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Caterina Valentino, una ucabista de contrastes

Es una de las voces más queridas y seguidas del circuito radial FM Center. Es embajadora de marcas nacionales e internacionales. Es presentadora de televisión, actriz, modelo y periodista orgullosamente egresada de esta casa de estudios. Además, tiene en su haber una autobiografía y decenas de oportunidades dentro y fuera de nuestras fronteras. Caterina Valentino es una mujer que ha sabido llegar a donde quiere. En pocas palabras, una venezolana luchadora.

Llegó a la entrevista en la sede del circuito radial en Concresa (al este de Caracas) corriendo y con una cola de caballo. Venía de una de las marchas convocada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Y es que desde que empezaron las protestas en Venezuela, la locutora no ha faltado a una. Tanto que a la fecha son más de 15 los compromisos en el exterior que ha cancelado.

En las concentraciones a las que acude siempre se le ve vistiendo unos jeans, lentes, zapatos de goma y una franela o suéter sencillo, portando con orgullo su radio y grabadora, para tomar las declaraciones de los voceros. En algunos casos, cuando la represión se torna muy intensa, porta su casco y chaleco antibalas.

Durante la conversación, sus celulares no paraban de sonar. La puerta de la oficina se abría a cada momento, algún colega o compañeros saludándola. Ella se considera intensa, realista e idealista. A veces muy fuerte, pero otras muy frágil, tal cual como se le escucha en vivo a través de su programa «Contigo», el cual transmite para todo el país  la Romántica 88.9 FM Center desde Caracas entre las 5 y las 7 pm, el llamado horario «prime time» o de mayor audiencia.

Caterina nació en la ciudad de Caracas, específicamente en la populosa zona de Catia, en la parroquia Sucre. En un hogar humilde, vivió junto a sus padres: Su madre, una mujer de la alta estirpe italiana, quien dejó todo para venir a Venezuela junto al que sería su esposo. Su padre, un hombre rudo, trabajador y quien le enseñó el valor del dinero.

Aunque poco lo dice, confiesa 41 años de edad. Ella, además de todo lo anterior, toca piano, canta, baila salsa y boxea, deporte que aprendió gracias a su padre, quien falleció hace un año y medio.

Durante la conversación, Caterina recuerda mucho sus raíces en Catia, donde dice haber vivido días austeros y con mucho ruido. “En la mañana los comerciantes y en la noche los malandros”, acota.  La Parroquia fue centro de grandes anécdotas, aprendizajes y momentos que la han llevado ser quien es hoy. Dicha realidad fue lo que la atrapó y motivó a estudiar periodismo.

Su vida universitaria inició en la Universidad Metropolitana, donde cursaba Ingeniería de Sistemas, porque su papá quería un ingeniero en la casa. Pero Caterina tenía otros planes. Ella se sentía más humanista, más social, más una periodista de calle.

Un día –comenta entre risas- se vino a la Universidad Católica Andrés Bello a presentar el examen de ingreso, quedando con un alto índice académico. A los minutos volvió a su casa.

“Mi papá me dice: ‘¿tú no quieres estudiar más Ingeniería?’. Y yo: ‘no, papá, no quiero’. ‘Entonces a partir de mañana dejo de pagarte la universidad, te inscribes en donde tú quieres y empiezas a pagarte tus estudios’. Desde ese momento empezó mi vida en la UCAB”.

La también actriz comenta que siempre quiso estudiar en esta casa de estudios por su ambiente, su gente y su calidad como universidad.

Su primera experiencia en la televisión venezolana fue en el canal Puma TV (extinta emisora propiedad del cantante  José Luis Rodríguez, quien fue su jefe directo). Allí estuvo por dos años y luego saltó a las filas de Radio Caracas Televisión. Dividía su día entre las mañanas para estudiar y las tardes para el trabajo.

De la escuela de Comunicación Social de la UCAB egresó en el año 2000, a la edad de 24 años. Asegura que estuvo a punto de graduarse Cum laude, pero entre el trabajo y el estudio le fue complicadi alcanzar la meta. A pesar de esto, agradece todos los días el aprendizaje y las experiencias que vivió en los salones de la que fue su segunda casa.

De hecho, cuando se le pregunta qué significa la UCAB para ella –con mucha firmeza y una sonrisa- responde: “Esta es mi casa, es el lugar donde tuve los mejores profesores. Es la mejor universidad de Venezuela. Mis profesores hoy en día son mis colegas. Le doy gracias a todos por lo aprendido. Me siento más que nunca una ucabista de corazón”.

En su libro autobiográfico -titulado «Valiente corazón» y publicado en 2013 por Los Libros de El Nacional-  confesó el mal episodio que vivió a los 8 años de edad, cuando fue víctima de trato sexual inapropiado por parte de un maestro de música. Afirma que todavía el suceso le pasa factura.

“Cuando alguien se te acerca con cariño, tú piensas que en algún lado esta persona puede violar mi ingenuidad o violentar mis sentimientos. La Caterina de ahora no es la misma de hace unos años. Son marcas que no se borran nunca, pero toca seguir”.

En su larga trayectoria ha vivido cierres de programas y persecuciones por su postura política. Sin embargo, la también modelo lucha y trabaja incansablemente.

“Me motiva que tengo 17 años viendo y viviendo la película completa. El final no me lo quiero perder. Le tengo mucha fe a Venezuela y a su gente”.

