Es un personaje conocido y admirado en la universidad. Suele vérsele en el edificio de Laboratorios donde funciona la Facultad de Ingeniería y da clases, pero es común topársela en cualquier área del campus de Caracas, ya sea conversando con un colega, apoyando a un estudiante u organizando una actividad académica de pregrado o postgrado.
De carácter amable y sonrisa a flor de labios, María Isabel López puede decir con orgullo que consiguió sus canas en la UCAB, porque a pesar de no haberse graduado en sus aulas aquí ha pasado más de tres décadas de su vida.
Egresada de la Universidad Simón Bolívar (USB) en el año 1980 como licenciada en Química, su hoja de vida habla de muchos logros.
Cuenta con una especialización en Informática Educativa de la USB, de la cual se graduó con honores y en donde aprendió a trabajar diseños instruccionales y diseños curriculares por computadora. En el año 2012 obtuvo un magister en Innovación y Desarrollo de competencias en la educación superior en la Universidad de Deusto, España, luego de lo cual consiguió un Doctorado en Educación en la UCAB. En ambos casos egresó summa cum laude.
Pero la labor docente de esta mujer de rostro afable comenzó mucho antes de obtener todos estos títulos, pues antes de graduarse de química se convirtió en preparadora y descubrió que enseñar a otros era su vocación.
Recién egresada de la USB, empezó a trabajar como instructora y profesora en su Alma Máter. Dos años más tarde y por recomendaciones de un amigo se postuló como profesora en la Universidad Católica Andrés Bello, para impartir clases de química en las Escuelas de Ingeniería Civil e Industrial. Dice que siempre se sintió como en casa’.
«Desde el primer momento que llegué sentí que pertenecía aquí, sin entender mucho por qué»
En formación permanente
Desde 1982 y a la fecha, María Isabel López ha trabajado como docente en todas las cátedras de química que se dictan en las Escuelas de Ingeniería Civil e Industrial; asegura que a lo largo de estos años, su metodología siempre se ha enfocado en cubrir las necesidades de sus estudiantes.
Destacados profesores de la Facultad brindaron su apoyo para fortalecer y guiar a López en la búsqueda de mejorar su enseñanza. Agradecida por las experiencias y herramientas que la universidad le ha brindado, confiesa que hasta el día de hoy se siente nerviosa cada vez que inicia un curso.
«Siempre buscaba ser mejor para mis alumnos. Yo no estudié educación, yo no estudié pedagogía y siempre me preocupaba eso: cómo hacer que otras personas entendieran lo que yo les explicaba. Así fui creciendo, la universidad me brindó todas las oportunidades que yo necesitaba para desarrollarme, para entender cuál era mi rol«
Su inquietud por la docencia la motivó a investigar y entender los procesos de aprendizaje, razón por la cual acudió a talleres del Centro de Asesoramiento y Desarrollo Humano (CADH) sobre Metacognición.
«La primera vez que yo escuché esa palabra no sabía qué era. Fui a preguntar y me dijeron: ‘bueno, vente para el taller’. Fui y muchos psicólogos me enseñaron a aprender sobre el aprendizaje y sobre cómo ayudar a los estudiantes».
En todo su proceso de formación y docencia en la Escuela de Ingeniería, la profesora se encontró con las nuevas tecnologías. Sacando provecho de esta herramienta, poco a poco descubrió los bondades de la internet y comenzó a buscar materiales didácticos sobre química. Inconforme con lo que el ciberespacio le ofrecía, López conversó con sus estudiantes sobre una nueva forma de dar clases.
«Un día, aparecen dos muchachos que trabajaban haciendo paginas web, a proponerme un programa que se llamaba Flash y a decirme que con eso se podían hacer programaciones para la química. De ahí, empezamos a hacer animaciones sencillas para los estudiantes en las que mostrábamos cómo se entrelazaban los átomos, cómo se daban las reacciones. Así fueron uniéndose cada vez más personas»
Este proyecto fue creciendo y con el apoyo de las autoridades, Lopéz creó junto a sus estudiantes la Unidad Multimedia de Ingeniería, un área que se encarga del desarrollo de recursos didácticos apoyados en las técnicas de información y comunicación para estudiantes de química y matemática de la Facultad.
Gracias a su compromiso en mejorar la forma de impartir clases, fue invitada a co-crear el Programa de Formación por Competencias de la UCAB, conjunto de estrategias educativas dirigidas a ajustar la malla curricular de los profesores de la universidad de acuerdo al nuevo plan estratégico UCAB 20-20.
«En ese momento, la entonces vicerrectora académica, Miriam Valdivieso, me pregunta si yo no quería acompañar a la profesora Ercilia Vásquez para hacer el diseño curricular del programa de formación de los profesores de la UCAB. Lo que podía ofrecer era la experiencia de alguien que no era educadora y que se había empeñado un poco en su vocación en mejorar como profesora y así empecé».
Actualmente, la profesora María Isabel López combina sus clases en las Escuelas de Ingeniería Civil e Industrial con la labor docente en la mención de Biología y Química de la Escuela de Educación. Contenta con su trabajo, siempre se sorprende del impacto que puede tener sobre sus estudiantes.
«Estoy muy feliz con mi labor. Entré en esta universidad pensando que iba a estar un par de años y ya van para 36 y no me aburro. Todavía tengo nervios cuando empieza un curso y nunca hago las cosas iguales dos veces. Uno muchas veces no tiene conciencia del alcance de lo que hace. Pero es muy importante cuando un estudiante viene a ti y encuentra una palabra de apoyo, un consejo, un regaño en el buen sentido de la palabra».
Tras casi cuatro décadas dedicadas a la universidad, María Isabel Lopéz resume lo que ha sido para ella pertenecer al cuerpo docente ucabista.
«Es mi segunda casa. No es la primera porque nací en la que estoy. Es mi casa, es el sitio en donde me he desarrollado, he tenido oportunidades, donde he reído, he llorado, donde me han abrazado personas que no conozco. Es el sitio donde aprendemos, donde compartimos, donde crecemos, donde te tropiezas y te vuelves a levantar. Más de la mitad de mi vida la he pasado aquí. El otro día en un encuentro que tuvimos los profesores, una jornada de reflexión, estábamos un grupo en una mesa de trabajo y yo les decía a los profes que hiciéramos un ejercicio de imaginación: ‘¿Qué pasaría si la universidad cerrara? ¿Qué sería de nosotros o del país si no existiera la UCAB?’ Todo el mundo se quedó callado, no porque no tuvieran nada que decir sino por el impacto. No puedo imaginar mi vida fuera de la universidad».
♦Texto y foto: María José Rodríguez
*Los docentes ucabistas que quieran formar parte de esta sección o deseen postular a alguien, pueden escribir a los correos electrónicos: [email protected] o [email protected]