Saber quién es una persona y de dónde viene es parte de la vida, gracias a los acentos. De acuerdo con la Sociedad Lingüística Americana (SLA) un acento es “la manera como suenas al hablar”.
Teóricamente, las personas tienen dos tipos de acentos: el “nativo” que proviene de la manera en que un grupo de personas habla su lengua materna (determinado por dónde vive y su grupo social) y el acento “foráneo” que, como la palabra lo indica, es el resultado de aprender un nuevo idioma.
Este ultimo tipo, de acuerdo con la SLA, “sucede cuando una persona habla un idioma utilizando las reglas o sonidos de otro. Por ejemplo, si una persona tiene problemas pronunciando los sonidos de la lengua que está aprendiendo, lo más probable es que los sustituya por otros similares de su lengua materna, y esto sonaría mal, o ‘foráneo’ para los nativos del idioma”.
Los acentos son el resultado de dos procesos: uno consciente (que se puede mejorar a través de la práctica) y uno inconsciente, que es imposible controlar. Por ello, las personas no deben sentir vergüenza por tener acento. Incluso dentro del lenguaje propio hay diferentes tipos de acentos o formas de “de hacer sonidos”, por lo que es totalmente normal que cada quien tenga maneras propias de comunicarse.
De acuerdo con el artículo What does your accent say about you?, escrito por Melissa Hogenboon y publicado por la BBC, “nuestros acentos ofrecen una ventana a nuestro entorno social y a nuestras preferencias. Nuestras inclinaciones pueden ser tan duras que podrían afectar la percepción de si alguien es o no digno de nuestra confianza”.
Es aquí donde entra en juego la capacidad de cada uno para sobreponerse a los prejuicios y prestar atención a lo que la persona quiere decir. Al final, esto enriquece la personalidad.
La sociedad ha evolucionado desde el lenguaje elemental entre pocas personas, hasta uno donde todos pueden hablar con todos, en persona o por vías virtuales. Es impresionante cómo se puede viajar a cualquier parte del mundo y encontrar al menos una persona con la cual poder comunicarse.
¿Lo mejor? No importa el acento, porque lo vital es ser entendido y entender. Alyssa Perrot, de la página Shut up and go, dice que “nuestros acentos son indicadores de lo que hemos alcanzado. De nuestra ética de trabajo y el coraje para salir de la zona de confort y cometer errores”.
¿Cómo hacer para mejorar este tema? El equipo del Centro para el Desarrollo de Lenguas Extranjeras (CDLE) presenta los siguientes consejos: primero, no hay apuro, es posible lograrlo. En segundo lugar, es necesario asentar las bases del idioma (con la ayuda de escuelas o institutos). Tercero, hay que intentar practicar la fonética de la lengua y los sonidos correctos al pronunciar, para lo cual ver películas y escuchar audiolibros puede ser de gran ayuda.
El CDLE ofrece una variedad de actividades para cumplir con este propósito: clubes de conversación quincenales, el Programa de Inmersión Dual (intercambio virtual con estudiantes de universidades jesuitas en Estados Unidos), talleres dictados en inglés (How to make effective presentations, How to write a research article, entre otros), eventos culturales, cineforos, charlas y los excelentes convenios con CVA, Fyr Lois, Kaplan, Caep y Coast2Coast, que tienen beneficios para los estudiantes.
Los interesados en obtener más información sobre la oferta semestral del Centro para el Desarrollo de Lenguas Extrajeras pueden escribir al correo a [email protected]. También pueden acercarse a su oficina, ubicada en Módulo 1, piso 5, del edificio de aulas, o llamar al 0212- 4074111.
Su cuenta en redes sociales es @CDLE_UCAB (Twitter e Instagram)
♦Grace Lafontant/Pasante del CDLE
*Este artículo está disponible en inglés. Para leerlo, solo hay que hacer clic en el enlace: Accents are part of your story