En un auditorio del Centro Cultural Padre Guillermo Plaza, se reunieron Lorena González, Alejandro Hidalgo, Carlos Malavé y Marcel Rasquin; para conversar sobre sus experiencias haciendo cine en Venezuela durante el foro “Cine en tiempo de crisis”, organizado por estudiantes de Comunicación Social de la cátedra de Gestión Cultural.
En el foro, moderado por el guionista y profesor Luis Bond, cada uno de los invitados habló de sus experiencias y de las peripecias por las que debe pasar el equipo de producción para realizar en su totalidad un largometraje.
Un documental presidencial
El foro comenzó con la ponencia de Lorena González, quien fue productora general del documental CAP2 Intentos, que se encuentra actualmente en cartelera.
Lorena enfatizó en que “Hay algo de valentía en hacer un documental histórico en este país”. Ya que, normalmente, el género documental suele no ser muy popular entre público y, tomando en cuenta la actual situación política del país, hacer un documental en específico sobre los gobiernos de Carlos Andrés Pérez podía traer muchos problemas a todos los que participaban en el mismo. Sin embargo, afirmó que la película ha estado en cartelera por varias semanas sin mayor problema, gracias a lo bien realizada que estuvo la investigación por parte del equipo:
“Hay que destacar el volumen de investigación en el género documental (…) Hay que ser riguroso con lo que uno hace, pues viene con una gran responsabilidad. Se deben investigar bien las fuentes”
L a primera película de terror venezolana
El foro continuó con la ponencia de Alejandro Hidalgo, director de La casa del fin de los tiempos, una de las películas de producción nacional más taquilleras hasta la fecha y recientemente adquirida por Hollywood para una adaptación.
Alejandro comenzó su ponencia afirmando que para él: “La evolución del cine venezolano ha sido formidable, pues hay una mayor diversidad en los géneros.” Y que: “La crisis no es de cine, es de país”.
Enfatizó que todo aquel que desee comenzar a hacer cine debe saber cómo funcionan mecanismos como el CNAC, y que aún teniendo un presupuesto limitado se pueden hacer grandes cosas: “Las limitaciones nos tienen que obligar a ser creativos.” Como ejemplo, utilizó su experiencia dirigiendo La casa del fin de los tiempos, un rodaje que fue bastante complejo debido a las limitaciones de su presupuesto que apenas podía costear la participación de la actriz Ruddy Rodríguez y que no alcanzaba para añadir efectos especiales computarizados.
La opción del cine guerrilla
“Toda crisis genera oportunidades (…) Ahora es el mejor momento para producir cine en Venezuela, pues es el país más barato para hacer una película”.
Afirma el director Carlos Malavé quien se ha especializado en hacer cine guerrilla. Malavé, contó durante el foro cómo se realizó su película Las caras del diablo, un thriller policial inspirado en hechos reales que se rodó en apenas 20 días, sin casi tener presupuesto e incluso sin un guión formal.
“Siempre ha sido difícil hacer cine, la crisis no es excusa… Lo que hay es que tener ganas de hacerlo”.
Contar una buena historia
Marcel Rasquin, egresado de la UCAB y director de Hermano, fue el último en hablar durante este foro. Para Marcel “hacer cine es difícil en cualquier parte del mundo”, pero vale la pena hacerlo siempre y cuando se tenga algo bueno que contar. Conseguir un vértice comercial es fundamental, pero más importante aún es tener un buen conflicto y una historia:
“El problema no es dónde se desarrolla la película, si no lo que se cuenta allí. La historia se nutre del conflicto, si no hay conflicto, no hay historia.”
Según el director, en Venezuela hay materia prima de sobra para contar historias. Además, menciona que los jóvenes aspirantes a cineastas deben aprovechar que en el país existe una Ley de Cine donde se apoya mucho a los autores, en especial a los “ópera primistas”.
El mayor problema es la taquilla
Durante el 2016 la película más vista en Venezuela fue Zootopia, largometraje animado de Disney Animation Studios, protagonizado por animales antropomorfos; que logró reunir a 1.019.092 espectadores. El mismo año apenas se estrenaron 26 películas de producción nacional, y la más vista de ellas fue Tamara, reuniendo tan solo a 26.832 espectadores.
Tras revisar estas cifras todos los ponentes parecieron estar de acuerdo en un punto: la taquilla en Venezuela no es suficiente, ni siquiera para recuperar la inversión inicial. Pero a pesar de la mala taquilla, los invitados instaron durante todo el foro a los asistentes a no desanimase, y propusieron posibles soluciones a este problema, como el realizar una mejor publicidad antes del estreno o la opción de las ventas internacionales.
♦Gabriela De Atouguia