La Extensión Social de la UCAB, desde sus inicios, se ha preocupado por el desarrollo de la sociedad y se ha involucrado, a través de diferentes proyectos, con las comunidades más cercanas a la universidad.
Sin duda alguna, una de las principales claves para el crecimiento de la sociedad es la educación. Por eso, el Área de Proyectos Pedagógicos y Servicio Social se esfuerza año tras año en formar mejores futuros profesionales y docentes.
Guadalupe Vallebona, directora del área, asegura que esta «tiene la visión ser un referente en materia educativa en el país. Esto comulga con la misión del Parque Social de mejorar la calidad de nuestra sociedad».
Vallebona comenta que tienen una variedad de programas y proyectos con los que han trabajado desde hace años. Uno de ellos es el Programa de Olimpíadas de Lengua y Matemática, dirigido a niños y niñas de 5to y 6to grado, que tiene ya casi 15 años realizándose. «Las Olimpiadas son sólo una de nuestras iniciativas. Pertenecen a una de nuestras líneas que tiene que ver con el apoyo a las escuelas de las comunidades vecinas», agrega.
LA PREPARACIÓN
— ¿Cómo inicia el proceso de las Olimpiadas?
— El proceso se desarrolla en conjunto al año académico. Al inicio de este, los profesores de las escuelas son convocados, van al Parque Social y participan en talleres sobre cómo enseñar sus materias de una forma más didáctica y cercana a los niños. Además, les otorgan guías con material didáctico para que sean trabajadas con los alumnos.
Los estudiantes de la Escuela de Educación que deben cumplir las horas de Servicio Comunitario se involucran en este proceso. Ellos, junto a sus asesores de la UCAB, van a las escuelas con un plan de trabajo. Por una parte, realizan un «trabajo de animación» que consiste en preguntarles a los niños y docentes cuáles han sido los ejercicios de las guías que han trabajado. Por otra parte, hacen un trabajo de apoyo con estrategias y recursos didácticos.
Si bien la mayoría de los participantes son de Educación, no es obligatorio para ser voluntario. De hecho, cualquier estudiante de cualquier carrera puede cumplir sus horas de Servicio Comunitario en este programa, siempre que sea guiado por un asesor.
Según Vallebona, los estudiantes que participan en este programa, llegan pensando que 120 horas de servicio es demasiado y que es un camino muy largo que recorrer. Al final, «los muchachos sienten que ha sido pura ganancia. A veces vamos a las comunidades con la idea de que sólo vamos a enseñar, pero no. También aprendemos mucho. Generalmente aprendemos más de lo que damos».
Cuando el año escolar está por terminar, aproximadamente en mayo, empieza el proceso de la Olimpiada en sí y se recibe el listado de los niños que van a participar.
«En un principio, hace ya casi 15 años, se inscribían los niños que querían participar; entonces, se inscribían los niños más destacados. Pero hicimos un cambio junto a los maestros: no queremos que participen los más destacados, porque no estamos buscando genios, sino que participen todos y sean mejores», explica la profesora Vallebona.
TODOS SON GANADORES
— ¿Cómo son las Olimpiadas como tal?
— El proceso de la Olimpiada es sencillo. Un día vamos a todas las escuelas y los niños presentan la prueba de Lengua y al siguiente día la de Matemática. Los estudiantes [de la Ley de Servicio Comunitario o los voluntarios] se distribuyen en los distintos colegios y realizan el examen de forma simultánea.
Posteriormente, corrigen las pruebas y les entregan los resultados a las instituciones y sus docentes. Además de eso, resuelven la prueba junto a los niños y maestros en las aulas «para saber en dónde estuvieron los aciertos y desaciertos». Esto permite, según informa Vallebona, tener un diagnóstico de primera mano sobre qué pensaba el niño al resolver los ejercicios.
La profesora destaca que «es un proceso de metacognición que hacen los niños al caer en cuenta de cuáles son los errores que cometieron para no volverlos a hacer».
Resulta importante decir que los niños clasificados son los que obtienen 17 puntos o más en el resultado de alguna de las dos pruebas.
Luego de todo esto, realizan un acto académico en el Aula Magna de la universidad al que asisten todos los niños, clasificados o no, sus representantes, los docentes y miembros de las escuelas.
«A todos les damos un reconocimiento por participar. Los que obtuvieron un nivel olímpico reciben un diploma, una medalla (divididas en bronce, plata y oro según la calificación) y a los que obtienen la medalla de oro les damos un obsequio», cuenta Vallebona.
Los docentes con mayor número de niños clasificados también son premiados con becas para realizar algún diplomado que ofrece el Área de Pedagogía, por ejemplo, o con libros.
No sólo los niños y docentes han de ser premiados. A las escuelas que obtienen un mayor puntaje también se les otorga premios significativos como colecciones de libros para las bibliotecas o algún kit deportivo.
Los obsequios son adquiridos gracias a donaciones de empresas o fundaciones para este programa.
Además de este programa, el Área de Proyectos Pedagógicos y Servicio Social cuenta con muchos otros proyectos y programas muy involucrados al desarrollo y mejoramiento de la educación en el país. Para más información, pueden visitar su blog y las redes sociales:
Blog: Área de Proyectos Pedagógicos y Servicio Social
Twitter: @pedagogiaUCAB
Instagram: @pedagogiaUCAB
♦ Patricia Graziani
FOTO: dos ganadoras de las Olimpíadas de 2011.