Una docente muy querida será homenajeada con motivo de estos cincuenta primeros años de la Escuela de Filosofía de la UCAB, pero todavía Mario Di Giacomo se niega a soltar prenda. Di Giacomo, filósofo por la UCV y actual director de la Escuela en la Católica, apunta hacia un tema clave de la actualidad: no hay manera de que democracia y ciudadanía se cultiven sin un entorno humanístico.
Así dice Martha Nussbaum (filósofa nacida en 1947 en Nueva York), citada por el profesor. Como consecuencia de tal correlación, pensar en una política hecha solo por técnicos o tecnócratas le parece a Di Giacomo “espeluznante”.
La Escuela de Filosofía de la UCAB se mantiene a pesar de no ser una carrera con gran demanda, al menos no en las dimenciones que a Di Giacomo y a otros profesores les gustaría. Ha visto, sin embargo, que puede haber un filón como alternativa para profesionales ya adultos en busca de un punto de anclaje a la reflexión. “Hemos visto que hay un mercado de personas mayores que desearían manejar áreas tanto de filosofía como de teología”, afirma. “Estamos diseñando un diplomado que incluye una visión económica adherida a lo filosófico y lo teológico. Tratar de dar una mirada humanista de la economía: eso es necesario”.
Habla de un diplomado de seis meses que brindará una buena relación entre ética y economía, desde la antigüedad hasta el presente.
LOS HABERES DE LA ESCUELA
Di Giacomo sabe que de la Escuela ha egresado gente muy bien formada en historia de la filosofía, en lógica, epistemología y/o filosofía moral. En términos de aporte a la sociedad diría que la Escuela, y sus licenciados, representan un saber que disciplinadamente intenta alcanzar metas. Las investigaciones se reflejan en libros y revistas. “Tenemos reflexiones políticas, morales, sociológicas… y eso es importante”.
La aspiración de la carrera de Filosofía es la docencia y la investigación; pero cuando el propio Di Giacomo trabajó en la administración pública se dio perfecta cuenta de que los filósofos tienen cabida allí, en el área cultural. Estuvo en la Biblioteca Nacional en su mejor época, junto a Virginia Betancourt, y después en el Centro Nacional del Libro. Sobre su labor docente, Di Giacomo dice: “Formar escuela es lo que a uno le inquieta como profesor. Es decir, dejar una tradición donde la filosofía se mantenga seriamente trabajada. A veces se logra, y cuando uno ve alumnos que han comenzado a dar clases en Venezuela o afuera, uno siente cierta satisfacción”.
Entre los filósofos venezolanos o extranjeros que hicieron vida aquí, y que para él sentaron precisamente esa tradición que abre camino, admira a Juan Nuño, Javier Sasso, Eduardo Piacenza y Ezra Heyman. A este último lo recuerda de manera precisa:
“Siempre tenía tiempo para el alumno”.
La Escuela de Filosofía de la UCAB cumple cincuenta. Ha madurado, sigue llena de ilusiones y ofrece un grupo de profesores capaces de hacer reflexionar a la juventud. También a los que dejaron la juventud atrás pero se sienten con ánimo y curiosidad suficientes como para enfrentar un desafío intelectual.
♦ SN
Foto: Mario di Giacomo durante el foro sobre el perdón organizado en el ITER (La Castellana) el martes 15 de marzo.