Entre el miércoles 29 y el viernes 31 de mayo, la Universidad Católica Andrés Bello pasó revista con los especialistas de sus institutos y centros de investigación, a las consecuencias que en Venezuela ha dejado el Socialismo del siglo XXI en las últimas dos décadas, tras su instauración por Hugo Chávez a partir de 1999.
Esa ideología, una mezcolanza de corrientes de izquierda con una enorme influencia castrista, se encuentra en su declive nacional y regional en la gestión de Nicolás Maduro y ha dejado al país en un precario estado económico y social, según se desprende de todas las exposiciones.
El evento se realizó por iniciativa del Instituto de Investigaciones Históricas “P. Hermann González Oropeza, s.j.”, que dirige el padre Carlos Rodríguez Souquet.
Durante tres días se congregó el pensamiento y reflexiones de 27 expertos en diversas áreas, adscritos al Centro de Derechos Humanos (CDH), Centro de Investigación de la Comunicación (CIC), Centro de Investigación y Desarrollo de la Ingeniería (CIDI), la Dirección de Sustentabilidad Ambiental, el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES), Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) y el Centro de Investigación y Formación Humanística (CIFH).
Las conferencias inaugural y de clausura estuvieron a cargo del reverendo padre Francisco José Virtuoso, s.j., rector de la UCAB, y del historiador y profesor emérito de la UCAB, Elías Pino Iturrieta.
El investigador del IIH, Tomás Straka, anunció al cierre de las actividades que las ponencias serán recogidas en un libro de próxima publicación.
“Estos tres días nos permitieron ver un panorama que pudo haber sido duro, porque es encontrarse con un espejo que nos regresa una imagen de Venezuela como un país destruido; las ponencias nos recordaron que hay un desmantelamiento sistemático. Ese libro creo que va a ser una obra de referencia cuya consulta será obligatoria. Pudimos ver todo lo que se produce en la UCAB sobre cosas de las que, quizás, no teníamos una idea clara”, comentó Straka.
“El libro mismo y estas jornadas son un balance que espero pueda significar para la UCAB y para la sociedad venezolana ese aporte que se hace para arrancar de nuevo. No es borrón y cuenta nueva, pero el balance va a permitir sentar las bases de una nueva república, volver a armar lo que se ha desmantelado, ojalá que para hacerlo mejor”, añadió Straka.
El chavismo como un experimento original
El rector Virtuoso, como politólogo, presentó en la jornada inaugural una exposición que se paseó en detalle por toda la evolución ideológica del chavismo y sus ajustes producto de las demandas electorales de 2006 y 2007, cuando la “democracia participativa y protagónica se transforma en democracia Revolucionaria, Protagónica y Socialista”.
Recordó que se produjo, entre 2004 y 2010, la expansión continental con mecanismos de corrupción estatal que financiaron gobiernos, partidos y movimientos políticos y que ha logrado llegar hasta el presente con “alianzas estables con China, Rusia. Irán, Turquía, Siria, de manera que fue capaz de convertir a la región en una zona de intereses geopolíticos en conflicto con los EE.UU y otras potencias aliadas”.
Virtuoso ofreció una descripción del socialismo del siglo XXI, al que le reconoció que “de unas condiciones generalizadas de apatía y distancia en relación a un sistema político desprestigiado, se pasa a una nueva condición de optimismo, de dignidad y convicción de que con la organización y movilización colectiva sería posible la construcción de un futuro mejor”.
“Chávez logró romper con el letargo, la apatía y la resignación del mundo popular”, dijo Virtuoso, quien también comentó que “el proceso político venezolano vivió igualmente las consecuencias negativas de un liderazgo unipersonal” que convirtió a la FAN “en el garante de la estabilidad” y fortaleció los controles policiales y restringió la libertad de expresión.
Otros aspectos negativos enumerados fueron el traslado a la cultura política de los conceptos de operación militar para la organización y gerencia pública y la “guerra permanente” en las relaciones sociales que solo puede resolverse con “el aniquilamiento del otro”, para lo que se sirvió de un aparato de inteligencia apoyado por Fidel Castro, que cooptó al sistema judicial.
Al socialismo del siglo XXI, el rector Virtuoso lo describió como una amalgama de “la teoría del plus valor de Marx con elementos del liberalismo económico, así como el Estado centralizador y hegemónico con la de la participación e intervención ciudadana”, que aplicó “un reforzamiento radical del poder estatal”.
Identificó cuatros ejes del socialismo del siglo XX, a saber: el desarrollismo democrático regional, la economía de equivalencias, la democracia participativa y el protagonismo de las organizaciones de base.
“En el chavismo hay una conciencia especial de proyección del socialismo, en donde se funde la experiencia cubana y la pretensión de crear un nuevo espacio geopolítico en América Latina en contraposición a la influencia de EE.UU, en donde se conjuga rentismo petrolero y capitalismo de Estado (a la vieja usanza) con Estado socialista, populismo radical y clientelar, con autoritarismo competitivo y poder popular”.
Recordó Virtuoso que Hugo Chávez “siempre entendió que su experimento era original, sintiéndose en libertad para crear su propia versión de lo que entendía era el socialismo”.
Sobre la ideología chavista como franquicia latinoamericana, el rector de la UCAB señaló: “en la práctica, socialismo del siglo XXI significó en cada uno de los países de América latina, cuyos presidentes asumieron este eslogan para su gestión, modelos sociales y políticos muy diversos, marcados por la impronta personal de cada uno de sus promotores”.
