En el municipio Caroní del estado Bolívar, solo una planta de tratamiento de aguas servidas se encuentra en funcionamiento y es la de la Universidad Católica Andrés Bello Extensión Guayana.

La municipal, ubicada en Los Olivos y propiedad de la Corporación Eléctrica Nacional (CORPOELEC), actualmente está fuera de servicio debido a que fue desmantelada hace más de cinco años. Como consecuencia, parte de las aguas residuales de la ciudad de Puerto Ordaz no son tratadas adecuadamente.

El profesor Antonio Seijas, quien dicta la materia Ingeniería Sanitaria I en la escuela de Ingeniería Civil, explica que “uno de los problemas que se presentan desde hace ya cuatro años es que, debido a una falla con uno de los colectores, los desechos están siendo drenados al lago de Macagua y están cayendo los vertidos de una red cloacal”. Así, terminan contaminando los valiosos recursos hídricos que son los ríos Caroní y Orinoco.

En contraste con esta realidad  y como parte de su compromiso con el desarrollo sustentable, la universidad mantiene los estándares de tratamiento de sus aguas residuales, entendiendo que la construcción del país debe hacerse desde distintos aspectos, incluido el de la utilización responsable de los recursos.

Esto, además, enmarcado dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que establece que para el año 2030 “es necesario realizar inversiones adecuadas en infraestructura, proporcionar instalaciones sanitarias y fomentar prácticas de higiene en todos los niveles”.

En ese sentido, Seijas afirma que la planta “está haciendo el trabajo de mitigación de impacto que generamos, con la particularidad de ser una planta estándar de lodo activado, especial para sistemas municipales, y nosotros como institución, no lo somos”.

Aunque la de la UCAB Guayana es una planta pequeña de 3 litros por segundo -en comparación con la municipal, que tiene una capacidad de 600 litros por segundo- es un ejemplo del compromiso de La Católica con la ciudad y el país.

Un aula más

El profesor Antonio Seijas, quien también dicta la materia Ecología, Ambiente y Sustentabilidad (cátedra transversal para todas las carreras impartidas en la UCAB Guayana) considera beneficiosa la existencia de la planta de tratamiento de aguas servidas en el campus guayanés, no solo porque “es una manera de mitigar el impacto ambiental” de la casa de estudios, sino que, además, es una oportunidad académica invaluable.

“Para mí no es un lugar despreciable: la planta es un salón de clases (…) y la importancia que tiene dentro de la universidad es que es un punto referente para los estudiantes: ellos son nuestros difusores para preservar el ecosistema”, asevera Seijas.

De esta manera, la responsabilidad ambiental asumida por la UCAB Guayana no se acaba en acciones inmediatas, como el tratamiento de las aguas residuales, sino que busca generar un impacto a largo plazo, formando profesionales conscientes, sensibles y comprometidos con el cuidado y recuperación del ambiente.

♦Texto: Emely Silva y Karla Guzmán Rodríguez / Fotos: Archivo