La migración de venezolanos es un tema cada vez más recurrente. En la prensa son constantes las reseñas sobre el éxodo de compatriotas a distintos lugares del mundo, las historias de éxito de muchos de ellos pero también sobre las dificultades que muchos están sufriendo.

En septiembre de 2016, Iván de la Vega— director del Laboratorio Internacional de Migraciones y profesor de la Universidad Simón Bolívar— informó que en los últimos 15 años casi dos millones de venezolanos han abandonado el país. La inseguridad y la falta de competitividad de los salarios son los principales factores, según declaró de la Vega en una entrevista reseñada en el portal de noticias Globovisión.com.

Además, el estudio indica que más de la mitad de los emigrantes locales (51 %) son profesionales.

A propósito de esta realidad, el pasado 20 de marzo se realizó en la UCAB el foro «Dilemas de la migración en Venezuela», encuentro en el que el sacerdote jesuita Raúl González,  ingeniero y doctor en Filosofía, ofreció algunas reflexiones.

González actualmente es docente en la Universidad Pontificia de Comillas, en Madrid. Por años trabajó en la UCAB como investigador y docente y, en el año 1998, fue director encargado de la Escuela de Filosofía. Igualmente, trabajó en África en el Servicio Jesuita de Refugiados y ha tenido experiencias laborales en países como Estados Unidos, lo que le ha permitido entender la diferencias culturales entre personas de distintas nacionalidades.

De acuerdo a este experto, son cuatro las situaciones que hacen difícil  para los venezolanos vivir la experiencia de la emigración.

 OBSTÁCULOS OBJETIVOS

Sin importar el país al que se emigre, siempre se van a necesitar permisos de residencia y de trabajo. Evidentemente, según el destino seleccionado, los requisitos varían.

«Cada país tiene procedimientos distintos».

No tener los papeles necesarios, según comentó González, implica ciertos riesgos. En otras palabras, vivir como  ilegal supone la posibilidad de ser detenido. Además, impide tener cuentas en un banco, acceder al crédito, validar papeles, entre otras cosas.

El segundo factor a considerar es la posibilidad de conseguir un empleo, cuestión que no suele ser sencilla, incluso para profesionales. Dependiendo de los sitios, se requiere validar los títulos que certifican la formación o realizar estudios adicionales.

Además, González recalca que los contactos juegan un papel muy importante al momento de conseguir un lugar para trabajar.

«La suerte es muy distinta para cada persona al momento de conseguir trabajo. En algunos casos, no depende de los títulos que tengas sino de las habilidades que demuestres».

OBSTÁCULOS SUBJETIVOS

La cultura es otro de los asuntos que quien emigra deberá considerar. Las raíces, las costumbres y tradiciones varían en todos los países e incluso dentro de una misma nación.

Ese choque puede ser fuerte para quien decide empezar a hacer vida en otro lugar.

«Incluso, es muy común que quien emigra, sea de la nacionalidad que sea, busque recrear situaciones que lo hagan sentir en su país natal»

Sin embargo,  Raúl González señala que los venezolanos tienen una gran facilidad para adaptarse a diferentes entornos sin importar lo distintos que sean de su tierra natal.

 En cualquier caso, el experto recuerda que la experiencia de la migración es individual y no existe fórmula de éxito o fracaso.  Sin embargo, advierte que el verdadero dilema será no saber a donde perteneces.

«Cuando emigras, sientes que ya no eres de tu patria pero tampoco del lugar en el que estás»

♦ Patricia Graziani