La vida universitaria, en algunas ocasiones, puede tornarse cuesta arriba por ciertas dificultades que se pueden presentar. Si los problemas no son tratados, pueden perjudicar el desempeño del estudiante y su salud mental.
La Organización Mundial de la Salud define a la salud mental como un «estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad».
Según Héctor Vivas, psicólogo del Centro de Asesoramiento y Desarrollo Humano (CADH), no se puede hablar de salud mental sin considerar el contexto social, político y económico en el que vive un individuo. Comenta como un ejemplo el caso de los venezolanos. Asegura que en otros lugares a los venezolanos «nos pueden considerar paranoides porque estamos siempre vigilando nuestras cosas».
Un amigo me comentó hace poco que, cuando se fue a Suecia, entró a un parque con un grupo y en la entrada dejaron todos los bolsos. Cuando avanzaron, él se regresó a buscar su bolso y todo el mundo se le quedó viendo extrañado.
Para Vivas, esa conducta en Venezuela es necesaria porque ciertamente hay un peligro. «Ahí no hablamos de patología, sino de conductas saludables. Esto es estar adaptado al contexto en el que uno está», acota.
SALUD MENTAL EN ESTUDIANTES
En el contexto universitario, son distintos los factores que pueden perjudicar la salud mental de los estudiantes. Vivas comenta que los más comunes son los problemas vocacionales, la presión por cuestiones monetarias, dificultades al momento de estudiar, fallas en la alimentación y trastornos del sueño.
En el área vocacional, es común que el estudiante sienta que no está estudiando la carrera, que los padres lo presionen a estudiar lo que ellos deseen o la sensación de frustración por no poder estudia lo que realmente quiere porque, por ejemplo, no dan esa carrera en el país.
Por otra parte, las dificultades monetarias también pueden causar problemas en el estudiante. Vivas explica que es común encontrar jóvenes que se sientan presionados porque los padres les están pagando la carrera y no están rindiendo académicamente como deberían. Asimismo, los becados también pueden sentirse presionados por un posible bajo rendimiento y las distintas obligaciones que tienen.
Vivas, además, resalta que cuando se habla de salud mental es importante relacionarla a la salud física. En cuanto a la alimentación, el psicólogo del CADH relata que muchos «chamos», por la situación del país u otros factores, lo cual puede bajar el rendimiento académico.
UN TABÚ QUE AÚN ESTÁ
No poder dormir bien, tener pesadillas y levantarse muy angustiado, presentar ansiedad a lo largo del día, olvidar lo que estudiaste antes de un parcial por los nervios o tener problemas de concentración al momento de estudiar son algunas de las señales que pueden indicar que se necesita ir al psicólogo.
«Pedir ayuda psicológica, en nuestra sociedad, es un tema», afirma Vivas. Ir al psicólogo, según comenta, a veces da mucho miedo por el estigma que se tiene sobre la psicología.
Hay mucha gente que aún cree que el psicólogo es para locos.
Para romper con este tabú, Vivas sugiere que la gente debe buscar información acerca de lo que es un psicólogo: «No es para los locos. Todos tenemos problemas; poder ser escuchado y verbalizar lo que sentimos es importante para estar mejor».
El CADH ofrece una serie de servicios que pueden ayudar a resolver estos problemas. Para más información, puede ingresar en su cuenta de Twitter (@crecepordentro).
♦Patricia Graziani