Asombra el descaro dictatorial de Maduro cuando exige a las empresas públicas que, con nómina en mano, obliguen a sus trabajadores a votar por la fraudulenta ANC, obligarlos a violar la Constitución y coaccionarlos con el despido y con el “carné de la patria”. Esto añadido al casi centenar de muertos en la represión de las protestas y al criminal asalto al Palacio Legislativo por bandas gubernamentales el día de la Independencia, muestran que la Constituyente no es una llamada al diálogo sino a la guerra para acabar con todo lo que se opone al Régimen.
Conscientes del desastre y repudio nacional, han empezado una campaña con la mentira básica de que el país está en la miseria porque la Constitución de 1999 impide al Régimen resolver los problemas, cuando la verdad es que no hay soluciones, ni diálogo político, económico y social porque la ineptitud y corrupción del Régimen se oponen y quieren perpetuarse con su modelo destructivo. La ANC es para anular toda institución e incluso la Constitución que se opone a la dictadura.
Afortunadamente la gran mayoría de los venezolanos está clara y no quiere ir a votar el día 30 de julio. De ahí la desvergonzada propaganda y coacción. A los venezolanos que quieren expresar su desacuerdo con su voto libre, universal y secreto, un CNE servil les ha cerrado el paso violando la Constitución.
Por eso es que hay que celebrar la iniciativa de la sociedad civil democrática y la convocatoria de la Asamblea Nacional el próximo domingo 16 a una Consulta Popular para que la muchedumbre descontenta manifieste su repudio a la fraudulenta (convocada por quien no lo puede hacer) Asamblea Constituyente y exija la restauración de la democracia.
Por supuesto, el Régimen pondrá todos los obstáculos para confundir e impedir el día 16 la libre manifestación de la voluntad democrática en las tres preguntas formuladas. Sin embargo, es necesario que la gran mayoría manifieste su voluntad contraria a la dictadura y que las multitudes se desborden en las colas para exigir democracia.
Hay que demostrar que un solo día de votación no fue suficiente para todos los millones que quieren libremente enfrentar el atropello de la ANC fraudulenta del día 30.
La privación de libertad de Leopoldo López. El Régimen tiene obligación de restituir su libertad a varios cientos de presos políticos y a Leopoldo. Aun después de su traslado de la cárcel de Ramo Verde a su casa, Leopoldo sigue siendo un preso del Régimen. Celebramos que disfrute de su familia y agradecemos a quienes han presionado para lograrlo, pero los demócratas exigimos la libertad plena para él y para todos, así como el regreso de los exiliados.
Cualquiera que sea la maniobra gubernamental o su interés de usar esta medida para dividir y debilitar la avalancha democrática en la ConsultaPopular del próximo domingo, lo fundamental es que esta decisión revela la debilidad del gobierno, sus enfrentamientos internos y el avance de las imprescindibles presiones internacionales a favor de nuestra democracia.
La celebración del abrazo de Leopoldo con su familia nos lleva a seguir presionando y a poner mayor empeño en la Consulta Popular y en la libertad para todos.
Diálogo y negociación. Sin duda la salida de la dictadura y la reconstrucción democrática van a requerir una negociación facilitada y acompañada por naciones y organismos internacionales. Hay importantes movimientos en este sentido. También el Vaticano ha sido invitado a ello y está deseoso de contribuir al rescate de la democracia, la justicia, el desarrollo y la paz en Venezuela; pero no quiere ser utilizado para desalentar la protesta democrática, ni para enfriar la Consulta Popular del domingo.
La Iglesia desde el primer momento rechazó claramente el fraude de la ANC. Ante la maniobra sistemática de presentar a la Iglesia venezolana dividida del Papa, juntos en Roma dijeron que “La Santa Sede, sólo tomará parte en una nueva iniciativa de diálogo, siempre y cuando el gobierno cumpla con las cuatro condiciones ya expresadas en la carta del Cardenal Parolín a inicios de diciembre de 2016, es decir: la apertura de un canal humanitario que permita hacer ingresar al país alimentos y medicamentos, la presentación de un cronograma general de elecciones, el respeto a la autonomía de la Asamblea Nacional y, la liberación de los detenidos por causas políticas”.
La Iglesia unida está dispuesta a poner todo su esfuerzo en las negociaciones para salir de este infierno. Por eso la Conferencia Episcopal rechazó la fraudulenta Constituyente y esta semana en carta directa al Presidente Maduro le pide “retirar la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente”, y cumplir con los cuatro acuerdos básicos recogidos en la carta vaticana del cardenal Parolín.
Pide reconocer la “autonomía de todos los poderes públicos y trabajar conjuntamente con ellos, particularmente con la Asamblea Nacional y la Fiscalía General de la República”. Justamente para eliminarlos el Régimen ha convocado a la ANC, y los demócratas tenemos la obligación de defender la Constitución, acudir multitudinariamente a la Consulta Popular e ir preparando un gobierno de unidad y transición democrática para elecciones libres y reconstrucción nacional.