Esta semana la sección #TBTUCAB (en la que se muestra una foto del pasado a la usanza de la tendencia Throwback Thursday o TBT, tan popular en redes sociales) está dedicada a la casa en la que, entre 1953 y finales de la década del 60, vivieron decenas de estudiantes de La Católica.

Desde sus inicios, la universidad se ha caracterizado por ofrecer distintos servicios no académicos que permiten al estudiante continuar con su formación. Esta residencia es un ejemplo.

Cuando la UCAB abrió sus puertas en la esquina de Jesuitas, las autoridades decidieron habilitar una edificación, a una cuadra de la universidad,  especialmente dedicada a albergar a todas aquellas alumnas que no fueran de Caracas y necesitaran dónde quedarse.

El lugar (conocido como «la Resi») era regentado por monjas  y funcionó en un principio bajo la dirección de la Institución Teresiana, aunque años después quedó a cargo de la Congregación de Nazareth. Las religiosas ofrecían la vigilancia y cuidados a las señoritas ucabistas.

La fotografía que abre esta nota es de mediados de los años 50 y permite observar a las jóvenes compartiendo en uno de los dormitorios. Las alumnas que aparecen en la imagen parecen muy cómodas mientras invierten su tiempo en las tareas propias de las señoritas de la época: a una se la ve tejiendo, a otra leyendo y a dos conversando amenamente.

Como detalle, destacan  las camas metálicas con sus sábanas de estampado de flores perfectamente tendidas.

Esta segunda imagen permite observar uno de los pasillos del lugar,  en donde en primer plano se ve a una chica hablando por un teléfono de pared, algo anticuado para los tiempos actuales pero seguramente de los más modernos para el momento.

Por la picardía con la que miran las compañeras que se asoman al fondo, pareciera que la conversación es muy interesante.

La vestimenta también resalta a la vista, por tratarse de faldas largas y blusas de cuello cerrado que muestran el estilo conservador de la época. Las zapatillas que usan las jóvenes siguen siendo tendencia en la actualidad.

 

La tercera fotografía permite apreciar a dos estudiantes charlando muy sonrientes en la oficina de la Dirección con una de las monjas encargadas.  Un detalle significativo es el teléfono de disco sobre el escritorio, aparato de comunicación que los millenials desconocen pero estuvo presente en muchos hogares hasta hace poco más de 20 años.

También resalta el ventilador de metal ubicado en el estante pegado a la pared, que seguramente refrescaba el ambiente en temporadas de calor. Las imágenes religiosas en portarretratos también se encuentran presentes, como un recordatorio de la formación católica impartida en el lugar.

Según esta imagen, el comedor de la residencia parece haber sido un lugar acogedor donde las ucabistas disfrutaban los alimentos cocinados por las monjas, quienes amablemente servían los platos del día ataviadas con sus hábitos.

Se pueden observar las pequeñas mesas con sillas acolchadas y forradas en tela de gamusa, muy al estilo estadounidense de mediados de siglo XX. El cabello corto y ondulado prevalecía en las jóvenes, lo que dice que las chicas prestaban especial atención a estos detalles.

Tal como se aprecia en esta otra foto, en la residencia las alumnas dedicaban parte de su tiempo al estudio de las materias que cursaban. En la fotografía se observa a tres muchachas muy concentradas en la discusión de un libro y el contenido de sus apuntes, escritos con tinta y en perfecta letra. 

Un detalle particular son los lentes que una de las damas sostiene en sus manos, con una montura metálica y cristales de gran tamaño muy parecidos al estilo «bohemio» actual.

 

Algo parecido se aprecia en esta otra imagen. Las tres muchachas lucen absortas en la búsqueda de conocimiento, mientras leen los libros de alguna cátedra y toman nota de las ideas importantes.

El juego de recibo de bambú y cojines floreados no es algo que haya pasado de moda, pues después de seis décadas sigue vigente en la decoración de muchas casas.

Por ser un albergue católico, las señoritas que hacían vida en él debían cumplir los rituales propios de la religión.  Esta última imagen así lo confirma, pues muestra la capilla de la residencia a donde asistían las jóvenes en búsqueda de esa conexión espiritual, muy arraigada para la época.

El altar que se observa  posee unos candelabros con velas blancas además de una imagen de la Virgen María a la que las chicas rezaban, ataviadas con velos de encaje, accesorio necesario para asistir a este lugar como símbolo de respeto y devoción.

Así de plácida e inocente transcurría la vida de las universitarias del interior del país en esta casa en la que, muchas jóvenes de las primeras generaciones ucabistas, compartieron sueños y confidencias.

Según registros documentales de la UCAB, la residencia femenina funcionó por lo menos hasta el año 1968, incluso después que la sede de la universidad se mudó del centro de Caracas a su ubicación actual en Montalbán.

 ♦Lesslie Mendoza