Los salones están llenos de sorpresas, desde algún examen imprevisto hasta una exposición que nadie preparó con anticipación. Pero lo mejor es la cantidad de gente con la que interactúas y convives a diario. La diversidad es algo que caracteriza a la universidad. Ejemplo de ello son los estudiantes.
Existen jóvenes de todos los tipos, colores y sabores. Con algunos querrás quedarte cerca y con otros, simplemente, estar sentado unas cuantas sillas lejos; pero al final todos son igual de valiosos y agregan su “plus” a las clases.
ALGUNOS ALUMNOS
La más linda del salón: Ella es la razón por la que muchos chicos van a clase. Es la más linda y adorable del salón, todos quieren hacerle favores y estar cerca de ella.
El deportista: Siempre asiste a las clases en ropa deportiva y con un gran bolso. Toma batidos de proteínas y come cosas sanas. Siempre habla de lo bueno que es el gimnasio.
El artista: Este joven siempre busca resaltar por encima de los demás, canta en las clases o interpreta a algún personaje. Usualmente suele ser medio dramático.
El payaso de la clase: En todas las clases hay alguien, porque si no serían muy aburridas. Este lo identificas porque siempre te saca una carcajada a mitad de la sesión académica.
El responsable: Siempre entrega todo a tiempo, nunca falta a clases, se sienta de primero y siempre responde cuando el profesor pregunta. Además posee las mejores notas.
El odioso: Siempre anda con mala cara, nunca presta nada ni dice nada. Mira con mala cara a los demás, aunque nadie sabe porqué.
El que tiene miedo escénico: Se pone rojo cuando tiene que hablar delante de todos, pero muy en el fondo es adorable y pana.
El chico malo: Siempre hay uno, lo reconoces porque se viste de negro, molesta a los demás y falta a casi todas las clases. Los profesores suelen llamarle la atención, pero es amado por las chicas.
El hiperactivo: Nunca se queda quieto, nunca deja de hablar. Molesta a todos en el salón, inclusive a los pobres docentes.
El preferido del maestro: Siempre hay algún alumno por el cual el docente siente cierto aprecio; tanto así, que si falta a la clase, el profesor pregunta por él.
El adulador: Siempre tiene un cumplido para el docente, le trae un libro o habla de cualquier cosa, con tal de que el profesor se dé cuenta de su presencia.
El pegado: Siempre está perdido, nunca sabe cuándo hay que entregar los trabajos, vive prácticamente en su mundo de paz y felicidad.
El sifrino: Siempre exhibe su ropa de marca, sus últimas adquisiciones electrónicas, sus viajes y habla de los lugares que ha visitado, pero en la clase, ni pregunta.
El relajado: Este ejemplar suele dejar todo para última hora, por lo que corre a pedir apuntes y hacer todo rápido el domingo en la noche para entregarlo el lunes a las 7:00 am
El estresado: Siempre está angustiado por los trabajos, parciales, trabajo, exposiciones, la situación del país y nunca se toma un tiempo para relajarse.
El amargado: Libre dios que alguien hable de más en clase o que el profesor se demore cinco minutos en llegar, porque este estudiante se molesta y ya quiere hacer una lista para entregar en la Escuela.
El que se queja: No ha empezado la clase y se queja; se queja si ya empezó la clase. Se queja porque es lunes, porque es martes o miércoles. Se queja porque mandaron tarea y si no la mandan, también se queja.
El que nunca va: Capaz no te des cuenta de si estudia o no contigo, porque nunca asiste a clases. Lo peor es que pasa el semestre y nadie sabe cómo lo hizo.
De seguro te identificaste, o a alguno de tus amigos, con uno o muchos de estos personajes. Cuéntanos acá en los comentarios o en nuestras redes sociales cómo son tus compañeros de clases y, desde luego, cómo eres tú en las clases.