Cada 27 de junio se celebra en Venezuela el Día del Periodista, instituido en 1964 por la Asociación Venezolana de Periodistas (hoy Colegio Nacional de Periodistas) para conmemorar la circulación del primer número del Correo del Orinoco -periódico fundado en 1818 por Simón Bolívar- y celebrar la labor de quienes se dedican a mantener informados a los ciudadanos.
A propósito de esta fecha, El Ucabista conversó con el periodista y docente Juan Ernesto Páez-Pumar, profesional con más de 25 años de experiencia y digno representante de esta casa de estudios.
Páez-Pumar se graduó en 1992 en la UCAB como licenciado en Comunicación Social mención Audiovisual. Desde entonces no ha dejado de ejercer la profesión que lo apasiona, como locutor radial, productor de contenidos, reportero y gerente informativo en instituciones como la Alcaldía de Vargas y el Concejo Municipal de Baruta o medios como KYS 101.5 FM, Capital 104.5 FM y Mágica 99.1 FM, entre otros.
Con ganas de volver a su alma mater, en el año 2003 comenzó su labor docente en la Escuela de Comunicación Social de la UCAB como profesor de las asignaturas Radio y Periodismo, las cuales sigue dictando hasta el día de hoy.
Desde el año 2011 es jefe de redacción del diario 2001, cargo que lo convirtió en la «segunda autoridad luego del director en el rotativo, encargado del cierre de cada edición y responsable del contenido editorial», según describe él mismo en su cuenta oficial de Linkedin.
Luego de casi tres décadas de trabajo, este periodista acumula algunas reflexiones sobre el oficio, muchas de las cuales comparte día a día con sus alumnos en clase. La primera de ellas busca hacer entender a los futuros comunicadores que las dificultades de la profesión no son exclusivas de Venezuela y que en diversos países la libertad de expresión se ve afectada por los distintos grupos de poder.
“Las cosas fáciles uno no las aprecia ni valora en cualquier circunstancia. Venezuela tiene una particularidad porque existe un gobierno que no cree en las libertades y una en la que menos cree es la libertad de expresión, no tolera la disidencia y eso lo ha demostrado. En el país hay una situación muy complicada con los periodistas. Yo siempre rescato aquella frase atribuida a George Orwell que señala que ‘el periodismo es decir algo que otro no quiere que se sepa’ y eso le va a pasar al periodista en cualquier parte del mundo. A pesar de que exista mucha libertad siempre va a haber un interés que se toque económico, social o político. Igual esa realidad la vas a afrontar aquí u en otro país. Un ejemplo es México, que es un país con aparentes libertades pero la mafia mata a los periodistas casi todos los días”.
Por esta razon, Páez-Pumar recomienda a las nuevas generaciones que evalúen su vocación profesional y que comprendan que el ejercicio de esta carrera presenta retos y riesgos que hay que afrontar todos los días. Pide desmitificar el periodismo y señala que no es un oficio de héroes.
“Lo que yo les aconsejo es que sepan bien dónde se están metiendo, que entiendan que no es fácil. En realidad ninguna profesión lo es, lo que pasa es que unos mitifican esto. El periodista no es héroe ni víctima, es un profesional que tiene unas particularidades en su desempeño que están intrínsecas en el oficio. Es como que un bombero no sepa que su profesión es peligrosa y puede morir. Entonces digamos que hoy en día el periodismo está entre esas profesiones de alto riesgo, desde moral y físico hasta económico, porque no es una de las profesiones mejor pagadas y en la condición del país más aún. Los jóvenes tienen que saber que esto les gusta de verdad, que no sea por moda, fiebre o un deseo infantil mal entendido; debe haber una vocación bien asentada en la persona y una entrega en vida, alma y corazón”.
El profesor ucabista también hace referencia a las debilidades y fortalezas de los nuevos periodistas y cómo eso ha afectado el desempeño de la profesión en el país.
“La mayor debilidad es que se sienten de paso, como un síntoma particular de inmadurez. El país no se lo están tomando muy en serio y creen que estar aquí es un por ahora. Muchas veces con eso no logran asumir unos retos, que si bien son temporales, deben ser tomados con seriedad y poniéndole todo el corazón posible. Uno en parte entiende la situación, pero si estas cosas no se manejan aquí pueden repetirse en el exterior. En otra parte un profesional debe ser mucho mejor que los que están allí para poder sobresalir, porque en cada país protegen a los suyos y eso es normal, no es algo de xenofobia ni discriminación. En cuanto a las fortalezas, yo creo que la mayor de los comunicadores venezolanos tiene que ver con sus ansias de conocimiento y las herramientas que tienen para multiplicarlo”.
A propósito de las nuevas tecnologías y el llamado «periodismo ciudadano» al que han dado paso las redes sociales, Páez-Pumar advierte que el problema es que la sociedad le dé prioridad al contenido que desarrollan los comunicadores no formados y las consecuencias que esto puede traer a la sociedad.
«Hay que tener cuidado con las redes sociales porque dan para todo, incluyendo muchas ‘fake news’ (falsas noticias), porque hay gente mal intencionada que recurre a ellas para distraer la atención, lo que uno llama popularmente un ‘peine’. El rigor periodístico debe mantenerse y eso la gente no lo entiende muy bien. El problema no es para los periodistas sino para el público que consume el material y lo asume como una verdad. Lo que hay que tratar es de hacer una labor pedagógica en el público por parte de los portales que emiten noticias más serias, aunque sabemos que eso es algo complicado. Un periodista no debe caer en el método que utilizan las personas comunes y corrientes; nosotros tenemos una formación para hacerle seguimiento a la noticia y a la información. Una de las cosas lamentables que nos ha dado la Internet es que ha ‘aburguesado’ a los periodistas. Dentro de una oficina con aire acondicionado quieren resolver todo y no hay que olvidarse que con todas las tecnologías que existen hay principios básicos que son intrínsecos al comunicador».
A pesar de esto, el profesor no pierde las esperanzas de que las condiciones en el país cambien para las nuevas generaciones de periodistas y que se le pueda dar la bienvenida a todos los profesionales de la comunicación que han emigrado a otras tierras. Por esa razón sigue en las aulas formando al talento emergente y confía en que haya razones para celebrar el Día del periodista.
«¿Mi sueño? Que volvamos a tener libertad, respeto y que no tengamos que estar todos los días pensando en los colegas que se fueron. Yo sueño con eso, con que las personas que se fueron es porque tienen alguna oportunidad y volvieron para traer conocimientos al país. Que no se vea esa sangría de talentos como la que estamos viendo ahorita».
♦Texto y foto: Lesslie Mendoza