Vale recordar que el programa «Hay Corazón», transmitido por Televen, fue sacado del aire por una medida sancionatoria y el programa «Zona Trendy Caracas», de la cadena E! Entertainment Television, cesó sus transmisiones producto de la inseguridad que vive el país.

Caterina Valentino es una mujer de contrastes, puede ir desde lo más glam como un desfile de modas o una alfombra roja, hasta el frente de una manifestación acompañando a los jóvenes. Puede estar en la cabina de radio narrando las noticias y después comunicarse con sus diseñadores en Italia vía Skype.  Dice que esto se lo debe a su educación, porque mientras su mamá le enseñaba modales, su papá la llevaba a la terraza de su casa a boxear.

De igual forma, es una venezolana que trabaja 24 horas por su país. Su día arranca a las 4:30 am y termina a las 10 u 11 de la noche, mientras está revisando los portales de noticias internacionales. El trabajo y su autenticidad son las herramientas que considera le han llevado a alcanzar el éxito del cual hoy en día goza.

Estos valores la enorgullecen, y no se cansa de decirlo, pero considera que la sociedad venezolana los ha perdido y hay que recuperarlos.

“El trabajo duro y el mejorar cada día son características de nosotros los venezolanos. Tienen que volver los valores y la compostura. Debemos volver a ser ese pueblo hermano de los años ochenta, cuando nos apoyábamos unos a otros”.

Por dicha razón, la periodista promociona la campaña “Los Buenos Somos Más”, labor social que lleva comida a las personas en situación de calle. Esta iniciativa se ha extendido más allá de Caracas y ya abarca diversos estados del país.

“Empezamos repartiendo comida con unos chamos. Hoy en día esta acción se ha multiplicado llegando a más personas. Soy una enamorada de este país. Amo a la gente buena de Venezuela. Los buenos somos más”.

Para las nuevas generaciones, Caterina tiene una palabra de aliento. No juzga a quienes deciden emigrar y envía un mensaje de fe a quienes se quedan.

“A los jóvenes que se van les aconsejo que busquen siempre el porvenir y un buen futuro. Prepárense porque la educación es lo más importante. Los que se quieran quedar no les puedo decir que no luchen. Al contrario les digo que se cuiden. Sí siento que tenemos el mejor país del mundo y que lo mejor está por llegar”.

Con una versatilidad más que probada, entre sus proyectos actuales se encuentra una película. De igual manera, tiene puertas abiertas en Aruba, isla de la que es embajadora promocional. En Panamá tiene un proyecto de televisión, pero no cree poder aceptarlo ahora por la situación de Venezuela. En Miami, con la cadena televisiva Telemundo, tiene otra oferta de trabajo.

En Colombia,  le ofrecieron quedarse a trabajar como locutora. Actualmente es corresponsal desde Venezuela para Caracol Internacional y su trabajo ha destacado tanto que recientemente el Congreso de ese país le otorgó la  Orden Dignidad y Patria por su labor como comunicadora.

Precisamente por esto, la Caterina periodista afirma sentirse “feliz de los periodistas y de los estudiantes de Comunicación Social, sobre todo de la UCAB, porque hoy no le tenemos que envidiar nada a los periodistas del mundo. Nosotros hacemos periodismo de guerra. Esto es digno de admirar y enaltecer. Nuestro oficio es de los mejores”.

Y es que Valentino ha pateado la calle en más de 80 días de protestas. Como anécdota cuenta que el 19 de abril estuvo a punto de lanzarse al Río Güaire, porque se sentía asfixiada.

“No tenía mascara, no tenía chaleco, mi equipo se había ido adelante porque mi productora estaba ahogada y las bombas lacrimógenas nos caían de todos lados. Un muchacho me ayudó a salir. La represión fue abismal”.

A quienes empiezan a labrarse un camino en los medios de comunicación, Caterina, quien cuenta con más de 20 años de carrera, les aconseja que sean “auténticos y que se vuelvan sordos a la crítica que no es constructiva; además trabajen mucho, porque cuando las cosas se hacen desde adentro nada ni nadie te puede quitar tu lugar y tu brillo”.

“Está permitido caerse, pero levantarse es obligatorio”, es una frase célebre de la animadora, quien comenta que uno de sus momentos más difíciles fue el cierre de su programa en Televen, «Hay Corazón». «Las represalias políticas fueron muy fuertes. Fue en este momento en el que me caí pero me levanté sin importar qué”.

Respecto al amor, Caterina afirma que hoy en día su corazón está “tranquilo, dándole su tiempo y espacio”. Espera que en algún momento surja un compañero de vida que la acompañe en las buenas y malas.

Por lo pronto, seguirá trabajando por Venezuela, construyendo lo que en un par de años aspira que se materialice: convertirse en una mujer influyente, tener un programa de entrevistas en las pantallas venezolanas y con su éxito poder hacer cambios en la sociedad.

Valentino –aludiendo a la pregunta que hacía siempre al cierre de una entrevista en su programa «Zona Trendy Caracas»- finalizó esta plática asegurando que Caracas y Venezuela son trendy por “su gente, porque somos un país maravilloso que es valiente, gallardo y que se levanta todos los días a trabajar y a dar lo mejor sí. Además que se niega a negociar su libertad y que tiene una dignidad como muy pocos países en el mundo. Los buenos somos más. Te amo Venezuela”.

♦Luis E. Martínez / IG: @MartinVlog

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