La alarma sonó a las 5:30 am. Abro los ojos, me siento en la cama y cuando miró por la ventana caigo en cuenta de que aún está oscuro. Me levanto. Coloco ambos pies en el suelo y recuerdo que es mi primer día de clases. De vuelta a la rutina para mí y un nuevo comienzo para unos cientos de chicos.
Me quedo hipnotizado mirando el closet. ¿Qué me pondré hoy? Debe ser algo cómodo. Tengo clases durante todo el día y quiero sentirme bien hasta que llegue a casa. Veo la hora. 6:00 am. Tengo clase a las 7:00 am, así que debo correr.
Me pongo un jean, una franela blanca y unos converse. Busco mi bolso por toda la habitación. Ahora que lo pienso… tenía que haber arreglado mis cosas anoche. Meto un cuaderno, un lápiz, un lapicero y cierro. Salgo de mi cuarto y voy al baño. El tiempo transcurre, termino de asearme y me dirijo a la cocina. Mis padres me han hecho la comida…Ojalá supieran cuánto se los agradezco. Lleno mi termo de agua, lo meto en el bolso con el resto de las cosas, me despido y sigo mi camino.
6:30 am. Aún me toca batallar en el metro para llegar hasta Antímano. Me bajo en mi estación, veo nuevamente la pasarela y me sorprendo. No hay tanta cola para entrar como esperaba. Paso mi carnet, entro, saco mi teléfono y abro UCAB droide. No recuerdo en qué salón tengo clases. Rápidamente chequeo, veo la hora y son las 7:00 am. Voy tarde.
A las 7:10 am estoy afuera de mi salón. La clase comenzó y me da algo de pena tocar la puerta. Sin embargo, lo hago. El profesor se da cuenta de mi interrupción. Me disculpo por haber llegado tarde y me dice que tranquilo, que puedo pasar.
La primera clase es emocionante. Después de descansar en vacaciones siempre hace falta algo en qué ocuparse. Al culminar, me encuentro con algunos amigos en la puerta. Almorzamos juntos y a las 1:00 pm me voy a mi otra clase. Esta también estuvo interesante. Las expectativas crecen tras cada tema. A las 4:00 pm ya puedo oler mi libertad.
Me despido de mis amigos y emprendo mi camino a casa. Mientras voy en el metro, repaso cada momento de mi día. No me ha ido tan mal. Tengo buenos profesores, mis compañeros son simpáticos, los contratiempos son los de siempre, porque bueno… no todo puede ser perfecto hoy día. Quizás puede haber sido mejor, pero de eso se trata la vida, ¿no?, de ser mejor cada día.
4:40 pm. Llego a mi casa, lanzo mis cosas y me tiro en mi cama. Sin embargo, recuerdo lo que me dije a mí mismo. Así que me levanto, busco mi bolso y comienzo a arreglarlo para el día de mañana. Si empiezo cambiando yo, con estos pequeños detalles, quizás mañana me vaya mejor.
♦ Katherine González