Este 21 de noviembre se conmemora el Día del Estudiante Universitario en medio de una fuerte coyuntura política, social y económica que, sin duda, condiciona la celebración de esta fecha. Deserción de alumnos y profesores, carencia de servicios y dificultades académicas son algunas de las razones.
A propósito de la conmemoración, Génesis Oliva, consejera universitaria de la UCAB, prestó su testimonio para dejar en claro los retos que enmarcan la lucha del estudiante universitario en la Venezuela de hoy en día.
Estudiante del décimo semestre de Comunicación Social, Oliva ha sabido compaginar su formación académica con sus labores como miembro del Movimiento Estudiantil (ME) ucabista.
La joven de 22 años hizo alusión, entre otras cosas, a la valentía del estudiante que, pese a las dificultades, sigue firme en su afán de sacar adelante una carrera universitaria. También dio detalles de cómo, en su opinión, los estudiantes de las universidades privadas no son ajenos a la realidad país y trabajan por la democracia y la superación de la crisis.
¿Cómo debe llevar el estudiante universitario la lucha por la democracia?
«Esta generación de estudiantes venezolanos y la que viene van a tener selladas en sus medallas la lucha constante por un espacio que hemos perdido en nuestro país pero que la Universidad, mediante distintas actividades, ha intentado rescatar con el apoyo que le brinda a sus alumnos. La democracia es parte de un país en el cual existe la libertad de expresión y la alternancia en el poder, cosas que nuestra generación no ha tenido en el país mas sí en la UCAB; esto es algo de lo que tenemos que aprender para poder llevarlo hacia afuera. Debemos tener la democracia como principio y valor fundamental para, en un futuro, enfrentarnos al ámbito laboral».
¿Qué diferencia la lucha de los estudiantes de hoy con la de los estudiantes del pasado?
«La crisis actual es más grave cada año en muchos aspectos, sobre todo en lo económico, político y social. Nos ha sensibilizado a tal punto que ha sido necesario buscar distintos mecanismos de apoyo económico para ayudar a nuestros compañeros de clase, para que estos puedan continuar formándose y que, a la larga, sean profesionales que aporten en el desarrollo del país. Además, creo que los estudiantes venezolanos hemos participado de muchas maneras en la escena política y hemos influido de una forma más directa en la misma. A nivel social, dependiendo de las diferentes especialidades en las que nos podamos formar en nuestra carrera, y gracias a las actividades extracurriculares que muchas personas -incluyéndome- realizan, hemos podido atender ciertas necesidades de la sociedad. Se nos ha permitido formar parte de foros y otros tipos de encuentros gracias a los cuales se ha podido escuchar nuestra opinión. A diferencia del estudiante del pasado, el de hoy está más comprometido con el país y su desarrollo, cuenta con un conocimiento más amplio de la realidad que lo aqueja».
¿Por qué ha cambiado la mentalidad del estudiante de hoy en comparación con los del pasado?
«Por la misma crisis. Creo que ahora hay muchas mentes más abiertas. El mundo avanza y nosotros estamos siendo afectados por una situación que limita nuestra vida universitaria y nuestro desarrollo. Hoy por hoy pensamos distinto y actuamos distinto, tenemos otro criterio debido a lo que hemos vivido».
¿Cómo hacer para que esta lucha tenga resultados positivos?
«Hay algo que nunca se le podrá quitar a un ser humano, independientemente de la situación en la que se encuentre, la educación. Si los venezolanos seguimos apostando por la educación, tendremos como aliado al peor enemigo de una tiranía como la que tenemos. Es un arma que no nos pueden quitar, porque no mata a nadie. Esta nos hace mucho más fuertes y nos da el criterio para poder salir adelante con el pie derecho y lograr la construcción de un país como lo queremos. Eso es uno de los valores principales que nos transmite nuestra universidad, el de un compromiso y excelencia con el cual podamos crecer y aportarle algo al país».
Como consejera universitaria y activista política, ¿qué haces para ayudar a conseguir los resultados que mencionas?
«Desde que tomé la decisión de trabajar en la representación estudiantil he llegado a donde estoy gracias a que he conocido a muchas personas que viven una realidad completamente distinta a la mía. Debí poner en una balanza cuál es mi realidad y cuál es la del otro venezolano, es de esta manera que pude ver cómo se ha ido desarrollando la crisis del país. Para mí siempre será prioridad la universidad, esta es un reflejo de lo que estamos construyendo para el país. Desde mi posición, nunca hablo mal de Venezuela, en este país nací, crecí y, si es por mí, voy a quedarme, porque este me ha enseñado cosas que nunca hubiera aprendido en otro lugar. Como representante estudiantil busco devolverle al país todo lo que me ha dado esta universidad. Creo que una cosa es estar y otra es saber aprovechar, si uno tiene estos espacios para interactuar, tanto con gente de aquí como con gente de afuera y para comunicarse con las comunidades adyacentes al territorio ucabista, uno puede adquirir una perspectiva distinta y abrir su mente. También uno puede darse cuenta de que no solo se puede trabajar en un entorno escolar o universitario, hay que trabajar por el bien común y por el desarrollo de los futuros profesionales».
¿Cómo influye la diáspora en la formación académica del estudiante?
«Siempre he dicho que las personas que nos quedamos en Venezuela, formándonos en medio de esta crisis, tenemos un objetivo mayor que el de aquel que se va. Hay que ser valiente para quedarse acá y enfrentar obstáculos como la carencia de servicios básicos como el internet, el agua y la luz o no tener profesores capaces de proveernos una formación como la de otras universidades en el extranjero. Nosotros hemos sabido salir adelante, y eso se refleja en el estudiante, ya convertido en profesional, que sale del país y se vuelve relevante. La UCAB ha demostrado esta excelencia en muchas competencias, quedando como una de las mejores universidades de Latinoamérica gracias al trabajo de sus alumnos».
Teniendo en cuenta todas las variables externas que has mencionado, ¿cómo se inserta la propia lucha de las universidades privadas en este contexto?
«Las dinámicas pueden ser distintas entre las universidades públicas, privadas y experimentales, pero estamos seguros de que hay problemas principales que exceden a la naturaleza de una institución. Estos problemas influyen irremediablemente en el desarrollo de los procesos internos de todo tipo de universidades y a todo tipo de estudiantes. Un avance logrado por el ME es que hemos sabido trabajar en conjunto, más allá de la diferencia en las dinámicas que mencionaba, en una lucha común por la recuperación de la democracia y la libertad de Venezuela. La universidad privada lucha contra una crisis económica para poder sustentarse; busca recursos en todos lados, eso me consta. Se hace para pagarle a los profesores, darle el debido mantenimiento al campus y ayudar a los estudiantes, eso es una herramienta fundamental que emplea la universidad. La UCAB apuesta mucho por el país».
¿Qué mensaje darías a los ucabistas para que se inserten en esta lucha?
«Yo no me quejo de algo que no estoy dispuesta a cambiar. Si hoy por hoy tenemos la oportunidad de estudiar en una universidad que apuesta por la excelencia y el compromiso con Venezuela, tenemos que sentirnos orgullosos. Esta universidad nos brinda una educación en valores y principios que nos sustenta y nos da herramientas para defender al país de una mejor manera. Si estamos acá en esta burbuja y aún no nos quitan las oportunidades tenemos que formarnos, pensar en ideas y desarrollar proyectos que ayuden al país. En mi caso, pienso que mientras siga teniendo compañeros de clase, hay esperanza, si hay 10.000 estudiantes en esta universidad, hay 10.000 razones para luchar por Venezuela».
♦Texto: Diego Salgado/Fotos: Manuel Sardá