Sergio Novelli, el profesor José Rafael Briceño, Henrique Capriles Radonski y Luis Vicente León son algunos de los personajes públicos que Juan Manuel Gómez y su esposa, María José Dos Santos, han visto pasar por las mesas y sillas del cafetín «La Católica», comedor ubicado entre el módulo 2 y 3 del edificio de aulas de la UCAB.
Gómez es uno de los socios de este emblemático local y Dos Santos es la cocinera que comanda la preparación del menú que alimenta a los miembros de la comunidad universitaria. Él tiene 33 años laborando en el lugar. Ella ya suma 20. Para ambos, la universidad es parte fundamental de su vida. “La UCAB es nuestra familia, nuestra segunda casa”.
Basta pasearse por el sitio para saber que el «señor Manuel» -como se le conoce- es muy querido por la comunidad universitaria y ella, todavía más: tanto que se ha ganado el apodo de «la mamá” del cafetín.
Ambos dejan claro cuáles son sus roles: ella es la “patrona”, la que colabora con todos y regaña cuando hay que hacerlo, y él quien se encarga de la atención al público y demás labores. “Él es la guerra y yo la paz”, destaca María.
Juan Manuel comenta que en tres décadas las cosas han cambiado. «Antes el local no era así”, dice, aunque asegura que han tratado de reinventarse para ir al paso de los estudiantes. Señala que las actividades también han variado. Antiguamente, hacían rallies, competencias de disfraces y de comida, entre otras actividades que los ucabistas organizaban con apoyo de “familia” del cafetín.
Entre otras anécdotas, Dos Santos recuerda -con risas- cómo en una oportunidad estando estacionados frente a un semáforo cercano a la universidad, un vehículo se detuvo a su lado y desde él varios muchachos comenzaron a gritar “mamá, ¿cómo estás? ¿Qué nos vas a cocinar para hoy? Te queremos”.
Precisamente la señora María es conocida por sus famosas empanadas, manjar por el que un gran número de ucabistas hace colas diariamente. “La cocina es una pasión”, comenta, aunque asegura con tristeza cómo ha tenido que ingeniérsales para tratar de variar el menú en las actuales circunstancias. «Antes ofrecía comidas más exóticas».
De los profesores, María también tiene recuerdos muy especiales. “En cada almuerzo de los jubilados, el padre Sucre me besaba y bendecía las manos. Dios lo tenga en la gloria”, dice conmovida.
Para Juan Manuel también es conmovedor poder compartir con varias generaciones de estudiantes. «Es gratificante ver pasar por aquí a los hijos de quienes ya se graduaron”, dice.
Tanto Gómez como Dos Santos aseguran que su trabajo no sería posible sin el equipo que le acompaña. Por eso hace mencionan a otros personajes insignes como “la negrita” y Félix, quienes han estado con ellos en el cafetín durante muchos años, tiempo en el que han vivido buenos y malos momentos, pero siempre con el compromiso y orgullo de pertenecer a la familia ucabista. “La UCAB también es nuestra y aquí nos quedamos”, dicen convencidos mientras se alistan para seguir alimentando a la clientela.
♦Luis E. Martínez