Gustavo Longo: Existe un divorcio entre la gestión pública y las necesidades de la gente
Diajanida Hernández
Con el objetivo de ampliar las herramientas y los conocimientos de los alumnos del programa de Gobernabilidad del Centro de Estudios Políticos (CEP) de la UCAB, el 15 y 16 de septiembre se llevó a cabo en el Auditorio de la Antigua Biblioteca de esta casa de estudios la conferencia “Nuevas herramientas para la gestión pública y política”, en la que los estudiantes pudieron escuchar y conversar con distintos especialistas del área, entre los que se encontraba el reconocido profesor de la Universidad de La Plata (Argentina), Gustavo Longo, quien dictó la clase magistral “Análisis de coyuntura y complejidad de la gestión pública”.
El profesor Longo, experto en el tema de la gestión pública, es contador público, magister en Evaluación de Proyectos y tesista doctoral de la Universidad Complutense en el área de política, gobierno y gestión pública. Además, es consultor en programas del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo.
Durante dos días, Longo estuvo ofreciendo sus conocimientos y experiencia en el ámbito de la gestión en el sector estatal abordando temas como la relación entre política, Estado, la gestión y el gobierno; las herramientas que pueden mejorar la idea de un Estado con más capacidad, que tienen que ver con la política y el aparato estatal; la planificación y el análisis de problemas con más carga metodológica, es decir, la relación entre la ciencia y la política, con experiencias y casos prácticos.
El Ucabista conversó con el invitado internacional sobre el contenido de la clase, algunas ideas que ha ido decantado de sus investigaciones y la experiencia obtenida en el ejercicio profesional.
¿Cuáles son los casos prácticos presentes en su clase y por qué están incluidos?
«En términos de lo que es la relación entre la política, el Estado y los gobiernos hablamos de la experiencia de Argentina en el 2001, que quizás se asemeja mucho a la problemática de otros países y podríamos conversar lateralmente sobre la Venezuela de hoy. Esa experiencia es muy rica a pesar de que fue muy dramática. Es muy rica en lo que deja como aprendizaje respecto a la institucionalidad y, fundamentalmente, a la relación entre el gobierno, el Estado y la gente, que es otro factor que no aparece tanto en los libros clásicos sobre lo que es el Estado y que hoy en el siglo XXI está muy presente y es un elemento, un actor claramente importante en todo lo que tiene que ver con la gestión del Estado. En líneas generales, esa experiencia es muy buena. Después trabajamos con los procesos de reforma del Estado, impulsados por distintos organismos multilaterales y algunos casos puntuales que tienen que ver con organizaciones o con políticas específicas, caso salud o casos como educación en otros países».
Hay cuatro puntos que usted resalta en el eje del modelo de gestión ideal: planificación, innovación, participación y formación. ¿Podría explicarnos el engranaje de esos cuatro puntos?
«La planificación la tomo no como un proceso estrictamente metodológico y tampoco desde una visión normativa de la planificación, tiene más que ver con el análisis de la problemática, con la capacidad de procesar problemas y sobre la base de esa capacidad de procesar problemas desarrollar mecanismos que nos permitan por lo menos establecer grandes objetivos, líneas de acción concretas y, sobre todo, elementos que nos permitan seguir en ese tránsito. Es decir, no vamos a la enseñanza de una metodología de la planificación específica».
«Respecto a la innovación, hoy tiene mucho que ver con la complejidad en la cual se lleva adelante la gestión pública, no tanto con la capacidad de desarrollar nuevas tecnologías o nuevas técnicas sino con entender, desde el punto de vista de la innovación, la importancia que tienen, por ejemplo, los nuevos medios de comunicación, las redes sociales, el concepto de cambio permanente y la participación muy activa de la gente. Se trata de innovar más en la forma de relacionarse».
«En términos de formación, entendemos que hay una capacitación que tiene que mucho que ver con la propia ciencia, con el aprendizaje universitario, en este caso con los diplomados, pero también tiene que agregarse la capacidad de entender y de relacionarse con el medio en el cual se lleva adelante la gestión y ahí aparecen nuevas problemáticas».
