Humanística de la universidad.

 

Ilustración: imagen alusiva a la expulsión de los jesuitas a partir de 1767 en los territorios de la Corona Española.