Desmantelados y sin relato
En la sesión de clausura, la tarde del viernes 31, el profesor Elías Pino Iturrieta, en su disertación de 40 minutos, comentó “las falencias del análisis de los problemas que padece Venezuela en la actualidad” en la conferencia titulada: “Una república desmantelada y sin relato”, que dedicó al padre José Del Rey, s.j., exdirector del IIH.
En sus reflexiones sobre la república y el republicanismo, ofreció detalles de los debates y la evolución del pensamiento venezolano que cimentó la república que conocimos desde la Independencia hasta finales del siglo XX.
Destacó que el chavismo se empeñó en “borrar de la faz de Venezuela” la libertad y la democracia y, de forma planificada, ha ido borrando la memoria nacional para sustituirla por un nuevo relato, para lo que muy bien le sirve, desde 2007, el Centro Nacional de la Historia (CNH), que calificó como “una institución más coherente y atrevida en el plan de cambiar los recuerdos de los venezolanos”.
“El CNH cumple el cometido de demostrar que por fin se llegó a una república hecha y derecha porque las anteriores fueron un fraude y de formar a los discípulos del nuevo republicanismo, que llama a las puertas de la patria después del desfile de fracasos que ha sido la vida venezolana”.
Pino argumentó sobre la necesidad de conocer la historia nacional -“en la manera de reaccionar de nuestros abuelos y nuestros padres”- para encontrar en ella las respuestas para el futuro.
“No podremos soldar el rompecabezas venezolano con aferrarnos solamente a los esenciales principios de la libertad y la democracia sin saber cómo llegaron hasta nosotros y cómo se aclimataron a través de las épocas”.
Al final de su exposición, Elías Pino formuló un fuerte llamado de atención a los dirigentes políticos de la generación de 2007 y la carencia de relato propio. Sin ambages dijo sobre ellos que “pueden ser demócratas y probablemente libertadores, pero republicanos conscientes, jamás”.
“Cómo hemos descuidado desde la otra orilla una referencia tan inflada por la hegemonía reinante, tan socorrida y tan importante para que las luchas no dependan solamente de la precariedad del presentismo, de la rudimentaria y endeble idea de que el comienzo de la lucha por la libertad y la democracia solo encuentra el pistoletazo en la partida de nacimiento de quienes la dirigen en nuestros días”, dijo en la conferencia.
Elías Pino Iturrieta mencionó al final de su exposición que se suele decir que la actual dirigencia política venezolana no tiene historia, “para machacar la inexistencia de antecedentes turbios en las figuras que se presentan a la consideración de la sociedad, pero el hecho de que no tienen historia no les permite ignorar la que hicieron sus antepasados. Tienen la obligación de saber con necesaria propiedad de los asuntos que nos mueven y conmueven no son hechura del presente sino fragmentos de una evolución”.
En conversación con El Ucabista, amplió los argumentos de su crítica y señaló que los dirigentes políticos del presente “creen que Venezuela nació cuando ellos nacieron y que todo empezará como consecuencia de sus obras y sus producciones, cuando lamentablemente es todo lo contrario”.
¿Con qué propósito formuló esta crítica pública a la dirigencia política que asciende?
«Es un llamado de atención para que se den cuenta. Yo creo que ellos son los protagonistas, no hay que desplazarlos, tenemos que agarrarnos a ese salvavidas; ellos tienen con qué, tienen el músculo, pero el problema no es de músculo sino de espejo retrovisor, ¡están manejando sin espejo retrovisor y así no van a ninguna parte! Eso es ignorancia y superficialidad».
Precisamente, una de las afirmaciones de Henrique Capriles en sus campañas de 2012 y 2013 era que Venezuela tenía “más futuro que pasado”.
«¡Esa es la tragedia!¡La superficialidad! El chavismo monta un proyecto que arranca en Guaicaipuro y termina en Chávez. ¿Dónde arranca el nuestro? ¿En Capriles y Guaidó? Ni siquiera en Copei y AD, porque los echamos al basurero. Es tan tonto nuestro entendimiento del pasado reciente que llegamos a decir que antes, en la época de la democracia representativa, éramos felices y no lo sabíamos. Eso no es cierto en absoluto. Aquellos polvos trajeron estos lodos y tenemos que meternos con los polvos, pero para descubrir no solo que fueron polvos sino otra cosa mucho más importante: mucha riqueza, en relación con el tema primordial que es la república y el republicanismo. Aquí en Venezuela nadie se ha planteado esa situación, aquí el problema no está en la dictadura y la democracia, aquí el problema está en la manera de convivir y la manera de convivir es republicana porque esa fue la que decidimos nosotros desde el nacimiento hasta el día de hoy».
Como política de Estado ¿qué debería hacerse para corregir las fallas del relato que usted advirtió en su exposición?
«Como política de Estado se tiene que hacer lo que se hizo en 1928 y 1830: mirarse en la precariedad. Señores, esto no puede seguir, tenemos que romper y salir del agujero y pensar desde el agujero. Cuando Venezuela piensa desde el agujero es que no hay comida, los propietarios están quebrados, se acabaron las esclavitudes, no hay comercio, desapareció la bonanza comercial, entonces, comienzan a pensar en serio y a tocar tierra, y eso los lleva a crear esa maravillosa república liberal de 1830. Mutatis mutandis, es lo que hay que hacer ahora. No creo que se esté pensando desde el agujero, o quizás se esté pensando que lo que se mira y se otea es lo correcto porque ellos hicieron el agujero, pero ese agujero no tiene escalera que no sea una muy antigua, que nos enseñe y que aprendan ellos a subir los peldaños».
♦Texto: Elvia Gómez/Fotos: Manuel Sardá