A nombre del cuerpo de autoridades de la Universidad Católica Andrés Bello, el vicerrector académico, Gustavo Peña Torbay, envío una salutación especial de bienvenida a los profesores que hacen vida dentro de esta casa de estudios.
En el mensaje, Peña señaló que a los docentes les tocará lidiar con una situación complicada tanto en lo académico como en lo relacionado con el contexto país.
Sin embargo, los llamó a sobreponerse a las dificultades de la coyuntura y les invitó a actuar desde sus espacios de trabajo, para lograr una educación que promueva en los alumnos «una inteligencia apta para reconocer y aquilatar la complejidad de la realidad e impulse una búsqueda personal que no claudique ante una instrucción disminuida o sobre especializada».
El vicerrector académico también pidió a sus colegas profesores una «presencia activa e inspiradora» en las aulas, que se caracterice por el respeto, la comprensión, el acompañamiento, la cercanía, la firmeza y la equidad.
Finalmente, el también psicólogo exhortó a los educadores ucabistas a asumir su labor con compromiso y a «trabajar con decisión y empeño, no sea que mañana debamos llorar como niños la Educación que hoy no defendimos como adultos».
A continuación, el texto íntegro del mensaje:
TIEMPOS DIFÍCILES, TIEMPOS DE ACCIÓN
Estimados amigos,
Primeramente mi saludo y mi bienvenida al nuevo año escolar (2018/2019); al inicio de este período lectivo nos encontramos inmersos en una realidad que implica tiempos difíciles y requiere tiempos de acción.
Tiempos difíciles
En los últimos años, de manera progresiva, los estudiantes de educación media van mostrando menor dominio de los saberes que debieron lograr en el bachillerato y la primaria. En cuanto a contenidos, las asignaturas más afectadas son las trilladas matemáticas, lenguaje, física, química y biología.
Además, de manera creciente se aprecia en los alumnos de nuevo ingreso menor ubicación, falta de disciplina y escasez de compromiso. A esto se le agrega que, posiblemente como consecuencia en parte de un empleo abusivo de las nuevas tecnologías, los estudiantes leen muy poco, valoran cada vez menos los libros y escriben de un modo muy deficiente.
Al tiempo, esto se sucede en el ámbito de unas circunstancias nacionales que lucen como un combate entre posiciones enfrentadas, con militancias fundamentalistas y discursos antagónicos. En este contexto sobresale una gran polarización, la cual dificulta el logro de consensos mínimos que faciliten una pronta y segura reconciliación general.
Tiempos de acción
En cualquier circunstancia, pero mucho más en la actual coyuntura, la Educación está determinada a incidir de modo eficiente en la construcción de vidas más preparadas, reflexivas e integrales, menos sometidas al delirio vano y utilitario del consumismo, más interesadas en las consecuencias morales de sus acciones y en el ejercicio de valores como la tolerancia, la honestidad y el servicio a los otros, especialmente a los más necesitados.
Este accionar de la Educación supone promover en los alumnos un entendimiento que expanda su potencial para el aprendizaje, que facilite un actuar que esgrima la tecnología como un medio y no como un fin en sí mismo, que impulse una inteligencia apta para reconocer y aquilatar la complejidad de la realidad e impulse una búsqueda personal que no claudique ante una instrucción disminuida o sobre especializada.
Además, en nuestro contexto universitario, este enfoque debe expresarse en una práctica docente con
Presencia activa e inspiradora, sin imposición despótica
Dedicación a la tarea y cumplimiento de las obligaciones, sin afectación
Respeto y cercanía para con el otro, sin invasión de su privacidad
Comprensión y acompañamiento, sin permisividad
Firmeza y equidad, sin absolutismo
En nuestra actividad diaria como educadores no debe faltar la mano amiga, fuerte y segura, protectora y orientadora, benévola y tranquilizadora; debemos actuar de modo tan firme como sea necesario para orientar el camino tortuoso y de forma tan misericordiosa como corresponda para aceptar y aliviar las falencias y traumatismo de nuestros alumnos.
Si bien es cierto que la situación es compleja y la tarea es ardua, no lo es menos que todo parece imposible hasta que se hace (Mandela); actuando juntos y coordinados podremos superar la situación y desarrollar una formación de mayor calidad para nuestros alumnos: adelante, a trabajar con decisión y empeño, no sea que mañana debamos llorar como niños la Educación que hoy no defendimos como adultos.