Venezuela no se encuentra ni en una hambruna, ni en una catástrofe, afirmó la nutricionista y activista de los derechos humanos Susana Raffalli en el foro Derechos Humanos y Situación Humanitaria en Venezuela, realizado en la UCAB. Para que esto suceda, se debe tener un alto índice de mortalidad y de malnutrición. Sin embargo, hay cuatro factores que ponen a Venezuela en alerta. La epidemia, con la presencia de enfermedades como el dengue y el chikungunya; la crisis energética, que tiene como resultado paralizaciones en la producción nacional; la crisis hidráulica, con la sequía que recientemente tuvo Venezuela, y las leves alteraciones de orden público y las protestas por falta de alimentos. La respuesta del Estado, para solventar el problema alimenticio, es considerada por Raffalli como abrupta e ideologizada, afirmando que el derecho a la alimentación va más allá de darle una bolsa de comida al ciudadano.

No es dar comida, sino que ellos se alimenten por sí mismos

Actualmente, los venezolanos han tenido que “arreglárselas” para conseguir los productos, Feliciano Reyna, activista de los Derechos Humanos y presidente de Sinergia y Acción Solidaria, señaló que 25,7 % de la población consigue sus alimentos gracias a los revendedores, 15,7 % los obtiene por residuos desechados de las empresas, 13,6 % por las bolsas CLAP, y 5,8 % come lo que cosecha. Además:

En Venezuela, 61 % de la población come dos veces o una vez al día

La mala alimentación también afecta la escolaridad de los niños, caso en el cual 48,1 % falta a clases por asuntos relacionados con la comida (sus representantes no tienen qué mandarles de comer o ahorraron lo destinado al pasaje para comprar comida). Reyna destacó que este hecho representa una violación masiva a los derechos humanos de los venezolanos, ya que se da por una falta significativa en las políticas de Estado, concluyendo que hay un Estado débil, con una incapacidad para gobernar y gestionar conflictos, lo que resulta en el hundimiento de la economía, en conflictos internos y en migraciones forzosas.

♦ Katherine González