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Una batalla a favor de la calidad educativa

La experiencia como educador de José Javier Salas comenzó en su infancia. No se trata de una exageración. Cuando apenas tenía 10 años de edad, tuvo la oportunidad de dar clases como voluntario en los liceos de vacaciones del grupo Utopía, la hermosa iniciativa que el sacerdote Jean Pierre Wyssenbach motorizó en La Vega. Allí, los alumnos más aventajados se encargaban de guiar a sus compañeros para ayudarlos a avanzar en las materias en las que no se desempeñaban bien.

Salas, actual coordinador de Física y Matemáticas en la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello, reflexiona en torno a aquel proyecto educativo del que formó parte y lo compara con lo que ocurre actualmente en los centros educativos donde se imparte bachillerato, afectados por graves deficiencias. Señala que ahora sería casi impensable poner a funcionar una idea similar, simplemente porque prácticamente ningún estudiante logra alcanzar un desempeño aceptable en materias científicas.

Precisamente la falta de estudiantes formados e interesados en carreras como Física y Matemáticas conspira contra esas especialidades en la Escuela de Educación de la UCAB. En el último período de inscripciones, los interesados no fueron suficientes para abrir la mención, un hecho que por sí solo da cuenta del estado de emergencia en el que se encuentra todo el sistema educativo venezolano.

Para Salas, quien es egresado de la Escuela de Educación de la UCAB, con un título de maestría en Matemáticas de la Universidad Simón Bolívar y un doctorado en esa disciplina otorgado por la Universidad Central de Venezuela, la búsqueda de estudiantes para las carreras científicas y para la enseñanza de la ciencia se ha convertido «en una batalla titánica contra un sistema que no puede ser más perverso».

Se trata de un verdadero círculo vicioso que comienza en las aulas de escuelas y liceos, donde los alumnos reciben una formación muy deficiente, que desalienta a la mayoría. «Muchos malos profesores no lo son porque decidieron serlo, sino porque no se prepararon para el nivel en el que están trabajando. Saben algo de matemáticas o física porque se graduaron de alguna carrera técnica y están ejerciendo con desgano porque no pudieron encontrar trabajo en sus profesiones», señala.

Otros, agrega, estudiaron en el área de educación para dictar clases hasta sexto grado, pero por el déficit de profesores en materias científicas en bachillerato fueron trasladados a aulas para las que no tienen ni formación en contenidos ni preparación docente. «A un importante número de maestros graduados de la Misión Simón Rodríguez les están dando un título express. En apenas un año y medio se gradúan como licenciados en Educación en el área que quieran, para llenar de la peor forma posible el vacío de profesores», opina.

Esta situación, añade, no puede clasificarse de otra forma que de estafa. «En el caso de matemáticas, no da tiempo para que estas personas aprendan todo lo que necesitan para trabajar en bachillerato. Para eso se requieren al menos cinco semestres. Lo que puedes darles es apenas lo mínimo indispensable para que entren a un salón de clases y resuelvan algunos ejercicios. En la universidad, en cuatro años de carrera, vemos matemáticas desde las más básicas hasta las más avanzadas, lo que permite a los egresados tener un campo de trabajo mucho más amplio: enseñar en institutos universitarios o en la misma universidad, que por cierto ha sido uno de sus principales empleadores en los últimos años».

 

APORTES PARA CAMBIAR

Salas compara los conocimientos que debe manejar el docente con un océano, del que solo usa una pequeña parte para compartirla con sus alumnos. «Los estudiantes tienen que saber que tienes habilidades y conocimientos que superan ampliamente lo que explicas. De otra manera no formas adecuadamente, pones evaluaciones porque administrativamente son convenientes; simplemente te conviertes en una niñera de la educación secundaria».

Encuentra otro ejemplo de oportunidades perdidas en el programa Canaima. Las computadoras que se han distribuido masivamente están lejos de aprovechar las ventajas que da el software libre para el aprendizaje de las ciencias. «Hay muchísimas aplicaciones dedicadas exclusivamente al tema educativo, pero lamentablemente ha habido improvisación y el Ministerio de Educación, en lugar de permitir libremente el acceso a ellas, decidió que solo cuatro deberían estar allí, que son válidas pero no representan el mar de posibilidades que da la plataforma».

A las políticas erradas en materia educativa hay que sumar la baja remuneración que reciben los maestros, otro de los grandes enemigos de las vocaciones docentes. «Hemos encontrado profesores que dan clases en la mañana, la tarde y la noche, más de sesenta horas semanales, para poder sobrevivir. Es una verdadera locura que, además, no permite la actualización ni la reflexión sobre el ejercicio de la enseñanza. Hay que garantizar que los maestros ganen siempre un sueldo decente, que podría tomar como referencia, por ejemplo, al menos tres veces lo que se decrete como sueldo mínimo. Así se ajustaría siempre que haya un aumento y podría mejorarse cuando el profesor termine un postgrado o un programa de mejoramiento».

Para poner no uno, sino varios granos de arena en la lucha a favor de la calidad educativa, la Escuela de Educación está impulsando varias iniciativas cuyo objetivo es pescar nuevas vocaciones y contribuir a mejorar la calidad de la docencia. Entre ellas está “El maestro soy yo”, que convoca a jóvenes que deseen cursar esta carrera en la UCAB, y les otorga becas que exoneran hasta cien por ciento de la matrícula.

Otros proyectos son los encuentros de enseñanza de las matemáticas y tecnologías de la información y la comunicación, que ofrece actualización en novedosas estrategias didácticas. El diplomado de enseñanza de las matemáticas es un programa semipresencial que busca ayudar a llenar las deficiencias en esta área, especialmente dirigido a aquellos que ya están a cargo de la materia en aulas. Destaca el programa integral de enseñanza de las matemáticas, con una nueva cohorte que comenzó el pasado 23 de abril, y que, en colaboración con la Fundación Telefónica, aspira en esta oportunidad a mejorar la preparación de más setenta profesores que dictan esta materia.

♦ Marielba Núñez

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