Por iniciativa de la Facultad de Ingeniería de la UCAB, el pasado 13 de diciembre se realizó la charla «Transformación Digital», la cual estuvo enfocada en exponer los retos que tiene la sociedad contemporánea ante la apremiante «Revolución Digital». El evento se realizó en el auditorio Guido Arnal, ubicado en el edificio de Laboratorios del campus de Montalbán.
El coloquio estuvo encabezado por el profesor Lino Clemente, ingeniero industrial egresado de la UCAB, doctor en Economía de la Universidad de Boston y consultor del Instituto Latinoamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), organización con sede en Costa Rica. Clemente es autor de varios libros relacionados con política económica, transformación digital e inclusión financiera.
A propósito de la charla, el experto venezolano concedió una entrevista a El Ucabista, en la que señaló que, a punto de comenzar la tercera década del siglo XXI, el mundo se está viendo cada vez más afectado por el impacto de la también llamada «Cuarta Revolución Industrial», razón por la cual considera menester la adaptación de universidades, trabajadores y empresarios a los cambios que la constante innovación tecnológica ya ha empezado a propiciar en todos los sectores de la sociedad.
¿Qué es la revolución digital?
«Generalmente se asocia este tema con las revoluciones industriales, pero estas se van dando en cada sector, ya que es la vinculación que existe entre las ciencias y la ingeniería a lo largo del tiempo».
¿Cómo impacta esta a la sociedad contemporánea?
«De diferentes formas, es un factor multidimensional. Nosotros como personas nos debemos a nuestra familia, a nuestra comunidad y a nuestro trabajo y las tecnologías que van permeando a los distintos niveles de la sociedad nos impactan de distintas formas. Hay ciudades en las que estos elementos se integran de una forma más cotidiana, lo que ayuda a percibir el impacto más claramente. La aparición de la telefonía móvil también es un parámetro para medir la penetración de la tecnología en la sociedad».
Con respecto a la evolución del mercado laboral. ¿Qué implica la revolución digital a futuro? Y ¿qué trabajos serán más importantes y cuáles serán desechados?
«Si bien es cierto que la ‘Cuarta Revolución Industrial’, como algunos autores la denominan, está impactando al mundo, este es muy desigual. Esto no es una realidad que todos confrontamos de la misma manera, sin embargo, uno puede anticipar que todas aquellas actividades que están vinculadas estrechamente a las ciencias van a tener una gran demanda. Los trabajos relacionados con la biología, con la computación, con la matemática, entre otros, están siendo muy demandados».
¿Qué consecuencias generará esta demanda?
«Además de permear las ciencias duras también lo hará con los nuevos modelos de negocios que se vayan generando, lo que habla de un impacto en el sector de servicios. Por lo tanto, puedo decir que habrá más demanda de ciertas especializaciones en determinados países, aquellos que se vean más influenciados por las nuevas tecnologías. Esto genera temor porque el incremento de la robotización, la implementación de sensores, entre otras innovaciones relacionadas con trabajos manuales, harán que el mercado laboral se vea más limitado. Debe haber capacidad de adaptación en las sociedades, y esto muchas veces está ligado al nivel de educación en las mismas».
¿Se atrevería a afirmar que habrá trabajos que serán desechados debido a la implementación de las nuevas tecnologías que usted menciona?
«Las soluciones son grises, no en blanco y negro. Efectivamente, existe la posibilidad de que desaparezcan ciertos empleos, pero debe haber capacidad de adaptación en la sociedad, esto incluye tanto a los individuos como a las empresas, los cuales deberán ir generando programas de educación y de reorientación hacia los empleos en los que haya mayor campo laboral. Esto es lo que hoy se llama ‘ecosistema’, que simplemente es un conjunto de organizaciones que coordinan actividades mientras los impacta la revolución industrial, deberá generar programas de apoyo en aquellas regiones o ciudades que no tengan esa capacidad de adaptarse y que, por consiguiente, tendrán un mercado laboral más reducido».
¿Cómo deben prepararse los futuros profesionales para adaptarse a este cambio?