«La participación la entendemos más en términos de cómo se generan espacios que sean realmente efectivos. La participación ha sido un elemento muy trabajado en los procesos de reforma del Estado pero los espacios que se han generado en cuanto a la participación son muy formales, o sea, no terminan de ser mecanismos efectivos para lograr mejoras en la gestión y mejoras en quienes están participando, o en los sectores que están representados por esa gente en los ámbitos de participación. Es decir, estamos entendiendo que hay una necesidad de trabajar un nuevo modelo en términos de la política, de la gestión del Estado, si bien los títulos son los mismos ha cambiado mucho el entorno y es mucho más complejo el ámbito en el cual se desarrolla una gestión y es ahí donde intentamos intervenir.
Uno de los grandes problemas que se identifican en la gestión pública es el divorcio de las necesidades de la gente. ¿Dónde cree que surge ese divorcio? ¿Está en la formación, que le hace falta estar más cercana del ejercicio real de la profesión? ¿O son vicios que se arrastran por la misma estructura del Estado, por su funcionamiento?
«Hay una relación no resuelta entre la política y la, llamémosle para generalizar, la ciencia. La política se basa mucho en la intuición, se basa mucho en entender que esto tiene que ver con el arte de gobernar y la ciencia utiliza otros métodos para estudiar determinadas cosas. La gestión pública es un ámbito muy difícil de abordar desde la mirada de una sola disciplina. En la formación de los nuevos dirigentes que pasan por la universidad trabajando estos temas tiene que aparecer esta visión de que la gestión pública es un problema de tipo transversal, que no puede ser abordado ni desde una visión económica ni desde la visión de un médico, ni un abogado o un especialista en educación».
«El tema de la gestión pública es como una nueva ciencia que exige una mirada no interdisciplinaria sino transdisciplinaria y ahí es donde está uno de los secretos de ese divorcio. Es decir, la política tendrá que entender que no solo se gobierna desde el punto de vista del arte, y quienes forman parte de los ámbitos más técnicos del Estado tienen que entender que tampoco se puede comprender un problema de la gente desde la mirada de una sola disciplina».
En Venezuela es sensible el punto de la planificación. El Estado está sumamente burocratizado, es enorme, con un gran gasto, no hay datos o índices concretos emanados del Banco Central de Venezuela, entre otras variables. ¿Podríamos ahondar en la importancia de la planificación en la gestión pública?
«No quiero cometer el error de hablar de Venezuela porque no conozco en detalle la situación real del aparato estatal y la ejecución presupuestaria. Así que voy a hablar de forma muy general. En sí, la planificación presupuestaria y el manejo de un aparato estatal que puede estar muy burocratizado también es uno de los indicadores de cómo se ha abordado el estudio del Estado y las reformas que se han intentado hacer en el mismo».
«Nosotros tenemos organizaciones creadas en el siglo XIX con problemas del siglo XXI, esas organizaciones siguen iguales, lo único que ha avanzado son los problemas en cuanto a su complejidad, pero las propias organizaciones, las propias reglamentaciones y las normas que gobiernan de alguna manera esas organizaciones públicas no se han adaptado lo suficiente para entender esa nueva complejidad. Eso es un punto que tiene que ver con el aparato estatal».
«Por otro lado, está la capacidad que tiene quien accede al gobierno de poder revertir esa situación por lo que planteabas hace un minuto: sigue existiendo ese divorcio con las necesidades de la gente. Mientras exista ese divorcio entre alguien que no puede gobernar su propia organización y una organización que tampoco responde a la complejidad de los problemas de hoy, es ahí donde creo que no solo entra en juego la planificación en términos de metodología sino la capacidad de quienes gobiernan y de quienes manejan técnicamente estas organizaciones de entender los problemas».
«Como dice un colega, si definimos la planificación hoy tiene más que ver con por lo menos darnos cuenta de si nos hemos equivocado, eso sería hoy una buena planificación, es sustituir la casualidad por el arrojo, si entendemos eso me parece que estamos en un buen proceso de planificación».