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Profesores que inspiran: Rafael Mendoza

Tiene 29 años y es oriundo de Mérida, donde pasó su niñez y adolescencia y permaneció hasta culminar el bachillerato.  Luego de obtener el título de Técnico medio en Artes puras en su ciudad natal,  Rafael Mendoza decidió emprender un nuevo camino y mudarse a Caracas para estudiar en la Universidad Católica Andrés Bello.

En 2008 comenzó la carrera de Educación mención Filosofía, la cual concluyó cuatro años después. Inmediatamente cursó un postgrado en Gerencia de Proyectos, también en la UCAB, y su amor por la universidad lo hizo relacionarse con los jesuitas que hacen vida en el campus, quienes entendieron su vocación hacia los jóvenes y le hicieron una oferta a la que no pudo negarse.

Y es que desde el año 2016, este educador se desempeña como profesor de la materia Identidad, Liderazgo y Compromiso II, la cual dicta a alumnos de todas las carreras. Desde esa cátedra, afirma que busca enseñar la importancia del compromiso y la solidaridad, pero sobre todo el pensamiento crítico para la toma de decisiones.

“Cuando uno va a dar clases, muchos estudiantes creen que uno tiene miedo a que lo que uno proponga en el aula pueda ser cuestionado. Para mí no hay tanto problema con eso. Yo lo que busco es que el sujeto sea crítico y autónomo, capaz de pensar por sí mismo y preguntarse algunas cosas que planteen el fundamento de su vida. Una vez que el joven obtiene eso, yo creo que el resto está hecho. No importa la materia que des, sino su utilidad, las carreras son en función de otro pero eso significa que también tienes que estar sobrio, sereno y consciente de lo que estás haciendo con una vocación muy fuerte para nutrir tu propio ser. Si no, no tiene sentido”.

Mendoza confiesa que, como docente, ha aprendido a mantenerse en pie gracias al entusiasmo de sus alumnos en el aula de clases. Dice admirar el espíritu de lucha de muchos de ellos y cree que cada grupo es distinto.

«Yo pienso que los años cambian, pero las preguntas siguen siendo las mismas aunque la realidad sea diferente. Hay muchas ganas de luchar y de mejorar, he visto que algunos no quieren apostar por el país pero fundamentalmente no es por eso, sino porque quieren vivir y aquí no sienten que eso sea posible. Hay otros que son luchadores e insisten en quedarse. Pero todos, a fin de cuentas, tienen una energía impresionante por transformar. Yo creo que en esta universidad, por lo menos un 30% los estudiantes que he conocido tienen un sueño de emprender y cambiar. ¿Qué? No lo sé, pero tienen ese impulso y eso es muy raro en este país, sobre todo cuando todo el mundo quiere irse».

Precisamente ese espíritu transformador es el que ha podido palpar desde otro rol que le ha tocado ejercer. En 2017 se convirtió en coordinador estudiantil en la Dirección de Identidad y Misión de la universidad, y tiene a su cargo el programa PAZando, iniciativa de inmersión social a través de la cual  los jóvenes ucabistas viajan por distintos rincones de Venezuela y conviven durante una semana con personas de comunidades vulnerables.

«Tengo la certeza de que es un proyecto que aporta muchísimo y es súper loco, porque vamos, compartimos una semana y venimos, pero en ese tiempo corto cambias. Yo fui como profesor y me cambió, porque encontrarme con una realidad diferente de mi país me hizo pensar, soñar y vislumbrar de verdad un horizonte diferente. Creo que es eso lo que PAZando aporta a sus participantes, porque  permite ver una arista distinta del país y darte cuenta de que hay formas de lograr cambiar las cosas, solo que a veces no lo sabemos. Es una manera de entrelazar manos y conocer realidades».

Por eso llama a más muchachos a involucrarse en este tipo de experiencias. Insiste en que es urgente que las nuevas generaciones de profesionales se tomen en serio la posibilidad de contribuir con el otro, como única vía para lograr un mejor entorno.

«Creo que es un tema vocacional y de asumir responsablemente el país, no es como una tarea, es algo que te tiene que nacer. Es deberse a una sociedad, no estamos solos en el mundo, no solo quiero beneficios para mí. Es importante este tema porque nuestra razón de ser debe plantearse en función de servir al otro. Si obviamos ese horizonte terminamos en este desastre en donde unos pocos se quedan con mucho y al resto le da igual. Cuando eso pasa no soñamos con un país sino con nuestra propia burbuja y por ahí no va la cosa. Eso no tiene futuro».

Rafael Mendoza reconoce que las nuevas generaciones no la tienen fácil para alcanzar sus objetivos de superación, pero afirma que deben mentalizarse para construir su destino con los recursos que tienen a mano, sea dentro o fuera del país.

«El tema de los jóvenes es bastante complicado. Si vemos al muchacho de los años 80 y 90, era un chamo que podía tener todo aquí y sabía que tenía posibilidad de cumplir su sueño sin irse. El chico de ahora es un joven que si se va del país le toca hacerlo todo y si se queda también. Entonces, digamos la tarea que tienen ahora los muchachos es construir su futuro de una manera distinta. Por eso tienen que cambiar su esquema, sus paradigmas  y asumirse, algo que no es sencillo».

Después de una década en la UCAB y a pesar de la dura crisis, se muestra optimista respecto al semillero de esta institución. Confía en seguir construyendo nación desde la academia, de la mano de cientos de jóvenes que creen en una mejor Venezuela.

«La UCAB se ha caracterizado por promover un ser con tres valores: consciente, comprometido y compasivo. Haciendo eso, está sembrando árboles y cuando digo árboles me refiero a bosques, a una sociedad. Cuando uno siembra bosques no lo hace para uno sino para dos o tres generaciones que vienen después. Creo que la Católica es esa imagen, no sé si los árboles se van a quemar o qué va a pasar, pero sí sé que es el cultivo de un futuro en una perspectiva distinta. Esta universidad no solamente se centra en lo académico sino en lo social, esto tiene como fin cultivar el tema país. Es cierto que la crisis llega, pero esta universidad ha significado para mí un nicho de desarrollo y de seguir apostando al país. Porque pese a las crisis uno siente que hay como una especie de vector que te inspira a seguir cultivando las emociones y soñando Venezuela. Sí hay momentos en los que dices ‘¿será que apagamos la luz y nos vamos?’, pero aquí cada día nos motivan a seguir luchando».

♦Texto: Lesslie Mendoza/Foto: Andrea Alas

*Los docentes de la UCAB que quieran formar parte de esta sección o deseen postular a alguien, pueden escribir a los correos electrónicos: dircom@ucab.edu.ve o efcastil@ucab.edu.ve

 

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