«Hoy se están viendo nuevos medios, a través de los cuales se imparte la educación. Hay una serie de realidades que ni las instituciones que están encargadas de la capacitación ni las personas pueden considerar. Los medios audiovisuales tienen un rol distinto en la actualidad, más dinámico que el cumplían en el pasado; lo que está detrás del emprendimiento, que es presentar propuestas que permitan el desarrollo de alguna de mis actividades, hace que uno tenga que ejercitar el conocimiento en determinadas materias como, por ejemplo, el acceso a la información, el cual hace que la manera en la que uno estudia y aprende tenga como cuerpo central el ‘tratar de pensar'».
¿Es importante mantenerse informado con respecto a las constantes innovaciones tecnológicas?
«Lo que puedo averiguar mediante el uso de herramientas como Google, por citar alguna, me permite tener una mayor cobertura de las innovaciones que se van implementando y cómo prepararme para los cambios que traerán. Esta es una parte del aprendizaje que valdría la pena promocionar, para que todos los niveles de la educación se vayan adaptando. Las universidades, con la aparición de programas de capacitación masiva, nos dan acceso a la formación requerida para afrontar estos cambios, casos como el de EDX, el de Duolingo o el de Open English, son ejemplos de las diferentes formas que hay para aprender. Habrá que evaluar cómo pueden irse adaptando las instituciones educativas a los cambios, de la misma manera que nosotros lo hacemos individualmente».
¿Le parece que en Venezuela, y en Latinoamérica en general, se están tomando medidas para adaptarse a estos cambios?
«Sí, realmente hay dinámicas distintas en todos los países pero, en el caso de Centroamérica, hay muchas iniciativas en cuanto a la preparación a la que hago referencia. Se trabaja cómo las organizaciones están incorporando el modelo industrial 4.0, cómo las universidades están adaptando su metodología de formación a esta nueva realidad, cómo hemos ido cambiando nuestro patrón de uso del celular, cómo se ha ido adaptando la industria bancaria y cómo se han creado ‘ciudades inteligentes’. Independientemente del pesimismo que uno pueda sentir con respecto al caso de Venezuela, hoy por hoy cada país, en mayor o menor medida, está esforzándose por adaptarse».
¿Dice ser pesimista con respecto a la inserción de Venezuela en este contexto?
«No, lo que quiero decir es que, probablemente, muchos venezolanos perciben que no se está haciendo nada o se está haciendo muy poco. Si lo vemos en términos comparativos esa puede ser una afirmación correcta; no obstante uno puede encontrar pequeñas iniciativas de venezolanos que han desarrollado prototipos aquí en Venezuela y que están teniendo bastante éxito en el exterior, aplicando nuevas tecnologías a sus emprendimientos, y que han sido aceptados en grandes ‘incubadoras’ o ‘aceleradoras’ de negocios. El ecosistema que promueve los emprendimientos en general y en varios sectores particulares, como consecuencia de la crisis institucional que existe en Venezuela, se ha visto afectado, pero eso no necesariamente impide tener individualidades que hayan sido capaces de desarrollar pequeños prototipos que, si bien no han podido posicionar en Venezuela, sí han triunfado en otras partes del mundo».
¿Qué recomendaciones daría a la comunidad ucabista para que esté preparada para estos cambios futuros?
«Hay mucho intercambio entre las diferentes escuelas. Creo que hay que fortalecer la capacidad de interactuar y de poder hacer una introspección para saber cuáles son los potenciales reales. Al mismo tiempo habría que intensificar el contacto con los grupos de organizaciones de diferente naturaleza que están asociados al ecosistema de la universidad. Esto redundaría en beneficios para la propia institución. Hay dos elementos que son cruciales: hay que mantener vigente el compromiso de la universidad con los aportes que provee para el resto de Venezuela y hay que propiciar el trabajo entre las diferentes escuelas».
¿En qué beneficia la interacción entre las escuelas?
«Actualmente hay muchas actividades que no son propias de una sola escuela, el mundo es la interacción de todo tipo de profesionales. Hay que hacer un esfuerzo para fortalecer el intercambio entre las distintas escuelas, esto ayudaría a potenciar ideas de emprendimiento y a prepararse para una realidad inminente, en el sentido de que debemos mejorar la productividad. El ámbito legal y regulatorio tiene que irse fortaleciendo con las especificidades que las nuevas tecnologías exigen, porque, si bien traen muchos beneficios, requieren de un entorno que cumpla ciertos parámetros para poder sacar todo su potencial».