Este 27 de junio, el Día del Periodista en Venezuela se conmemora en medio de un proceso de deterioro del orden constitucional del país, cuyos efectos han tocado todas las esferas de la vida social. El ejercicio de la comunicación en el contexto venezolano implica enfrentar distintos mecanismos de censura, violencia y amenazas al oficio.

Los datos recientes que ha recabado el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) indican que entre el 31 de marzo y el 24 de junio de 2017, 376 trabajadores de los medios han sido agredidos en 238 casos documentados por el propio SNTP. En la cobertura de manifestaciones se registran 170 casos de agresiones contra periodistas por parte de las fuerzas de seguridad y se han producido 33 detenciones arbitrarias contra miembros del gremio.

En tanto, reportes del Instituto Prensa y Sociedad Venezuela alertan sobre el cierre indiscriminado de espacios informativos y de opinión así como de medios radioeléctricos urbanos y rurales que se han producido en este 2017.

Los resultados del monitoreo de esta organización muestran que la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) ha sacado del aire, bajo un patrón de opacidad, al menos 41 emisoras radioeléctricas y un canal de servicio público, en siete estados del país con gobiernos oficialistas. Más de la mitad de esos cierres se han producido luego del 1 de abril, fecha en la que comenzó el movimiento de protesta ciudadana en contra del gobierno de Nicolás Maduro.

Ante el cerco institucional al periodismo y la exigencia ciudadana de la información urgente de la coyuntura política, los medios digitales se han convertido en una herramienta emergente y de emergencia para atender esas necesidades. Este panorama también mueve a trabajar y pensar sobre el oficio, sobre esa realidad en la que se desarrolla y los retos que afronta la labor de comunicación en Venezuela.

Precisamente, para indagar un poco en las implicaciones de la tarea de comunicar hoy en Venezuela, conversamos con el profesor Marcelino Bisbal, ex director de la Escuela de Comunicación de la UCV y director de la revista Comunicación.

Ante las particularidades de la realidad actual, ¿El periodismo tiene que ser militante?

“Seguramente si estuviera en la calle o en la sala de redacción de cualquiera de los medios, mi respuesta sería un poco distinta, pero creo que el periodismo no tiene por qué ser militante. Si hiciéramos un periodismo militante estaríamos cayendo exactamente en la misma práctica que hacen hoy en Venezuela los periodistas, algunos de ellos muy buenos que fueron mis discípulos en la UCV, y que hoy están del lado gubernamental. Y digo que no tiene que ser militante porque es tal el cúmulo de cosas que han venido pasando en el país y que no se pueden ocultar, que sin hacer periodismo militante, con el simple hecho de ponerlas al descubierto, el simple hecho de investigarlas, de interpretarlas es más que suficiente para que el público en general pueda percatarse de lo que esto significa y hacia dónde nos conduce este proceso. Si haces un periodismo honesto, de investigación, crítico, más allá del periodismo de información propiamente dicho, creo que estás militando con el buen periodismo y poniendo al descubierto las cosas que realmente están sucediendo».

¿El periodismo hoy, más que a la imparcialidad, tiene que apostar a la transparencia?

«Sí, por supuesto. La imparcialidad como tal no existe, eso es un poco el concepto del llamado periodismo objetivo: tú narras el hecho tal cual es y no tomas partido, no fijas interpretación. Creo que la objetividad no existe, de ninguna manera. Evidentemente hay una subjetividad, pero esa subjetividad se muestra en la importancia que le das al hecho, cómo lo desglosas, cómo lo resemantizas y cómo lo presentas. Pero eso es muy distinto a tomar partido».

Para el docente, el cerco que han tenido los medios tradicionales en Venezuela ha llevado a que los profesionales de la comunicación se vuelquen hacia los nuevos medios. Sin embargo, se hizo con unas características particulares.

“Ha sido un proceso de migración que no evolucionó. Si analizas cómo se dio en gran parte del planeta el proceso de migración de los medios convencionales hacia los nuevos medios, fue un proceso lento que obligó a los periodistas a formarse, entre comillas, en estos nuevos soportes que son distintos y tienen características muy particulares. Ahí hubo un proceso de evolución natural. Nosotros no, nosotros tuvimos que saltar inmediatamente producto del contexto sociopolítico que vive el país. Eso ha hecho que en estos nuevos medios se hayan cometido muchas equivocaciones y muchos errores. ¿En qué sentido? Tú ves algunos portales digitales que son casi una copia al carbón de los medios tradicionales, como la prensa”.

Esto también produjo que el ciudadano centrara su interés en los nuevos medios, descubriera que una información, por pequeña que fuera, circulaba de manera inmediata y comenzara a asumir el rol de difusor. Bisbal aclara que eso no es periodismo.

“Lo que se está haciendo allí es transmitir información sin verificar la fuente, sin verificar absolutamente nada y se transmite inmediatamente; mientras que el periodista, que se supone que tiene más formación, maneja un criterio periodístico, verifica la veracidad de la información. Todo esto ha sido un pasticho de tal naturaleza, pero es la realidad que nos está tocando vivir. Creo que no ha sido mala y lo digo porque hemos aprendido por ensayo y error”.

El doctor en comunicación también reflexiona sobre las políticas comunicacionales que ha desarrollado el gobierno venezolano desde 1999 y los efectos que han tenido.

“Si en algo este proceso político en estos 17 años ha sido realmente efectivo ha sido en el tema comunicacional. Así como han sido muy ineficientes, incapaces con el diseño de políticas públicas, cuando estudias el mundo comunicacional desde que Chávez se monta en el poder, ves cómo fueron diseñando unas determinadas políticas de comunicación que ejercieron un control político gubernamental sobre el tema de los medios de forma realmente eficiente. Chávez ya antes de su muerte vio que había que abordar el mundo digital, porque él o su equipo de asesores detectaron que por allí se les estaba escapando muchísima información. El papel que ha jugado Conatel en relación con el tema digital va en esa misma línea. Ellos han visto que se escapa muchísima información que llega a sectores muy determinantes en la vida de este país. No tenemos idea de los niveles de control y de espionaje que hay desde Conatel y desde la Cantv. Víctor Suárez y William Peña, creadores de la página Inside Telecom, hasta hace menos de un año llegaron a contabilizar, entre marzo de 2014 y hasta marzo de 2015, más de 1.600 páginas web totalmente intervenidas».

En medio de toda esta realidad, ¿cuál cree que es el reto del periodismo?

«Tal como están las cosas, los medios tradicionales no son medios que hay que dejar de lado o que hay que abandonar. Todavía ocupan un espacio en el consumo cultural del venezolano. El que se mantiene en esos medios tradicionales, creo que tiene el reto de aprender a decir las cosas sin decirlas pero diciéndolas, un poco lo que aprendieron los chilenos o los argentinos en su momento. También habría que pensar cómo hacer que ese periodismo que se está haciendo hoy por muchachos muy jóvenes y bien formados llegue no solamente a ciertos y determinados sectores sino que vaya mucho más allá. Ese reto que introducen las redes sociales y lo que se pueden hacer con ellas tiene que ser trabajado y pensado y creo que las academias no lo están haciendo».