Dicen que la historia puede contarse a través de sus personajes. Lo mismo sucede con las instituciones: se pueden conocer a través de quienes hacen vida en ella. Gustavo Sucre, o el Padre Sucre, como era conocido, pudo haber contado historias de Caracas, de España, Bélgica, e incluso Austria. Sin embargo, la mejor y más larga fue la de la Universidad Católica Andrés Bello.

Sucre aseveraba que 80 % de las personas que lo conocía creía que era de origen español. Sin embargo, el sacerdote nació en La Candelaria, en la esquina de Tracabordo a Miguelacho, el viernes 6 de mayo de 1927.

 

Gustavo Sucre Eduardo, a su más tierna edad

Gustavo Sucre Eduardo, a su más tierna edad

 

A los quince años, edad mínima para ingresar en el noviciado en aquella época, confesó a su padre que quería dedicar su vida al sacerdocio. Sin embargo, fue obligado a culminar su bachillerato antes de hacerlo. Así fue como en 1945 egresó del Colegio San Ignacio de Loyola y, en sus palabras, “se metió a cura”.

Era miembro de una familia numerosa, junto a él eran doce hermanos. Sucre solía recordar entre risas los partidos de futbol, con nostalgia la educación de sus padres y, reflexivo, la muerte de diez de sus hermanos.

“Yo veía el fútbol cuando eso que llaman ustedes Brígido Iriarte aún se llamaba Estadio Nacional, y cuando La Salle y el San Ignacio eran aún los grandes representantes del fútbol en Venezuela”.

Dos años de noviciado, tres años de latín, griego y humanidades, tres años de filosofía, un tiempo como profesor o “maestrillo” y luego tres años de teología era la formación necesaria para recibir la orden sacerdotal.

Esto, aunado a su carrera como economista, le valió numerosos viajes y estadías en diferentes sitios del mundo: Orduña, Loyola, Oña, Lovaina y Eastbourne eran varios de sus destinos más recordados. Sin embargo, confesaba que su carrera ideal hubiese sido Derecho.

Su pasión por el área jurídica lo llevó a redactar gran parte de los reglamentos que aún rigen a la UCAB, y por ello le fue concedido el Doctorado Honoris Causa el 21 de marzo de 2003.

 

El Padre Sucre, durante su discurso en la entrega de su Doctorado Honoris Causa. 2003.

El Padre Sucre, durante su discurso en la entrega de su Doctorado Honoris Causa. 2003.

LA UCAB DESDE SUS OJOS

En la universidad, el Padre Sucre fue director de la Escuela de Economía, Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y Secretario General. Estuvo presente desde la fundación.

Hasta sus últimos meses de vida, recordaba incluso las negociaciones entre el Padre Carlos Guillermo Plaza, fundador y primer rector de la UCAB, y José Loreto Arismendi, para la fecha, Ministro de Educación del gobierno de Marcos Pérez Jiménez.

La Ley de Educación aprobada hasta ese momento prohibía la creación de universidades privadas en Venezuela. Sin embargo, por recomendación de Loreto Arismendi, Pérez Jiménez ordenó al Congreso modificar esta ley. Fueron inauguradas entonces la Universidad Santa María y la Universidad Católica Andrés Bello, con apenas quince días de diferencia. Sucre expresaba:

“Yo creo que fue así solo para que la Católica no fuese la primera”.

La Universidad se fundó en la Esquina de Jesuitas, en el año 1953. Un edificio de cinco pisos, que para aquel momento era uno de los más altos de Caracas, albergaba al Colegio San Ignacio de Loyola. Al mudarse el colegio a su sede en Chacao, es cedida la edificación para la fundación de la UCAB. Su primer rector ejerció el cargo durante apenas un año.

“Lo mandaron a Brasil y nadie sabe por qué, nadie preguntaba tampoco. Solamente lo enviaron”

A Pedro Pablo Barnola, segundo rector de la universidad, lo recordaba como “un hombre brillante, reconocido literato, presidente de la Academia de la Lengua y anti-perezjimenista”. Tanto que durante una misa en Santa Teresa, su discurso fue totalmente político y Pedro Estrada lo mandó a privar de libertad. Pedro Pablo Barnola no abandonó su cargo como rector, pero huyo un tiempo al noviciado de Barquisimeto porque estaba siendo perseguido. Sin embargo, la primera promoción de graduandos de la UCAB, exigió su presencia en el acto de grado. Y poco después abandonó su cargo como rector.

 

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El tercer rector fue Carlos Reyna Rodríguez “pero no tenía poder sobre una locha”, narraba Sucre. Reyna era proveniente de una familia sumamente católica. La mayor parte de sus hermanos fue o tuvo la intención de ser religiosa. Sin embargo, él fue el único que perseveró.

Del cuarto rector, Sucre recordaba el primer y único cierre de la universidad. Pío Bello asumió sus funciones como rector en el año 1968 y “durante su período, en el año 1971, bajo la influencia de José Luis Aguilar, comenzaron a tener miedo de que los comunistas se iban a apoderar de la universidad”, expresa Sucre.

Narra el padre que en esa época estaba de moda la Teología de la Liberación, la cual, en algunos casos, llegaba a ser marxista. Y fue entonces cuando Pío Bello impidió la reinscripción de 25 alumnos que apoyaban una ideología contraria a la de los jesuitas. Esto significaba prácticamente una expulsión. Esto propició una huelga de hambre frente a la Escuela de Sociología que causo el cierre de la universidad: “incluso se pensó en venderla al Opus Dei. Lo peor es que era un lío entre curas”.

“En ese momento renunció Pío Bello. Como no querían a otro sacerdote buscaron y consiguieron al ingeniero Guido Arnal, quien fue rector durante 20 años, luego Luis Ugalde que fue rector durante 20 años más, y finalmente llegamos al actual rector, Francisco Virtuoso”

 De izquierda a derecha: Dany Socorro S.J, Julio Velilla S.J, Alfredo Infante S.J, Arturo Peraza S.J, Francisco Virtuoso S.J y Gustavo Sucre, S.J.

De izquierda a derecha: Dany Socorro S.J, Julio Velilla S.J, Alfredo Infante S.J, Arturo Peraza S.J, Francisco Virtuoso S.J y Gustavo Sucre, S.J.

EXTENSIONES Y ARQUITECTURAS

Sucre recordaba el día que llego a la nueva sede de la UCAB y encontró una serpiente cascabel en la Capilla:

“Esto era monte y culebra, literalmente, monte y culebra”.

La familia Vollmer, era dueña de la hacienda de caña Montalbán que iba desde La Paz hasta Antímano. De estos terrenos decidieron donar 32 hectáreas a los jesuitas para la construcción de la Universidad Católica Andrés Bello.

“Esta no era una zona urbanizada, justo en frente había un lago donde los niños se bañaban, las carreteras eran de tierra”.

Sucre cuenta que, a sus 36 años, fue testigo de la colocación de la primera piedra de esta nueva construcción, en 1963, y las primeras clases en la nueva edificación fueron en el año 1965. Para la época solo se habían construido los dos primeros módulos, parte de la biblioteca y parte del edificio de Laboratorios: “Alquilamos dos autobuses de transporte, uno desde la Plaza Altamira y otro desde la Plaza Las Mercedes porque no había transporte público que llegara hasta acá”.

 

Bendición de la primera piedra del campus de Montalbán de la Universidad Católica Andrés Bello, 1963.

Bendición de la primera piedra del campus de Montalbán de la Universidad Católica Andrés Bello, 1963.

 

Posteriormente fueron construidos los módulos 3, 4 y 5, gracias a un préstamo con bajas tasas de interés. El módulo 6 fue pagado por Rafael Caldera y COPEI, y el edificio de Servicios Centrales (rectorado) fue construido gracias a Petróleos de Venezuela (PDVSA).

En cuanto a las extensiones de la universidad, Sucre recuerda que la primera fue en Táchira, hasta que consiguió su independencia como universidad. Posteriormente la de Guayana, que cuenta con tres mil alumnos, aproximadamente. Luego se creó la de Los Teques, que es una semi-extensión y la otra pequeña extensión es el ITER, ubicada en Altamira.

 

Sucre junto al ingeniero y ex-rector Guido Arnal, durante la inauguración del Edificio de Servicios Centrales

Sucre junto al ingeniero y ex-rector Guido Arnal, durante la inauguración del Edificio de Servicios Centrales

 

Gustavo Sucre falleció el 18 de diciembre de 2015, a sus 88 años. Su memoria, hasta sus últimos días, les permitía a sus allegados conocer historias, anécdotas y visiones de su vida como jesuita y miembro de la comunidad universitaria. Su sentido del humor particular también es inolvidable. Su dedicación, apoyo y fuerza durante más de 60 años dentro de esta institución, lo hacen emblema de la universidad.

A continuación, extractos de Una Tarde con el Padre Sucre:

♦ Noor Pérez